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Una brigada especial y muy efectiva

El Gobierno aragonés tiene cedido un rebaño de 68 burros que come y limpia la maleza que crece en los cortafuegos. Su base central está en la Pardina de Fanlo (Sabiñánigo), desde donde los desplazan a diferentes puntos. Otros siete rebaños participan en la iniciativa

El servicio de extinción de incendios ha ampliado su plantilla. Es una nueva cuadrilla y muy especial. Se trata de un rebaño de 68 burros, que tiene su base en la Pardina de Fanlo, cerca de Ipiés (Sabiñánigo), y que el Gobierno aragonés utiliza para limpiar los cortafuegos de la Comunidad. El departamento de Medio Ambiente lleva año y medio con esta experiencia que se engloba en el Plan Medioambiental de Ganadería Extensiva, cuyo objetivo es, como antaño, utilizar los animales para mantener limpios los montes como medida de prevención ante futuros incendios, evitando así la entrada de maquinaria pesada para realizar la labor.


Cuando uno de los guardas les hace una llamada y mueve un poco los sacos de pienso, en seguida acuden una veintena de burras, pero advierte que si hubiera sido Clemente, el pastor que las cuida habitualmente, a su silbido hubieran acudido todas. Los asnos que ha reunido el técnico con su llamada podrían ser, perfectamente, el hatajo que en breves fechas viajará a la zona de las Altas Cinco Villas para limpiar cortafuegos de los montes de Undués, Mianos y Salvatierra. Los retenes contraincendios han quitado la maleza que se había acumulado en los últimos años, pero ahora que comienza a rebrotar, los burros servirán para controlarla. Como explica Miguel Ángel Clavero, jefe del servicio de extinción de incendios del Gobierno aragonés y responsable de este programa que nació de la mano del consejero Alfredo Boné, utilizan pastores eléctricos para delimitarles la zona de la vereda. Allí tienen a los animales durante un tiempo, más o menos un mes para 100 hectáreas, y lo que no patean, lo roen, dejando la vía limpísima hasta la próxima primavera.


Todos esto lo han aprendido durante el último año y medio, el tiempo que llevan experimentando con el rebaño. Cuando se lo cedió el ganadero y lo instalaron en la pardina, lo cercaron en un pequeño espacio. Pronto comprobaron que los animales, como no son tontos, primero comen la hierba tierna y, cuando no queda otra, roen todo lo que encuentran "excepto el boj, que por lo que sea no les gusta", confirma Clavero. Así, en parcelas de 40 o 50 hectáreas están limpiando todo este paraje perteneciente al Gobierno aragonés. Circulando por la pista se comprueba como por los terrenos que quedan a mano izquierda, ya ha pasado la manada. No así a la derecha, donde la maleza hace casi intransitable el monte.


Siete rebaños más


El declive del sector ganadero ha hecho que esta ancestral costumbre -que los animales realicen la limpieza del monte- se vaya perdiendo. Las pocas cabezas que quedan, teniendo prado donde elegir, desechan muchas hierbas, los apriscos y terrenos pendientes. Por eso el Gobierno aragonés va a potenciar la iniciativa ayudando a los ganaderos que se comprometan con esta labor medioambiental. Mientras que estos burros son una cesión y es el propio departamento quien se encarga de ellos, los otros siete rebaños que participan son convenios establecidos con otros tantos ganaderos de equipo, vacuno y ovino. Ellos se comprometen a limpiar los cortafuegos y el Gobierno aragonés les instala abrevaderos, lleva agua, cede mangas para el manejo del ganado y construye refugios.


Este año se limpiarán unos 20 kilómetros con los rebaños. Aunque la idea es ir creciendo. Con este pionero plan, "en el que usamos animales como si fueran una cuadrilla más", explica el jefe del servicio, calculan que podrán limpiar 300 kilómetros al año de los 2.000 que en la actualidad posee Aragón. No obstante, ya advierte Clavero que la idea es crear 1.000 más en los próximos años, cortafuegos que, con los métodos actuales (se dejan 5 metros limpios para el paso de maquinaria, 25 a cada lado de donde cortan dos de cada tres árboles, y otros 25 a los extremos donde talan uno de cada tres), son menos agresivos visualmente.


Pioneros


Aunque existen experiencias similares en Baleares ,"donde tienen un concepto del monte más similar a un jardín -relata Clavero- y usan mulos para luchar contra el carrich", y en Castellón, Aragón se ha convertido en pionera al formalizar este plan. Asimismo, hace hincapié que en este proyecto además del departamento del Medio Ambiente y Sodemasa, colaboran un biólogo del Instituto Pirenaico de Ecología, veterinarios de la Universidad de Zaragoza y la Escuela de Capacitación Agraria, donde se recopilan los datos y utilizan la experiencia para la formación de sus alumnos.