La forja de un grupo de élite nacido para salvar vidas en la montaña

El Greim tiene su origen en los grupos de esquiadores-escaladores creados en 1967. En estos 55 años se ha tenido que ir adaptando a la creciente actividad en la montaña y a nuevas prácticas. 

El Greim de Huesca, con los componentes del grupo, los pilotos del helicóptero con base en la capital oscense y el perro adiestrado.
El Greim de Huesca, con los componentes del grupo, los pilotos del helicóptero con base en la capital oscense y el perro adiestrado.
Verónica Lacasa

Era el 16 de febrero de 1970. Dos alumnos del Seminario de Zaragoza que habían ido con sus compañeros a la sierra de Guara perdieron el contacto con el grupo cuando ascendían una cumbre cerca del embalse de Vadiello. Se los localizó al día siguiente: uno estaba muerto y el otro con congelaciones en las extremidades. Fue el primer rescate de las entonces patrullas especiales de esquiadores-escaladores de la Guardia Civil del que se hicieron eco los periódicos, aunque un año antes ya habían socorrido a un zaragozano de 23 años desaparecido en Candanchú.

Se inició así la historia de la presencia de la Guardia Civil de Montaña en Aragón, relatada en un libro por el teniente Fernando Rivero, de la Jefatura de Montaña de Jaca. El Greim tiene su origen en los grupos de esquiadores-escaladores creados en 1967 para encargarse tanto del rescate en montaña como de la vigilancia de los pasos fronterizos. Han pasado 55 años y actualmente hay desplegadas 26 unidades de intervención en todo el país para prestar auxilio en los macizos montañosos. Aragón ocupa un papel protagonista por concentrar el mayor número (cinco en Huesca, una en Teruel y una en Zaragoza) y por ser sede de la unidad central, en Jaca, y del centro de formación de los especialistas (CAEM), en Candanchú.

Unidades del socorro alpino en Aragón y sus predecesores.
Primeros auxilios en Formigal en 1970
Colección Julián Sánchez Utrero
Greim. Grupo de Huesca./6-9-22[[[FOTOGRAFOS]]]
Servicio de vigilancia de mugas en los 70.
Archivo Servicio de Montaña.

En este tiempo, como explica Rivero en el libro 'Guardia Civil de Montaña. Aproximación histórica', se ha tenido que ir adaptando a la creciente actividad y a nuevas prácticas, como el barranquismo o la espeleología, que requerían de una especialización. Además, su misión no se reduce al rescate. Actúan en la investigación de los accidentes, realizan labores de seguridad ciudadana en instalaciones deportivas de montaña (estaciones de esquí) y colaboran en la prevención de accidentes y en la promoción de la seguridad en montaña.

Desde su creación, las operaciones de salvamento no han parado de crecer. Si en 1999, año de las primeras estadísticas en Aragón, hubo 241, el año pasado fueron casi el doble, 463. En este periodo, la Guardia Civil realizó en la Comunidad 8.035 rescates en montaña. Sus siete unidades asistieron a 5.816 heridos, sacaron ilesas a otras 7.680 personas y evacuaron sin vida a 508.

Los primeros grupos que nacieron en España fueron los de Jaca, Boltaña y Granada. Corría el año 1968. Algunos de los guardias han permanecido más de 30 años en las unidades. Es el caso del cabo Alejandro Monjas, un histórico, al que relevó en el mando de Boltaña Miguel Domínguez, quien estuvo casi 42 años en la especialidad. Otro nombre propio que ha forjado la historia del servicio es Sergio Orna, que en sus 35 años en el Greim de Benasque auxilió a más de 1.300 personas.

"Estabas en casa, te sonaba el móvil y tenías que ir a pasar la noche a un glaciar, con una persona con múltiples heridas, esperando que sobreviviera para evacuarla por la mañana con el helicóptero. Vivimos situaciones de mucho estrés. Tensión desde que sales hasta que llegas. Pero al volver a casa y poner la cabeza en la almohada piensas: ‘Qué bien que esta persona se haya salvado’. No necesitamos medallas", explicaba en una entrevista a HERALDO DE ARAGÓN cuando pasó a la reserva en 2021.

La década de los 70 fue la de la creación de la unidad de Teruel, con sede primero en la capital y que luego, en 1982, se trasladó a Mora de Rubielos.

En 1981 las unidades se reorganizaron, de la mano del entonces capitán José Fernando Abós, se creó la Inspección del Servicio de Montaña y el Centro de Adiestramiento en Especialidades de Montaña (CAEM), ubicado en la antigua aduana de Candanchú.

El primer especialista de Panticosa llegó ese mismo año y al Greim de Benasque se incorporaron en 1982. Cuenta Rivero, que se tardó en dotarlos de material. El coche oficial, un Land Rover, se aparcaba en una plaza de garaje cedida particularmente por el alcalde para que no estuviera a la intemperie. Actualmente Benasque es uno de los grupos que realiza más auxilios.

Unos rescates "curiosos"

Las últimas unidades fueron las de Tarazona, en 1998, para atender los accidentes en el Moncayo, y Huesca, en el 2000 (antes había agentes concentrados en la capital pero sin entidad propia).

"A mediados de la década de los 80 los componentes del Greim de Boltaña comenzaron a recibir unas solicitudes de rescate bastante curiosas en la sierra de Guara", explica el teniente en su libro. Eran de barranquistas, una actividad a la que hubo que adaptarse. Los primeros salvamentos los hicieron en pantalón y zapatillas hasta que se compraron ellos mismos trajes de neopreno como los que llevaban los rescatados. También los pilotos del helicóptero (UHEL-41) tuvieron que aprender a meter la grúa en los barrancos para acercar a los socorristas.

El helicóptero fue la gran revolución. Desde 1981 a 1985 se concentraba uno en Jaca en verano, ya que antes se solicitaba apoyo a las unidades aéreas francesas. En julio de 1986 se creó por fin la UHEL-41 en Huesca al mando del capitán Laurentino Ceña.

Los guardias han contado en estos años con otro aliado, los perros de avalanchas. En 1986 se titularon los primeros guías y actualmente hay 11 en todo el país, algunos en el Pirineo.

Su misión ha cruzado fronteras. Entre abril y mayo de 2015, el Servicio de Montaña afrontó dos rescates que supusieron grandes retos, uno en el Atlas de Marruecos, a raíz de la desaparición de tres montañeros andaluces, y otro por el terremoto de Nepal, que sorprendió a algunos ciudadanos españoles. Un equipo estuvo buscando en el valle de Langtang. Ante la imposibilidad de recuperar los cuerpos, su objetivo fue recabar toda la información posible para acelerar la declaración del fallecimiento.

Pero si destaca un hito en los últimos años es la medicalización del rescate, incorporando a los sanitarios del 061 y dándoles una formación específica. Es el modelo aragonés de socorro alpino, cuya continuidad está garantizada por los convenios firmados entre la DGA y el Ministerio del Interior.

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