El hotel de lujo de Canfranc se llena de curiosos: "Es como un viaje en el tiempo"
Numerosas personas han querido conocer cómo ha quedado la estación ferroviaria reconvertida en hotel e incluso ha habido cola para acceder a la cafetería.
La apertura del hotel de lujo de Canfranc ha generado una gran expectación. Un día después de la llegada de los primeros clientes, han sido muchas las personas que han querido conocido cómo ha quedado la rehabilitación del edificio histórico de la estación internacional. Tal ha sido la curiosidad, que incluso se ha formado cola para acceder a la cafetería, y eran muchos los que cámara en mano inmortalizaban tanto el interior del hotel como la urbanización exterior, también recién inaugurada, para constatar que finalmente se ha salvado el histórico edificio tras años de decadencia.
"No nos esperábamos esto, la verdad", aseguraba Loreto Pérez, de Zaragoza. Junto a su familia, están pasando este fin de semana en el valle del Aragón, aprovechando el puente de San Valero. "Teníamos que venir después de todo lo que se ha hablado de las obras".
"No pensaba que la antigua estación pudiera recuperarse de esta manera", decía por su parte Maite Santos, también de la capital aragonesa. Ella y su familia tenían pensado esquiar el sábado en las estaciones del valle del Aragón. "Viendo que el tiempo no era muy apacible nos hemos quedado por Canfranc, sabiendo que el viernes abrió este hotel", explicaba. «Nos ha sorprendido gratamente, porque lo habíamos visto en fotos en los medios de comunicación, pero al natural mucho mejor". El próximo objetivo, añadió, "es que los trenes crucen el túnel y pasen a Francia, porque estamos viviendo una jornada histórica con la apertura de este hotel, pero no hay que olvidar que todavía queda trabajo que hacer".
La opinión general del público era muy positiva. Para Adela Goicoetxea, de San Sebastián, es "como un viaje en el tiempo". "Se ha mantenido toda esa alma ferroviaria, que recuerda a cómo era en la época de esplendor de la estación. Los uniformes, las lámparas, el mármol, todo… una gozada".
Con una segunda residencia en Villanúa desde hace más de 40 años, Inés Santos y María Jesús Acebillo, de San Sebastián y Zaragoza, recordaban cuando el inmueble estaba sin arreglar. "Venía aquí con 18 años y ahora tengo 70, así que hemos visto esta estación de todos los colores, en la época de decadencia y ahora en su pleno apogeo", explicaba Inés. "Lo conocimos cuando daba pena porque los vagones estaban desvalijados, incluso se podía ver desde las ventanas la vajilla puesta en las mesas con todo el polvo", comentaban.
Aprovechando la visita al vestíbulo de la estación, muchos se han interesado por la posibilidad de pasar alguna noche en el hotel. "Tiene que ser muy bonito dormir aquí, aunque no es apto para cualquier bolsillo", apuntaba Borja Semon, de Zaragoza.
El vestíbulo está abierto al público. Como recordó el consejero de Vertebración del Territorio del Gobierno de Aragón, José Luis Soro, "la propiedad del edificio siempre será pública y el vestíbulo, corazón de Canfranc, una zona de tránsito que podrán atravesar los viajeros que se dirijan a la nueva estación de tren", o los curiosos que quieran visitarlo.
El Gobierno de Aragón ha invertido en el edificio 15,7 millones de euros para su rehabilitación, preservando la fidelidad del proyecto diseñado por Ramírez de Dampierre, inaugurado en 1928, "pero dotándolo de las innovaciones tecnológicas y la eficiencia energética que se requiere en el siglo XXI”.
La explotación de esta infraestructura corre a cargo del Grupo Barceló que abonará, a través de la sociedad Canfranc Estación 2018, el pago del alquiler por el uso de las instalaciones durante 69 años, "de manera que recuperaremos la inversión realizada". Al final del proceso de explotación se habrán ingresado 25,4 millones de euros.
