Las actividades que normalmente se realizan en el embalse de Mediano se trasladarán este año a El Grado. El primero está al 28% mientras que el situado aguas abajo todavía cuenta con un volumen importante (83%).

"Ya nos han dicho que Mediano se irá vaciando pero al menos podremos trabajar en uno de los embalses. Es una garantía para que las empresas puedan seguir haciendo actividades en aguas tranquilas", señala Eduard Julbert, empresario del sector.

Su compañía, Kayak Campo, opera sobre todo en el río Ésera. «Estamos en una situación muy crítica, es uno de los ríos con menos agua. Ya sufrimos restricciones ahora mismo, que nunca habíamos tenido en primavera. Nos dicen que el nivel del Ésera está como en un mes de julio. Hemos pedido que se intente guardar toda el agua posible en los embalses de arriba para poder trabajar sobre todo los dos meses centrales del verano", cuenta.

Lo normal en esta época es tener agua 24 horas, sin pedirla a Acciona, la hidroeléctrica concesionaria de las presas del Ésera. "Sin embargo, este año nos sueltan cinco días a la semana cinco horas con un mínimo caudal navegable de 13 metros cúbicos cuando debería haber 30 de continuo. Acciona nos escucha y nos entiende y colabora lo máximo posible", afirma Julbert, que también cuenta con una base en el embalse de Barasona, en cuyas orillas también hay varios cámpines. "Creo que tampoco podremos trabajar aquí porque ya de normal es un pantano que en agosto queda muy tocado". Esta presa está al 54%.

"Una temporada sin agua puede suponer la ruina para la mayoría del sector porque nosotros somos pequeñas empresas", advierte. En el Ésera hay establecidas diez con un movimiento de 30.000-40.000 clientes al año y las aguas bravas son el producto estrella del valle.

También en el río Gállego existe un acuerdo con los regantes para la suelta de caudales, que hace posible poder trabajar, aunque el río no baje con unos niveles óptimos.