Huesca

Los vecinos de la plaza de San Antonio esperan impacientes el avance de las obras

Cada día deben convivir con unos trabajos que se prolongarán hasta 2013.

Algunos de los locales de la calle Benabarre permanecen vacíos o en alquiler
Algunos de los locales de la calle Benabarre permanecen vacíos o en alquiler
JAVIER SÁNCHEZ

Las obras del aparcamiento de la plaza de San Antonio de la capital oscense avanzan a buen ritmo, aunque no para todos. Los vecinos y comerciantes de la zona cuentan los días para que desaparezcan por fin las vallas de seguridad, el polvo y los ruidos, vuelvan a abrirse las calles, puedan utilizar los nuevos estacionamientos y sean más fáciles las labores de carga y descarga. De momento, viven el día a día con paciencia, ya que el fin de los trabajos, que dieron comienzo se estima para agosto del año que viene. Son conscientes además de que trata de una obra útil para los ciudadanos.


“Hay mucho ruido y sobre todo mucho polvo y ahora en verano, todavía se nota más, aparte de problema del aparcamiento y de que pasa menos gente por la plaza”, asegura Óscar Gil, encargado del supermercado de la cadena El Árbol de la calle Boltaña. Desde el establecimiento puede apreciarse así la polvareda acumulada en los cristales. “Afortunadamente, tenemos una clientela fiel y muy cercana, pero evidentemente, que no se pueda aparcar, se nota”, asegura Óscar. Y añade: “aguantaremos, aunque muchos negocios de por aquí alrededor han tenido que cerrar porque no han podido”. Señaló también la buena sintonía existente con la empresa que se ocupa de las obras, Obenasa: “Siempre que ha habido algún problema o que ha habido, por ejemplo, que cortar el agua, han venido a avisarnos”.


De la misma opinión es, por otra parte, Francisco Tolosana, encargado del otro supermercado que se encuentra en la zona, perteneciente al grupo Aldi. “Nos han avisado siempre de cuando van a realizar su labor, con el fin de que podamos organizar los horarios de carga y descarga. Desde hace un mes, más o menos, nos dijeron ya que podíamos cargar y descargar a cualquier hora, ya que la entrada y salida de sus vehículos se iba a trasladar a la calle Benabarre”, afirma Tolosana. “En cuanto al polvo, es inevitable que entre cuando abrimos por la mañana, se nota, pero podemos solucionarlo fácilmente, haciendo limpieza”, añade Francisco.


“No se están siguiendo medidas de seguridad como la de esparcir agua para que no se levante tanto polvo”, se queja, por otra parte, una comerciante, precisamente, de la calle Benabarre y que prefiere no ver publicado su nombre. Tras el corte al tráfico y la instalación de la valla de chapa ciega, dice haberse quedado “arrinconada”. “Lo veo un buena obra, aunque en mi opinión, no era el mejor momento, dados los tiempos en los que nos encontramos. Deberían haberla hecho cuando se derribó la antigua comisaría. Solo esperamos que lo terminen pronto”, añade.

“Un tan-tan-tan continuo”

“Teníamos un ‘tan-tan-tan’ continuo desde las ocho menos cuarto a las cuatro de la tarde y también notamos vibraciones. Ahora estamos más tranquilos, han terminado los ruidos y estamos mucho mejor”, explica, por otra parte, Fernando Barrio desde el establecimiento de iluminación Micasa, en la calle Boltaña. “Creemos que en octubre o noviembre se dará por finalizada la estructura y quitarán estas vallas”, asegura Fernando, “y nos quedará el inconveniente de que tendremos que seguir buscándonos la vida para aparcar, cargar y descargar”, asegura este comerciante. Si bien, como comenta, en un principio, no estaba “muy convencido” de esta obra, ahora piensa que “quedará una plaza amplia y bonita”.


El futuro aparcamiento está previsto que tenga tres pisos y capacidad para cerca de 300 vehículos. El coste asciende, por otra parte, a 10 millones de euros.