Acaban las reivindicadas obras del castillo de Montearagón con un sobrecoste del 19%

El proyecto se ha alargado tres meses más por imprevistos y los hallazgos surgidos durante los trabajos en la fortaleza románica de Quicena.

Las obras de restauración del castillo de Montearagón se prolongarán hasta el verano de 2023.
Las obras de restauración del castillo de Montearagón están prácticamente finalizadas a la espera de unos pequeños flecos.
Verónica Lacasa

Las condiciones meteorológicas adversas, las bajas continuadas del personal por la covid y los retrasos en la entrega de suministros han prolongado tres meses más de lo previsto las reivindicadas obras de restauración y consolidación del castillo de Montearagón, en Quicena.

No obstante, los trabajos están prácticamente finalizados a la espera de pequeños flecos que permitan hacer la entrega oficial, según informan desde la Subdelegación del Gobierno en Huesca. Aun así, no hay fecha para su reapertura al público, ya que otro de los motivos de la consolidación de los restos era garantizar la seguridad de los visitantes.

Los imprevistos surgidos durante el desarrollo de los trabajos han incrementado un 19,1% el coste inicial y han conllevado la modificación del contrato de adjudicación. La Dirección General de Bellas Artes (Ministerio de Cultura y Deporte) ha autorizado ambas peticiones de la empresa y de la dirección facultativa.

Las obras, con una primera inversión de 1,2 millones de euros, comenzaron en febrero del año pasado con un plazo de ejecución de 14 meses, que ha pasado a ser de 17 con la prórroga. El coste ha aumentado hasta los 1,4 millones.

Los factores que han provocado este encarecimiento han sido varios, según justificó Damarin S.L. en su petición: los problemas para el traslado de los rellenos y escombros al vertedero de Huesca, la dificultad de paso al espacio oeste de la edificación por la aparición de unos restos medievales y la diferencia de cota (2,5 metros) entre el acceso a la torre albarrana y la zona del este.

Ante estas circunstancias, la empresa y la dirección facultativa solicitaron en febrero a la Subdirección General de Instituto de Patrimonio Cultural de España (IPCE) la modificación del contrato de las obras, con un incremento de 218.960 euros, lo que supone un sobrecoste del 19,1%.

El IPCE emitió un informe favorable a esta solicitud y encargó la redacción del proyecto reformado, al cual se dio el visto bueno a principios de mayo. Valoró que uno de los objetivos principales de los trabajos era la excavación de todos los rellenos y escombros existentes en el interior del castillo cuyo empuje estaba provocando graves lesiones en los muros perimetrales, comprometiendo su estabilidad. La previsión era sacar 3.000 m3 que, además de empujar y quebrar las paredes estaban obturando los drenajes naturales del monumento, de origen románico.

Traslado de escombros a 30 km

Cuando la contratista inició las gestiones pertinentes para el traslado de estos al vertedero de la ciudad de Huesca, situado a unos 5 km del castillo, "tal y como estaba previsto en el proyecto", se le comunicó que hacía poco que el Ayuntamiento de la capital oscense había dado instrucciones para que no se aceptaran más desechos de residuos de la construcción y demolición que excedieran de los procedentes de obras menores.

El IPCE entendió que esta circunstancia no era posible de prever durante la redacción del proyecto y por eso se contemplaba la entrega de estos escombros al centro más próximo, tal y como recogía el Estudio de Gestión de Residuos del proyecto.

La empresa buscó el vertedero más cercano a la obra, que se localizó a unos 30 km del castillo (60 km si se considera ida y vuelta). Esta distancia, a la que se suman los cánones y tasas del nuevo centro, motivó la revisión de las partidas correspondientes para adecuarlas a la nueva situación. El órgano ministerial destacó que este hecho "no es imputable ni al contratista ni a la dirección facultativa", por lo que se consideró necesario modificar el proyecto inicial e incorporar estas nuevas condiciones.

Por otro lado, también estuvo de acuerdo en que el resultado final de los hallazgos arqueológicos aparecidos en la excavación hubieran motivado la incorporación de escaleras no previstas en el proyecto por no corresponderse con la estimación realizada en el documento técnico al desconocerse las cotas de acabados que iban a resultar definitivas.

Asimismo, admitió que el descubrimiento de un aljibe de 3,5 por 10,20 y de 3 metros de altura en el claustro mayor, de dimensiones superiores a las estimadas en el estudio arqueológico previo y su estado de conservación, conllevara la inclusión de nuevos precios correspondientes a estas partidas.

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