Personas sin techo

El albergue municipal de Huesca lleva dos días sin plazas

Cáritas asegura que los flujos de personas sin hogar que llegan a la capital altoaragonesa son "imprevisibles".

Albergue de Huesca
El albergue municipal de Huesca lleva dos días sin plazas
J. S.

El albergue municipal de Huesca lleva dos días seguidos con el total de sus plazas cubiertas, de forma que tanto la noche del lunes, como la de este martes, un pequeño grupo de personas –entre 4 y 5, según fuentes municipales- se ha visto obligado a buscar otro sitio en el que pernoctar. “La gente sin hogar suele aguantar al menos dos días en la ciudad, ya que así tienen la oportunidad de trabajar en nuestro taller ocupacional de restauración de muebles. Pero si llegan hasta aquí y no encuentran plaza en el albergue, tienen que quedarse en la calle”, comenta Jaime Esparrach, secretario general de Cáritas Huesca.


Desde la oenegé se trata de buscar así una solución a aquellos transeúntes que se quedan sin alojamiento en este espacio social, aunque como asegura Esparrach, no siempre les resulta posible “pagar una pensión o un billete de autobús”. “Hay quien prefiere quedarse en la calle y quien prefiere trasladarse a Zaragoza o Lérida. Otros optan por pasar una noche en una pensión hasta que puedan entrar en el albergue, pero se trata de unos gastos que no siempre podemos asumir”, añade el portavoz de la organización humanitaria en la provincia oscense.


Y añade que los flujos de personas sin hogar son “imprevisibles”. “No existe una lógica establecida. Hay gente que viene desde la costa y después baja hasta Zaragoza y desde ahí, a Teruel, para después volver a subir otra vez. Otros van a La Rioja y a Navarra y en un momento dado, coincide gente de ambas rutas en el mismo lugar sin que se pueda preveer”, relata Esparrach. Esparrach.


Además del taller de restauración de muebles de Cáritas Huesca, –por el que reciben una asignación de 24 euros por tres días de trabajo y cuentan con una capacidad para 25 personas- Cáritas dispone del centro de día O Fogaril, en la costanilla de Ricafort, donde pueden resguardarse de las inclemencias del tiempo, tomar un café y hojear la prensa del día, con 35 plazas de capacidad.

Sin un patrón de ocupación

Por otra parte, Alfonso Ramírez, educador de Servicios Sociales del Ayuntamiento de Huesca, ha comentado que se trata de una situación que se da de forma muy esporádica, “alguna vez, cada dos o tres meses”. “Hay días que estamos más saturados, pero por lo general, la media de ocupación, 18 personas por noche, es menor al número de plazas disponibles, un total de 24”. Pasaron el fin de semana, de esta forma, con 6 plazas disponibles el sábado y 7 el domingo. Coincide así con Esparrach al asegurar que no existe un patrón claro de ocupación, si bien los meses con más demanda suelen ser abril y octubre, y el mes con menos peticiones, agosto, fecha que coincide además con el cierre del taller de Cáritas.


Los meses de frío se habilitan 8 camas más. Se cuenta además con otras 2 camas que se instalan en la sala de estar y 6 colchones hinchables para situaciones de emergencia. Cuando se dan situaciones parecidas en el comedor social, se procede, asimismo, como explica el educador municipal, al reparto de bocadillos. “La comida la tienen garantizada los días de mucha ocupación”, comenta Ramírez.


Desde el área municipal de Servicios Sociales se ha detectado además, a causa de la crisis, un cambio en el perfil de las personas que solicitan ayuda. “Se trata de personas que llevan poco tiempo en la calle. Al albergue, por ejemplo, vino recientemente un señor que había agotado las prestaciones por desempleo, pero que no contaba con una familia o una red social que le pudieran apoyar y se veía en la calle”, relató Ramírez.