Guara estudia medidas para reducir el impacto de miles de bañistas en el salto de Bierge

El nuevo Plan de Uso del Parque Natural prohibirá toldos y flotadores y limitará el aparcamiento.
La playa continental registra puntas de 1.400 personas en un solo día en verano

Una imagen típica en el Salto de Bierge durante los meses de verano.
Guara estudia medidas para reducir el impacto de miles de bañistas en el salto de Bierge
J. Blasco

El futuro Plan Rector de Uso y Gestión del Parque Natural de la Sierra de Guara intentará acabar con su principal punto negro, el salto de Bierge, la zona de baño más popular de la provincia, incluida en la lista de playas continentales del Ministerio de Medio Ambiente, pero muy degradada a causa de la masificación. Entre las medidas que estudia el Gobierno de Aragón «para reducir el impacto producido por un número excesivo de bañistas» están la prohibición de flotadores y parasoles, la limitación del aparcamiento e incluso la clausura de una ladera donde hay peligro de caída de rocas.


Las acciones desarrolladas hasta ahora se han demostrado claramente insuficientes y se han visto desbordadas por la alta concentración de personas. Según los técnicos de Medio Ambiente, se han llegado a contabilizar puntas de más de 1.400 personas en un solo día de julio, con autobuses llegados hasta de Barcelona. 


Por ello, aprovechando la redacción del Plan de Uso y Gestión, se están barajando posibles alternativas. El borrador del documento que marca las pautas de actuación para los próximos 10 años fue aprobado en junio de 2013 por el Patronato y actualmente está en los servicios jurídicos. Lo siguiente será su aprobación por el Consejo de Gobierno. 


«Cuando se apruebe el Plan Rector será un arma más para pelear contra esta problemática. Es un sitio espectacular pero masificado, algo que no interesa», declaró el director general del Medio Natural, Pablo Munilla. El salto, un azud artificial construido en el río Alcanadre, está dentro de la zona periférica de protección del Parque Natural.  


El borrador recoge posibles alternativas para frenar el «excesivo» número de bañistas. Afectaría a un tramo comprendido entre 100 metros aguas abajo y 1.000 metros aguas arriba del molino de Bierge. La primera consistiría en señalizar la prohibición del uso de medios acústicos y elementos flotantes (flotadores, colchonetas...), así como toldos, parasoles y similares, y de la presencia de animales domésticos sueltos. También se promoverá la instalación de servicios higiénicos en el edificio de la central, del Ayuntamiento o, en su defecto, continuar con los sanitarios portátiles. Aparcamientos limitados

El aparcamiento es otro problema, por lo que se quiere establecer una zona con un número de plazas limitado. «En caso de ser de pago, se podrían establecer bonificaciones a residentes y alojados en los municipios del Parque Natural», señala la propuesta. El dinero recaudado serviría para financiar la conservación de este lugar. En relación con el tránsito de vehículos, también se propone solicitar de la Dirección General de Carreteras la prohibición de parar y estacionar en la carretera A-1227, entre los kilómetros 37 y 39, «con la implantación de las barreras físicas que sean precisas», y solicitar la vigilancia de la Guardia Civil «en los momentos más conflictivos», reforzando asimismo la presencia de Agentes de Protección de la Naturaleza.


Otras medidas pasan por acondicionar, como andador, el camino entre el aparcamiento y el río; valorar la clausura, por peligro de caída de rocas, de la ladera situada en la margen izquierda del azud; y apoyar las campañas de sensibilización, control e información llevadas a cabo por la Comarca del Somontano.


«Nuestra pretensión es poner algún artículo específico para aclarar lo que se permite y lo que no, para rebajar la presión de los bañistas. Vamos a regular determinados usos, prohibiendo por ejemplo el uso de flotadores y colchonetas», comentó el director general del Medio Natural, recordando que el salto de Bierge es «una competencia compartida» entre la Confederación Hidrográfica del Ebro, al tratarse de un río; la consejería de Medio Ambiente, al estar en zona periférica del Parque; la Guardia Civil, por la seguridad de la carretera; la Comarca del Somontano, que tiene responsabilidades en turismo; y, por supuesto, el Ayuntamiento. «El Gobierno de Aragón no es el único que tiene que solucionar el problema, lo tenemos que resolver  entre todos», añadió Munilla, confiando en que el Plan de Uso y Gestión «facilite armas a todas las administraciones» para reducir el impacto, porque «no es positivo para el turismo que perseguimos en la sierra de Guara».


Un cartel colocado por el Ayuntamiento informa ya de varias prohibiciones (hacer ruido, tirar basura, acampar o lavarse en el río) y advierte de que «la presa está destinada única y exclusivamente a la explotación de la minicentral eléctrica, por lo que cualquiera que efectúe un uso diferentes, será bajo su responsabilidad». 


El alcalde de Bierge, Raúl Rufas, cree que el municipio «poco puede hacer», aparte de ceder parcelas para el aparcamiento (incluso ha llegado a alquilarlas). Es partidario de regular la zona de baño, pero no de cerrarla. «Seguro que un especialista puede calcular la carga de personas que soporta y regular la entrada de gente, si son 500 o cuántos», comenta.