​La DGA pagará 230.000 euros a un paciente que perdió la mano por una negligencia médica

El TSJA censura que fuera “excluido” de la atención sanitaria pública por haber sido operado en una clínica privada.

El Tribunal Superior de Justicia de Aragón ha condenado a la DGA a abonar una indemnización de 229.771,26 euros a un hombre que sufrió la amputación de su mano derecha después de que los médicos de diferentes centros sanitarios de la provincia de Huesca que le atendieron no intentaran diagnosticar su enfermedad.


El demandante, que en el momento de los hechos tenía 37 años y que ha sido defendido por el abogado Ricardo Agoiz, de la Asociación Defensor del Paciente, fue operado el 12 de diciembre de 2008 en una clínica privada de síndrome de túnel carpiano de la muñeca derecha. Al día siguiente, debido al intenso dolor que sentía, acudió al servicio de Urgencias del hospital de Barbastro. Acudió en seis ocasiones más al hospital y al centro de salud de Graus refiriendo que los dolores le impedían dormir, que tenía la mano negra o que se le adormecía hasta que el 20 de enero fue derivado al hospital San Jorge de Huesca, donde le diagnosticaron finalmente una gangrena sistémica que obligó a amputarle la mano 15 días después.


El TSJA censura que desde su primera atención en los servicios públicos el 13 de diciembre hasta su ingreso en el San Jorge el 20 de enero los facultativos se limitaron a hacer un tratamiento sintomático, pero no le practicaron ninguna prueba, sino que “en todos los casos era remitido a la entidad privada donde le había sido practicada la operación el 12 de diciembre de 2008”. “Esta exclusión de la atención sanitaria pública por el hecho de que la causa aparentemente generadora de la enfermedad fue una intervención quirúrgica privada es inadmisible parte de los facultativos. La Administración podrá repetir, si es procedente, contra quienes sean causantes de la dolencia que atienda, pero en modo alguno viene autorizada a dejar de atender correctamente al enfermo porque la causa que se supone inicial de la enfermedad sea una y otra”, subraya.


Por último, el Tribunal Superior de Justicia asegura que si el primer día que acudió al hospital de Barbastro se hubiera intentado alcanzar un diagnóstico adecuado “la amputación se habría evitado”, y que cuando llegó al San Jorge “la mano ya era inviable”.