AGUA

La demanda de agua se acerca o incluso supera la oferta en gran parte de la cuenca del Ebro

Cuatro de las 17 juntas de explotación necesitarían más recursos de los que tienen y otras seis ya los utilizan al 75%.

Los datos de consumos y aportaciones incluidos en el documento preparatorio del nuevo Plan Hidrológico del Ebro muestran que en gran parte de la demarcación la demanda de agua se acerca a la oferta disponible o incluso la supera. Según los cálculos de la Confederación, cuatro de las 17 juntas de explotación en las que se divide la cuenca necesitarían más agua de la que tienen para atender sus necesidades y otras seis utilizan ya al menos el 75% de sus recursos hídricos.


Las subcuencas que más exprimen sus ríos son las de la margen derecha. Las de la izquierda, mucho más caudalosas, se encuentran en una situación bastante mejor, lo que permite que el nivel de utilización de los recursos del total de la demarcación se sitúe en el 58% de la aportación media del Ebro.


Ese porcentaje global de utilización de los recursos hídricos es sensiblemente superior al 40% que aparece en el actual Plan Hidrológico del Ebro, el que se redactó en 1996. El aumento de las demandas -que la CHE cifra en un 10%-, unido a la "acusada" reducción de las aportaciones -que han caído un 14% en 25 años- hacen que el balance actual sea "notablemente más ajustado" que entonces.


Ese es el panorama al que alude la Confederación cuando sostiene que el déficit estructural que sufren dos terceras partes de los regadíos de la demarcación se debe, en parte, a la escasez de recursos hídricos -ella misma reconoce que en la margen izquierda el problema es la falta de embalses-.


La CHE también se basa en estos y en otros datos cuando afirma que el nivel de regulación de la cuenca del Ebro "se acerca al límite", cuando propone revisar el listado de embalses pendientes -algo que no afecta a las principales actuaciones reclamadas por Aragón- y cuando anuncia que recortará "sustancialmente" la expansión del regadío.


Todas estas cifras e ideas aparecen reflejadas en el esquema de temas importantes que la CHE ha elaborado como paso previo a la aprobación del nuevo Plan Hidrológico del Ebro. El documento recuerda que, para hacer un balance hídrico correcto, hace falta conocer los recursos disponibles, las necesidades actuales y futuras y las restricciones previstas.


En este último capítulo se incluyen los caudales ecológicos, que con el nuevo plan de cuenca serán de obligado cumplimiento, tendrán preferencia sobre todos los usos excepto el abastecimiento y se incrementarán sensiblemente respecto a los actuales.


Un balance "provisional"


La Confederación estima que la demanda actual de la demarcación ronda los 8.025 hectómetros cúbicos (hm3) anuales, una cantidad un 10% superior a los 7.284 hm3 del plan de cuenca de 1996. En cuanto a los recursos hídricos disponibles, en la actualidad la CHE está actualizando las series históricas de aportaciones mediante un nuevo sistema. Los resultados aún son provisionales, pero los datos obtenidos se muestran "sensiblemente inferiores" a los estimados en el plan actual: 13.869 hm3 de media para los últimos 25 años y 16.195 para el periodo 1940-2005.


Según se tome como referencia la serie corta o la larga, el grado de utilización (demanda/aportaciones) de los recursos del Ebro oscila entre el 50 y el 58%, porcentaje que se ajustará aún más con la aplicación del régimen de caudales ambientales y la disminución prevista de los recursos por el cambio climático -que según los últimos estudios se situará entre el 10 y el 20%.


El documento preparatorio del futuro Plan Hidrológico del Ebro recoge también los balances hídricos de cada unas de las 17 juntas de explotación de la demarcación obtenidos mediante modelos de simulación. Estos resultados también son provisionales, pero ya puede estimarse el grado de utilización de cada subcuenca.


En buena parte de los afluentes de la margen derecha, los que más han visto reducidos sus caudales, esa relación se acerca o incluso supera el 100%. El caso extremo es el río Martín, que presenta un 45% más de demanda que de oferta disponible, pero el Huerva (120%) el Aguas Vivas (119%), los afluentes situados entre el Leza y el Huecha (100%), el Guadalope (95%), el Iregua (95%), el Matarraña (81%) y el Jalón (79%) también tienen muy poco margen de crecimiento para sus consumos y para la regulación.


En la margen izquierda el grado de utilización de los recursos es bastante inferior. La juntas de explotación con menor diferencia entre la demanda y la oferta es la del Ésera y el Noguera Ribagorzana, donde se construirá el pantano de San Salvador, con un 77%. Le sigue el sistema Gállego-Cinca, que reclama el embalse de Biscarrués y sus balsas laterales, con un 65% de uso de los recursos. La junta Aragón-Arba espera el recrecimiento de Yesa con un 57%, el Segre se sitúa en un 43% y el sistema Irati-Arga-Ega apenas alcanza el 6% a la espera de que se desarrolle el Canal de Navarra.