Cuando los dientes de leche se los lleva un científico y no el Ratoncito Pérez

El campus de Huesca celebra la Noche de los Investigadores sacando los experimentos a la calle. En uno de los expositores los niños podían entregar sus piezas dentales caídas para un proyecto sobre la evolución humana.

Una de las niñas que donó sus dientes de leche.
Una de las niñas que donó sus dientes de leche.
M. J. V.

El valor de la ciencia se aprende desde la infancia. Y qué mejor aportación que donar un bien tan preciado como los primeros dientes de leche, aún a riesgo de quedarse sin el regalo del Ratoncito Pérez. Los niños de Huesca tuvieron la oportunidad este viernes de donarlos para un estudio del Centro Nacional de Investigación de la Evolución Humana, dentro de las actividades organizadas por el campus universitario para sacar a la calle la ciencia y los experimentos. 

El del Ratoncito Pérez fue uno de los stands instalados en la plaza de Navarra con motivo de la celebración de la Noche Europea de los Investigadores. Allí y en el Casino Círculo Oscense se llevaron a cabo experimentos, microcharlas divulgativas y una sesión de monólogos científicos como forma de abrir a la ciudadanía sus trabajos. 

Elisa Peralta, de 10 años, se acercó al puesto del Ratón Pérez para donar nada menos que siete dientes de leche. Los guarda todos, porque el personaje, en su caso, nunca se los lleva, atendiendo la petición que ella le hace a través de una carta. Ha decidido desprenderse de ellos por una buena causa. "Los tenía guardado en un cajón pero ahora van a servir para una investigación científica". Su madre le dijo que necesitaban dientes de leche para el proyecto científico y ella le contestó: "Pues si yo tengo un montón". El último se le cayó hace poco y ya pensó que su destino era la Noche de los Investigadores. 

El estudio servirá para el grupo de Antropología Dental del Centro Nacional e Investigación sobre la Evolución Humana. Junto al diente, los participantes debían aportar una serie de datos en un formulario, útiles para realizar investigaciones en el ámbito paleoantropológico y forense, relacionadas con las patologías sufridas por poblaciones humanas extintas. A cambio de la colaboración, se entregaba a los niños un diploma honorífico distinguiéndole como miembros del equipo de investigación Ayudantes de Ratón Pérez y un cepillo de dientes de regalo.  

"Los clasificamos según si han sido extraídos por el dentista o si se han caído de manera natural. Se trata de estudiar la evolución de las enfermedades y los cambios de hábitos y dietas, igual que los terceros molares tenderán a desaparecer", explica la estudiante de Odontología del campus Eva Lacasta, que estaba atendiendo el stand.

La zona experimental ofreció numerosas actividades a los interesados por la ciencia. Junto al stand del Ratoncito Pérez estaban los puestos ‘Preservando la salud del suelo’ y ‘Viaje al interior de una planta’, que desarrollaron María Videgain, David Badía y Alba Sotomayor, de la Escuela Politécnica Superior; ‘Catas con realidad virtual’, que dirigieron Carlos Orús y María José Barlés, de la Facultad de Empresa y Gestión Pública; y ‘Matemáticas en la calle’, cuyo responsable fue Julio Bernués, investigador oscense del Instituto Universitario de Matemáticas y Aplicaciones de Unizar y promotor del Museo de las Matemáticas de Huesca.  

En el del suelo se mostraba de una manera muy práctica la afección de los procesos erosivos. "Con este experimento se comprueba muy bien lo que pasa cuando llueve en un suelo desnudo, protegido con paja o sembrado y cubierto", indicaba la investigadora María Videgain. La jornada servirá, dice, para "concienciar a la población de la importancia de proteger el suelo fértil que tenemos en la Tierra, que es poco y cada vez menos".

Carlos Orús, profesor del departamento de Márquetin en las facultades de Huesca y Zaragoza, colocaba unas gafas de realidad virtual a quien quería participar en su experimento, consistente en la degustaciones de un producto, en este caso, longaniza, mientras se vivía la experiencia tecnológica para ver "si pueden enriquecer o distraer de la experiencia gustativa". 

En el Casino se desarrollaron charlas divulgativas, de 10 minutos, sobre varias investigaciones. ‘El ejercicio físico y la fuente de la eterna juventud’ era el título de la intervención que realizó Nuria Garatachea, de la Facultad de Ciencias de la Salud y del Deporte. José Julián Escario, de la Facultad de Empresa y Gestión Pública, explicó cómo desde las ciencias sociales se estudian los factores que determinan el consumo de tabaco. Por su parte el catedrático David Badía acercó al público al lugar donde tienen su origen nuestros alimentos: el suelo.

Una nueva tanda de microcharlas llevaban por título ‘Cultivando polvo de estrellas’, a cargo de Jesús Ángel Betrán, de la Escuela Politécnica. Rubén Sancho, del mismo centro del campus oscense, habló sobre ‘Brachypodium, una planta modelo para investigar en cereales templados y biocombustibles’, desarrollando una de las líneas de trabajo del grupo Bioflora. Y ‘Más vale moverte que curar’, charla impartida por Gabriel Lozano, de la Facultad de Ciencias de la Salud y del Deporte, cerrará la jornada.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión