El propietario del Palacio de los Marqueses de Urríes de Ayerbe, cuya construcción data del siglo XVI, ha dado ya los primeros pasos para su remodelación, sin embargo, todavía es mucho el trabajo que queda por hacer. Así lo ha asegurado el alcalde de la localidad, Carlos Marco, quien no prevé, en principio, que dichos trabajos de rehabilitación puedan llegar a realizarse próximamente. “El dueño está realizando algunos pequeños trabajos de mejora en el exterior del inmueble, con el fin de arreglar alguno de los desconchones que hay en la fachada y evitar también que caigan cascotes a la calle, pero no vaticinamos que dé comienzo un proceso de recuperación importante”, aseguró el primer edil de esta localidad de la Hoya de Huesca.

Según explicó Marco, la parte del edificio que da a la plaza, se encuentra, en apariencia, en buen estado, sin embargo, el interior, en su opinión, sería conveniente demolerlo para volverlo a levantar. “La obra a realizar es fuerte. No se trata, sin embargo, de llegar y tirar, ya que el inmueble cuenta con elementos de patrimonio”, matizó Marco. El alcalde de la localidad oscense admite, por otra parte, que “son momentos difíciles” para plantear una obra de esta envergadura, sin embargo, mantiene la esperanza de poder llegar a un acuerdo en el futuro con el propietario del histórico inmueble. “Esperamos poder llegar a algún tipo de convenio público y privado y poder contar también con la participación del departamento de Patrimonio del Gobierno de Aragón”, aseguró Marco.

De edificio histórico a espacio público

De esta forma, el Ayuntamiento estudiaría así la cesión del edificio para fines públicos en el caso de llegar a dicho acuerdo. De momento, se mantienen a la espera de reunirse en los próximos días con el propietario, quien actualmente vive en Madrid, pero que es, en palabras del primer edil de la localidad, “hijo de la localidad y un gran devoto de su Palacio”.

El edificio, que ocupa uno de los flancos de la plaza de la localidad, comenzó su construcción en el siglo XV, para ser terminado en el siglo XVI. De su composición, resulta característico el arco de la puerta principal, sobre la cual pueden encontrarse un reloj de sol del siglo XVII, además de los dinteles que coronan las ventanas. El interior cuenta además con los restos de un patio de estilo renacentista. Fue hogar de la familia Urríes hasta el siglo XVIII y sirvió posteriormente como refugio del ejército francés durante la Guerra de la Independencia.