Promesas de regalos para todos en Huesca "por portarse tan bien en la pandemia"

La cabalgata recuperó por fin la plena normalidad con un éxito rotundo de público. Más de 250 personas animaron un desfile teñido de blanco y con un guiño a los peligros del cambio climático.

Tres años después, Huesca volvió a vivir este jueves ese mágico instante en que seis trompetistas salen a las ventanas del Casino para anunciar la salida al balcón de Melchor, Gaspar y Baltasar con la música del ‘Adeste fideles’ retumbando en una plaza de Navarra abarrotada de miles de oscenses. Un éxtasis solo comparable a la que se vive el 9 de agosto en las Fiestas de San Lorenzo.

La cabalgata de los Reyes Magos recobró la normalidad después de dos años de limitaciones por la pandemia con más participación que nunca ( 250 personas). La ‘Blanca Navidad’ fue el leitmotiv tiñendo de ese color el atuendo de todos los actores y grupos participantes, y tuvo un guiño a los peligros del cambio climático.

La Banda de Música de Huesca se estrenó en el desfile y lo hizo a lo grande encabezándolo con un repertorio de villancicos tradicionales como ‘Feliz Navidad’ o ‘Jingle Bells’. Le siguieron una treintena de zanquistas de Chimillas; patinadores de los clubes Patín, Roller Dream y Osca Roller vestidos de muñecos de nieve, piruletas y bastones de caramelo, y copos de nieve y osos polares; las mairalesas infantiles de los barrios y de las peñas; los clubes parroquiales de San Lorenzo y del Perpetuo engalanados de ángeles; el camión de bomberos, coches históricos y los carteros de Correos, todos ellos cargados de regalos...

La compañía Lagarto Lagarto animó la cabalgata con tres carrozas que recrearon un paisaje urbano, un hogar mágico y una cabaña en medio de un bosque nevado. Las tres hicieron el tradicional recorrido por el centro acompañadas de esquimales, malabaristas, duendes, un pastelero sobre ruedas, zanquistas y hasta un oso polar gigante (no iba ‘perjudicado’ como su hermano de Cádiz que tan célebre se hizo el año pasado).

Y después de las guardias reales y los heraldos a caballo del Club Hípica Salas llegaron las tres carrozas más vitoreadas por los miles de niños y mayores que se agolparon en la avenida Monreal, el Coso Alto, los Porches de Galicia y la plaza de Navarra. Lo tuvieron que hacer bien abrigados, con gorros, guantes y bufandas, ya que fue quizá el día más frío de todo el invierno con solo cuatro grados.

Viridiana y Rampa prepararon un siempre sorprendente espectáculo de luz y sonido para dar la bienvenida a los Reyes Magos al Casino. Y antes de la esperada salida al balcón, Los Lambreños y María Pardo cumplieron con otra tradición, entonar el ‘Huesca ya se ve’ acompasado por las palmas de una plaza atestada y que esperaba impaciente el gran momento.

"Teníamos muchas ganas de veros a todos, tantos y juntos"

En su saludo, traducido en lengua de signos y con subtítulos proyectados sobre la fachada, Melchor, Gaspar y Baltasar dijeron tener "muchas ganas de veros a todos, tantos y juntos» después de dos años y que traían regalos para todos "porque si después de los dos años que hemos pasado encerrados en casa, con lo bien que se han portado todos estos niños, como para encima traerles carbón".

Tras saludar con un cariño muy especial a los niños y niñas que no habían podido ir a la plaza por estar enfermos en casa o en el hospital, cumplieron con las tradicionales promesas pidiendo a los más pequeños escuchar a sus padres y profesores, tratar con respeto a sus compañeros de clase, o compartir sus juegos con los niños llegados de fuera o que no tienen tantos. Con todo, recordaron que el regalo más importante que llevan trayendo desde hace más de 2.000 años es el amor, "el mismo que llevamos al niño Jesús, el que os dan vuestros padres y abuelos y el único que no olvidaréis". La música de la popular ‘Marcha Radetzky’ puso la banda sonora al espectáculo final de fuegos artificiales de la Pirotecnia Oscense.

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