Muchos bares de Huesca se quedan sin sitio para almorzar a 100 días del chupinazo

Las reservas para la primera mañana de las Fiestas de San Lorenzo han llegado antes que nunca en algunos establecimientos. Los precios oscilan entre 15 y 25 euros por un plato único o a la carta.

Los almuerzos, paso previo al estallido festivo.
Los almuerzos, paso previo al estallido festivo.
Javier Navarro

Quedan aún 100 días para que se lance el chupinazo de las Fiestas de San Lorenzo 2023 y muchos bares y restaurantes de Huesca ya han completado las mesas que tienen disponibles para dar de almorzar la mañana del día 9 de agosto, una tradición laurentina que está cada vez más arraigada en el ADN oscense. Los precios oscilan entre los 15 y los 25 euros en función del menú y de los extras que se incluyen.

Algunos reconocen que han cerrado las reservas antes que ningún otro año. "Ha sido increíble", resume Jorge Domingo, de El Bar de Jorge, en la avenida de Doctor Artero, que ya ha completado el máximo de 300 almuerzos que pueden dar por capacidad logística y personal. "Mucha gente que vino el año anterior, antes de marcharse ya nos reservó porque se fueron contentos, y ahora han llamado a confirmar el número de comensales", agradece. 

Solo da un turno "porque la mayoría de clientes son familias o grupos de amigos con críos, no son jóvenes que van corriendo para subir al chupinazo". A todos les sirven el mismo menú: plato de tomate rosa con cebolla y plato jamón y queso al centro y luego huevos fritos con patatas caseras, chorizo, longaniza y panceta, además de vino con gaseosa, café y melocotón con vino de postre. Con todo, Jorge Domingo asegura que este ‘boom’ de los almuerzos es una "nueva moda" que se ha impuesto tras la pandemia y que observan casi a diario. "Quizá porque es más barato que una comida, pero mucha gente hace una especie de ‘tardeo’ adelantado y enlazan ya con el vermú".

Otro de los establecimientos que ya está completo es el Bar Rigones, en la Travesía Ballesteros, que servirá unos 300 almuerzos. "La verdad es que este año se ha llenado bastante antes con grupos grandes de veinte, treinta y hasta cuarenta personas, la mayoría repetidoras", señala José Ortega.

Mientras, otro clásico de esta primera mañana festiva, el bar Álvaro, sito en la calle Rafael Gil, tiene apuntadas ya a más de 300 personas "y me falta la gente fija de toda la vida", aclara Álvaro Gracia, que desde la pandemia ha observado un cambio de hábitos. "La gran diferencia es que antes los chavales de 17, 18 19 o 20 años no eran de almorzar, se subían pronto al chupinazo, pero ahora vienen todos porque es como si hubieran perdido parte de su vida y ahora quisieran hacerlo todo", opina.

Espera servir más de 400 almuerzos en dos turnos, uno a las 9.00 con los más jóvenes y otro a las 10.30. Cobra 15 euros, "el mismo precio de los últimos 15 años", remarca. Y solo pone una condición, elegir el menú y pagar por adelantado, "así no hay problemas el día 9". 

"Empezaron hace un mes"

El bar Da Vinci, en pleno centro (calle Padre Huesca) servirá también dos turnos de 100 almuerzos cada uno. El primero de ellos está prácticamente lleno y para el segundo tienen ya algún grupo grande apuntado. "Nos empezaron a llamar para reservar hace un mes más o menos", aseguran. En su caso, ofrecen un plato con los clásicos huevos fritos con patatas y a elegir entre longaniza, lomo, panceta... Lo único que piden a los clientes es puntualidad y que confirmen el número de comensales.

La Factoría, en la calle Tenerías, también ha llenado a estas alturas sus 230 plazas para el día 9 "aunque nosotros no cogemos prácticamente reservas porque se completan de uno año para otro con la misma gente", afirma Jesús Oliva. En su caso, ofrecen un almuerzo "a la carta" ya que se puede elegir huevos fritos con acompañamiento u otros platos más elaborados como rabo de toro "y con copa incluida y vajilla de cristal, no en plato de papel, porque la media de edad de nuestros clientes es alta y muchos no van al chupinazo, lo ven aquí por la televisión".

El resto de San Lorenzo también llenan todas las mañanas porque están al lado de la plaza de toros "y viene mucha gente después de las vaquillas, sobre todo familias o cuadrillas con los hijos".

Por su parte, el bar Hífer, en la calle Ingeniero Montaner, lleva 25 años sirviendo almuerzos el día 9 de agosto y en 2022 "se llenó volando porque salió todo el mundo a celebrarlo después de la pandemia", recuerda José Antonio Rodríguez. Y aunque este año parece que el ritmo de reservas no es tan frenético, ya tiene completas casi la mitad de sus 220 plazas. "Antes de que acabe mayo nos habremos quedado sin plazas", augura. También ofrecen un plato único con dos huevos fritos «recién hechos y en aceite de oliva bueno" acompañados de longaniza, jamón y bacon. "Puedo asegurar que nadie se ha ido al chupinazo sin almorzar", subraya.

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