En Huesca

Pantalones, 2 euros; camisetas, 30 céntimos

La tienda Trobada de Huesca ofrece en rebajas ropa a 30 céntimos.

Interior de la tienda Trobada de Cáritas en la capital oscense
Cáritas comercializa al día alrededor de 150 prendas de segunda mano
J. S.

La ropa que venden ya es barata de por sí y ahora además, al igual que en cualquier otro comercio en esta época del año, también están de rebajas. En Trobada, la tienda de Cáritas en Huesca, pueden encontrarse estos días pantalones a tan solo 2 euros y camisetas a 30 céntimos, entre una gran variedad de prendas como camisas, bolsos, blusas, trajes, faldas, bañadores, corbatas, ropa de niño y bebé, ropa interior y hasta trajes de novia, todo con un 50% de descuento.


Cualquier cosa por la que nos pregunten, aquí la tenemos”, asegura Pilar Ubieto, voluntaria de Cáritas y coordinadora del establecimiento. Todo ello forma parte del proyecto ‘A todo trapo’, en el que la ropa de segunda mano que entidades y particulares entregan a la organización humanitaria pasa por un proceso de recuperación que incluye su lavado, planchado y aquellos arreglos que sean necesarios para que pueda volver a usarse.


Cada semana reciben del taller alrededor de 700 prendas diferentes y unos 70 pares de zapatos. De media, llegan a vender al día entre 140 y 150 prendas. “Lo cierto es que las ventas han aumentado mucho, y no solo porque nos encontremos en época de rebajas, ya que llevamos una temporada bastante buena”, explica Ubieto.

De blanco y verde, por poco dinero

A pesar de tratarse de ropa usada, se trata también, como asegura Pilar, de prendas actuales ya que de otra forma, como asegura, “la gente tampoco se la llevaría”. Una de las estanterías más visitadas en estas semanas previas a las fiestas de San Lorenzo es, precisamente, la de la ropa blanca y verde. Además de la ropa, cuentan también con una selección de muebles que han sido restaurados en otro de los talleres con los que cuenta la organización humanitaria en la provincia de Huesca y en el que trabajan de forma eventual personas necesitadas a cambio de una remuneración.


El local se ha convertido también en un termómetro de la crisis. “Vemos bastantes caras nuevas y eso, en mi opinión, demuestra que cada vez hay más gente que busca vestirse de un modo barato pero en condiciones, con prendas de calidad”, apunta la coordinadora del establecimiento. Junto a Pilar, son una veintena los voluntarios –en su mayoría, mujeres- las que se ocupan de la tienda.


Su labor, por otra parte, no se limita, en ocasiones, solamente a la venta. “No se trata solo de vender, sino también de escuchar, ya que algunos de nuestros clientes también nos cuentan sus problemas”, relata.