Diez detenidos por cultivar 44 toneladas de marihuana en zonas boscosas del Pirineo

Las plantaciones se dividían en nueve macro cultivos de difícil acceso, teniendo incluso que llegar a ellos a través de embarcaciones por el agua. Todos los arrestados han ingresado en prisión provisional.

Algunos de los detenidos en la operación Periculum.
Algunos de los detenidos en la operación Periculum.
Guardia Civil

La Guardia Civil, en el marco de la operación Periculum, ha detenido a diez hombres de nacionalidad albanesa de entre 19 y 40 años de edad e investigado a otros dos del mismo origen de 23 y 29 años por cultivar presuntamente más de 44 toneladas de plantas de marihuana en zonas boscosas del Pirineo. Han intervenido más de 80 agentes de distintas unidades de la provincia, todos ellos dirigidos por la Tercera Compañía de Graus.

Dentro del plan promovido por la Comandancia de Huesca para la detección y desmantelamiento de grandes plantaciones de marihuana establecidas por mafias internacionales para su posterior venta en Europa, la Guardia Civil inició las investigaciones el pasado marzo tras descubrir varios macrocultivos situados en parajes recónditos y casi inaccesibles de las comarcas del Sobrarbe y la Ribagorza. En total se han intervenido nueve plantaciones en los términos municipales de Secastilla, Boltaña, Aínsa, Benabarre, Tierrantona y Fanlo que sumaban 44.382 plantas de marihuana. Además, se han desmantelado 20 campamentos donde vivían los detenidos.

Los Juzgados de Barbastro y Boltaña han decretado el ingreso en prisión provisional de los diez detenidos mientras que los otros dos investigadas se encuentran en paradero desconocido con orden de búsqueda y detención. A todos ellos se les imputan presuntos delitos continuados de pertenencia a organización criminal y contra la salud pública por cultivo y tráfico de drogas.

Todas las macroplantaciones tenían un patrón idéntico respecto al modus operandi utilizado por los presuntos autores para su vigilancia y cuidado. Cada una permanecía atendida por dos o tres personas que se encontraban ocultas en el bosque en campamentos perfectamente camuflados. Estos individuos eran los encargados del cultivo y mantenimiento a través de extensos sistemas de riego. Incluso contaban con generadores y balsas para conseguir almacenar el agua que extraían de embalses cercanos.

En todo momento los cuidadores mantenían un nivel de alerta máximo, con varias vías de escape a través del bosque para huir en caso de ser localizados. En alguno de los campamentos habían instalado rudimentarios sistemas de alarma que daban aviso ante la posible presencia de algún extraño, lo que dificultaba la vigilancia por parte de los agentes, que debían extremar las precauciones para no ser descubiertos.

Estas personas llegaban a pasar hasta seis meses viviendo en estos lugares ya que otros compinches les proporcionaban alimentos, gas, artículos básicos y material de trabajo para mantener las plantaciones. Para crear estos campamentos base y las zonas de cultivo, los presuntos autores cortaban árboles y arrasaban con la masa forestal en la zona que ocupaban para hacer llegar el agua, desplazarse con mayor facilidad entre las plantaciones o para fabricar y mantener secaderos de la marihuana cosechada.

A lo largo de varios meses los agentes fueron completando la investigación recabando datos de los presuntos autores y las macroplantaciones. Para ello, en algunas ocasiones tenían que caminar por bosques durante varios kilómetros dada la difícil ubicación de los cultivos.

Apoyo del helicóptero y el GEAS

Los investigadores requirieron puntualmente la colaboración de la Unidad Aérea de la Guardia Civil con el fin de sobrevolar la zona y poder concretar la ubicación exacta y la extensión de los cultivos y los campamentos. En el momento de explotación de la operación se necesitó el apoyo del Grupo de Actividades Subacuáticas para el transporte por embalses de guardias civiles y así acceder con mayor celeridad.

También hicieron uso de embarcaciones para trasladar a los detenidos y retirar el material incautado (nueve secaderos, once balsas de agua, dos generadores, cinco bombas de agua, teléfonos móviles y múltiples herramientas dedicadas al cultivo, cuidado, secado y envasado de la droga). Todas las plantas fueron destruidas in situ por orden judicial.

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