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La ausencia de los sindicatos desluce la movilización por la jornada continua

Más de 300 maestros se concentraron en las tres provincias convocados por un grupo de Facebook que pide «derecho a elegir».

Apenas una veintena de profesores acudió a la convocatoria de Huesca.
La ausencia de los sindicatos desluce la movilización por la jornada continua
ARáNZAZU NAVARRO

Más de 300 profesores salieron ayer a la calle para reivindicar su derecho a elegir una jornada escolar continua. La mayoría de los docentes se concentraron en Zaragoza -unos 200- y en Teruel -cerca de cien-, mientras que en Huesca, apenas se llegó a la veintena. La protesta se vio deslucida por la falta de respaldo de los sindicatos que, aunque sí abogan por el modelo horario solo por la mañana, no comparten que la medida se exija ahora y con movilizaciones. A las protestas, no obstante, acudieron afiliados a título individual.


Las movilizaciones habían sido organizadas por el grupo de Facebook 'Sí a la jornada continua en las escuelas de Aragón', integrado por más de 1.500 personas, y se celebraron en Huesca, Calatayud, Alcañiz, Teruel y Zaragoza. La más concurrida fue esta última. En la plaza de España se reunieron unos 200 profesores que, aunque no portaban pancarta ni leyeron un manifiesto, contaron a título personal sus razones a favor de la jornada continua. «He trabajado en otras ciudades y los horarios de por la mañana son más rentables pedagógicamente que las primeras de la tarde», relató Pilar Aznar Oro, maestra de Zaragoza.


Las familias se oponen a esta medida porque consideran que no beneficia al alumno, dificulta la conciliación y genera desigualdades, ya que habría que ocupar la tarde con jornadas extraescolares que son generalmente de pago.


Aznar discrepó con esto: «Para los maestros supondría unos horarios más razonables y a los padres les diría que no todos los centros tendrían la misma jornada. Podrían elegir el colegio en función del horario que más les conviniese. Hay familias que prefieren la opción que nosotros pedimos», aseguró.


La postura del Departamento de Educación ante la jornada continua es clara y, por el momento, no hay intención de modificarla. Según la normativa autonómica, deben impartirse cinco horas lectivas al día, divididas en sesiones de mañana y tarde, con un intervalo que las separe de al menos dos horas. Por la tarde, tiene que haber como mínimo hora y media de clase.


«La Administración es muy reacia, pero hay que entender que no se pide una jornada única, sino el derecho a elegir. Confiamos en que, con la presión social, acabe llevándose este asunto a la Mesa Sectorial para poder negociarlo», apuntó José Miguel Cereceda, del sindicato Anpe, que ayer participó en la protesta.

 

Ventajas en el mundo rural

Como él, en Teruel salieron a la calle cerca de un centenar de maestros, que se concentraron frente a la puerta del servicio provincial de Educación. Las reivindicaciones se centraron en pedir el horario continuado, sobre todo, para el medio rural. Los presentes comentaron que es en los pueblos donde más beneficiaría ese modelo, ya que evitaría que los padres tuvieran que hacer cuatro viajes para llevar y traer a los niños.


En Huesca, la protesta fue minoritaria. Allí y desde la experiencia habló José Jiménez: «Lo viví como un beneficio y una liberación, y entiendo que también lo sería para mis alumnos». Él fue uno de los veinte profesores que ayer se manifestaron en la plaza de Cervantes. Este andaluz, que ejerce como profesor en el CRA de Tardienta, habla con conocimiento de causa, ya que desde 4º de primaria tuvo este horario. «Ahora acabamos las clases cuando todavía están rindiendo los chicos al cien por cien y después de comer... no es lo mismo», insistió.


También Carmen Pérez, otra de las manifestantes y que pertenecía al mismo CRA, defendió la jornada continua. «Beneficia a los alumnos que pueden hacer tranquilos la digestión en su casa o seguir en el colegio con actividades más 'lait'» y defendió que también a los profesores ya que facilitaría su asistencia «a cursos de formación. Si no los que estamos en los pueblos es casi imposible porque hasta las 18.00 no llegamos a casa».