Cáritas abre con numerosos visitantes su mercadillo solidario

Puede visitarse hasta el domingo en el local de la peña Os Casús.

Rastrillo de Cáritas
Cáritas abre con numerosos visitantes su mercadillo solidario
Javier Sanchez

Numerosos oscenses se acercaban el jueves al rastrillo organizado por Cáritas en los locales de la peña recreativa Os Casaús, fiel a su cita en la jornada de la solidaridad de cada última semana de noviembre, que este año conmemora además el 50 aniversario de la entidad con diferentes actos.


Una actividad que durará hasta el domingo y que puede visitarse de 11.00 a 14.00 y de 17.00 a 21.00. "La llevamos organizando, realmente, todo el año, recopilando las mejores prendas de ropa y muebles que nos llegan, además de antigüedades, bisutería u objetos de plata", explica Carolina Ibarra, responsable del taller de inserción socio-laboral A todo trapo.


Esperan repetir el éxito del año pasado, en el que llegaron a recaudar 15.000 euros. De momento han comenzado con buen pie, visto el aluvión de visitas que ha provocado esta primera jornada.


Todo lo que se recaude servirá para financiar diferentes proyectos que lleva a cabo Cáritas en Huesca, especialmente, señala Ibarra, "los de inserción, que es donde trabajamos para restaurar todo esto que puede verse aquí para que luego la gente lo pueda adquirir a un precio muy bajo".


Se trata así de artículos, muebles o prendas de vestir donados por empresas y particulares a lo largo del año, ya sea en sus centros de recogida o a través de los contenedores rojos, de reciente implantación, repartidos por toda la ciudad.


Entre ellos se pueden encontrar, por ejemplo, chaquetones de piel a solo 40 euros junto a tesoros como "una toalla antigua que debía tener unos 150 años, de cuerpo entero, hecha de forma artesanal y que en aquella época no se podía permitir todo el mundo".


Un hallazgo que hizo muy feliz a su nuevo dueño, que la adquirió por unos 20 euros. También es común, señala la responsable del taller textil de Cáritas, adquirir prendas para su reciclaje posterior.


"Una señora, por ejemplo, se ha llevado un abrigo de astracán para forrar un banco en su dormitorio. Las joteras se llevan colchas antiguas para fabricar las faldas de sus trajes. Las sábanas pueden resultar incómodas para plancharlas hoy en día pero hay gente que las transforma para hacer visillos para sus casas del pueblo", relata Carolina Ibarra.


Se encargan del arreglo y restauración tanto de ropa como de muebles u otros objetos, los trabajadores de los talleres de la organización humanitaria, en los que participan personas en riesgo de exclusión social o con dificultades para acceder al mercado laboral, una labor que realizan de forma remunerada y que, en el caso de las personas sin hogar, les permite contar con una ocupación y pasar menos tiempo en la calle.


"Lo aprovechamos todo. Aquella ropa, por ejemplo, que se encuentra en peor estado y que no se puede recuperar, se envía otros centros de Cáritas, como los que hay en el País Vasco, donde se transforma en algodón reciclado. Antes, les quitamos aquí botones y cremalleras", relata Carolina Ibarra.


También reciben un gran número de telas, con las que realizan trabajos artesanles. "Recibimos muchos encargos para bodas y comuniones, para las que realizamos detalles como jabones de sándalo. Esto va a mas, vamos creciendo", comenta la responsable del taller de Cáritas.


En los talleres de inserción socio-laboral se sienten, asegura, "como una gran familia, en la que gente que piensa que no es nada, aprende poco a poco a trabajar en equipo, a respetar órdenes y adquieren una serie de hábitos como higiene personal o hacia las cosas. Es una experiencia muy positiva", señala.