Las voces de la sequía: "Viví la del 2005 y cuidado con fiarlo todo a que llueva"

El alcalde de Huesca, con restricciones de agua en la ciudad, dos agricultores de los Monegros y un empresario de navegación que opera en el embalse de Canelles ponen voz a la situación que se está viviendo por la falta de agua.

El alcalde de Huesca junto a una fuente vacía, los germanos Biarge en su explotación de Alcubierre y Joan Pascual con su embarcación.
El alcalde de Huesca junto a una fuente vacía, los germanos Biarge en su explotación de Alcubierre y Joan Pascual con su embarcación.
Verónica Lacasa/Patricia Puértolas/Heraldo

"Viví la sequía del 2005, y cuidado con fiarlo todo a que llueva. Cuando las previsiones meteorológicas pintan mal, no se puede poner en peligro un bien tan esencial. En agosto me decían, ‘mal será que no llueva’, y no lo ha hecho". Con estas palabras, el alcalde de Huesca, Luis Felipe, se ratificaba esta semana en su decisión de ordenar medidas para intentar reducir el consumo. Él es una de las voces de los afectados por la falta de agua, que perjudica sobre todo al campo, pero también a empresas que viven directamente de actividades náuticas en la lámina de los embalses.   

El alcalde de la capital oscense le vio las orejas al lobo en 2005. Entonces era concejal. La sequía de ese año estuvo a punto de dejar sin agua a la ciudad y obligó a hacer una captación de emergencia, de la que ahora se ha servido para no dejar vacío el embalse de Vadiello. 

Aquella experiencia influyó para que en agosto dictara un bando recomendando reducir el consumo de agua. "Aún teniendo el suministro alternativo dispuesto aquel año en el embalse de Valdabra, había que administrar bien las reservas", dice. "Si no hubiera tomado medidas, Vadiello estaría vacío, y de aquí beben otras localidades", añade.

Luis Felipe junto a la fuente de la Moreneta, vacía.
Luis Felipe junto a la fuente de la Moreneta, vacía.
Verónica Lacasa

Cree que la Confederación Hidrográfica del Ebro hace una administración eficaz y los regantes han sido solidarios al ceder sus recursos, por eso los municipios están obligados a poner de su parte, teniendo en cuenta además las fugas por la antigüedad de las tuberías. "Hemos conseguido ahorrar sin afectar al consumo en las casas. No se han aplicado restricciones al agua de boca sino medidas de gestión de los servicios públicos y de concienciación ciudadana", explica en alusión a los recortes en el baldeo, el riego de parques o el cierre de fuentes. A esto se suman las inversiones, como una de urgencia de 237.000 euros en la ampliación de la potabilizadora para que filtre mayor cantidad de agua de Valdabra.

Joan Pascual tiene un negocio de navegación en Canelles.
Joan Pascual tiene un negocio de navegación en Canelles.
Heraldo

"Nos tendremos que reinventar y llevar a otro sitio las barcas"

"Nos vamos a tener que reinventar. Nuestra actividad principal en el congosto de Montrebei no se va a poder hacer el año que viene, no habrá agua suficiente", explica Joan Pascual, de la empresa Montrebei Explora, que opera con dos catamaranes y 31 kayaks en el embalse de Canelles. Este verano su facturación ha caído al 7%.

Piensa ahora enfocar las rutas hacia otro punto del embalse, la muralla de Finestres, también de gran interés paisajístico, en el municipio de Viacamp y Litera. "Promocionaremos la zona donde aún queda agua. Otra opción sería irnos a otro pantano de la zona, porque llevar las barcas a la playa viviendo aquí es un problema", añade. Por mucho que llueva, no confía en que se llene el embalse y se pueda navegar en el congosto de Montrebei para el verano, ya que Canelles tiene un régimen hiperanual, tarda varios ejercicios en recuperarse.

En el Club Natación Helios de Zaragoza, también se ha visto afectada la sección de remo por el nivel del Ebro. "El río se encuentra en mínimos y nos dificulta el entrenamiento, ya que los ligeros movimientos del fondo y las piedras que le acompañan provocan averías en las embarcaciones", indican. 

Además, un caudal tan bajo en un verano tan caluroso ha provocado alfombras o piscinas de algas, "y nos dificulta tanto el acceso al río como el propio hecho de remar". En ocasiones los deportistas se trasladan a entrenar a Mequinenza, pero también dependen de su nivel. Por debajo del 30% como ahora, no es una zona óptima de donde practicar.

José Pedro y Miguel Biarge, frente a su sembradora.
José Pedro y Miguel Biarge, frente a su sembradora.
Patricia Puértolas

"Hay margen para que podemos obtener una buena cosecha"

Los hermanos José Pedro y Miguel Biarge, vecinos de Alcubierre, han comenzado ya la siembra de sus tierras de secano. El turno de sus campos de regadío llegará pasado el actual mes de noviembre. Aunque la campaña se presenta complicada debido a la prolongada sequía y la subida de los costes de producción, los propietarios de esta explotación de carácter familiar han emprendido con ganas las nuevas labores del campo.

"Hay tiempo de que lleguen precipitaciones y podamos obtener una buena cosecha. Todavía tenemos margen", indica Miguel Biarge, que confía en que la situación mejore. En su ánimo, confiesa que han influido los 4 o 5 litros recogidos esta última semana, que han ayudado a crear tempero y que han hecho aflorar las malas hierbas, lo que facilitará su tratamiento. En total, llevan ya casi una semana sembrando trigo en sus campos de secano. 

En el regadío, optarán por cebadas y guisantes. Para garantizar su desarrollo, "lo ideal es que las lluvias vayan en aumento conforme avancen las semanas y se intensifiquen bien entrado ya el mes de diciembre", indica. Y no solo en el llano. También en zonas altas, con el fin de recuperar el nivel de los embalses y evitar las restricciones de la última campaña.

Y es que fueron muchos los agricultores que se vieron penalizados por la falta de agua embalsada, entre ellos, José Pedro y Miguel, que decidieron reducir al mínimo las segundas cosechas en sus campos de regadío. "Solo sembramos un 30% del maíz previsto", explican. Y esa merma redujo de forma considerable sus ingresos y en consecuencia, la viabilidad económica de su explotación, al tener que seguir asumiendo el gasto de la modernización y la subida de los costes de producción. 

"El precio de los abonos se ha multiplicado por cuatro y el de los herbicidas, por tres, lo que complicada cada vez más que las cuentas salgan", indica el agricultor, que, al igual que la mayoría de profesionales de la zona, han tenido que completar su actividad con varias granjas de porcino. "El campo cada día es más incierto y en esta zona, es lo que nos salva", concluye.

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