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La dirección del PP mantiene sus dudas y no refrenda las aspiraciones de Suárez y Torres

Sectores del partido reclaman que se tome alguna decisión, ya sea una lista de consenso o una apuesta de futuro.

El PP aragonés sigue a la deriva y sin rumbo fijo. La dirección nacional del partido no acaba de ver como presidente a ninguno de los dos candidatos que hasta ahora han dado el paso para asumir la presidencia y, a la vez, no quiere ser ella la que impulse una tercera vía. De esta manera, se está a la espera de que los propios dirigentes del PP aragonés faciliten una salida al atolladero en el que actualmente se encuentran. Las opciones son tres: apostar por una lista de consenso que no incomode ni a Antonio Suárez ni a Antonio Torres, ir hasta el final en un congreso de fuerte confrontación o hacer una apuesta clara por algún dirigente del partido valorando más su proyección y perfil renovador que el hecho de que tenga que contar con el visto bueno de todos.


Una vez que todas las partes tienen claro el escenario, en la dirección nacional se está a la espera de cómo reaccionan sus protagonistas. Así, si uno de los dos no quiere ceder, lo más probable es que la suerte se decante en un congreso de confrontación, aunque no se sabe con cuántas candidaturas. Si así ocurre, el resultado puede ser políticamente letal para el perdedor y sus más directos colaboradores. En este escenario, por más que oficialmente por parte de Madrid se habla de neutralidad, se tendrá muy en cuenta lo ocurrido en estas últimas semanas y Génova trasladará su apoyo hacia algún candidato concreto.


La opción de la lista de consenso es la que han reclamado insistentemente algunos dirigentes del partido. Todo dependería de la voluntad de Torres y Suárez en llegar a un acuerdo. La tensión entre ambos sectores va en aumento, por lo que el paso del tiempo también dificulta un acuerdo de integración entre todos. Fuentes del PP expresan que una cuestión es que el partido no quiera abrir una guerra y otra que tengan que contentar precisamente a todos los que han propiciado esta situación.


Y por último, está la opción de apostar por lo que sería un mirlo blanco. El problema en este punto es que los nombres que se proponen, aunque en algunos casos sí podrían suponer una renovación más real que cosmética, generan a la vez cierto rechazo entre quienes han ostentado hasta ahora el control o entre quienes aspiran a él.


De momento, todo está casi parado, ya que están esperando a que Génova diga o haga algo. Los pasos que ha dado hasta ahora son de consultas y peticiones. Ha llamado a la mayoría de diputados y senadores para que den su opinión. También ha consultado a algunos de los actuales dirigentes regionales y provinciales.


En cuanto a los candidatos que también están sobre la mesa, hay una lista considerable de nombres que (entre otros y por orden alfabético) son: José Atarés, Luis María Beamonte, Manuel Blasco, Luisa Fernanda Rudi, Eloy Suárez y Rosa Plantagenet. Además de los citados, hay un par de apuestas más arriesgadas que supondrían una cierta revolución.


En todos los casos han sido propuestos por terceras personas consultadas por la dirección nacional. Algunos ya han manifestado a Madrid que, por diferentes motivos (unos políticos, otros personales), no es su momento o que no se consideran la opción más adecuada.


Mientras este debate se está produciendo, los dos candidatos oficiales mantienen un alto ritmo de trabajo interno. Ambos creen mantener todavía opciones reales para ser presidentes. De hecho, en la última semana ha habido varias reuniones con más de cien personas del PP en las que cada parte escenifica, de puertas para dentro, su fuerza para controlar el aparato regional.


En la cena más multitudinaria que se celebró esta semana, en Zaragoza, sorprendió en los discursos que algunos dirigentes hayan intentado reconducir la situación. Solicitaron que todos los implicados actúen desde el consenso y no lleven al partido a una intensa guerra entre dos bandos. En este sentido, plantearon la necesidad de que el partido se una en torno a un proyecto común.