La Diputación de Huesca y la Universidad traen a los jóvenes de vuelta al medio rural
El objetivo de los proyectos 'Desafío' y 'Arraigo' es regresar el talento emigrado y, con él, crear nuevas oportunidades de futuro.
Un total de 25 estudiantes y recién titulados han realizado sus prácticas profesionales en pequeñas localidades del Alto Aragón gracias a los proyectos ‘Desafío’ y ‘Arraigo’ que la Diputación Provincial de Huesca y la Universidad de Zaragoza han puesto en marcha por segundo año consecutivo, con el objetivo de generar empleo futuro en el medio rural y recuperar el talento emigrado.
Loarre, Azanuy-Alins, Chía, Tardienta o Torrente de Cinca son algunos de los pueblos que han recibido a estos jóvenes. Tal y como ha destacado Miriam Ponsa, la diputada delegada de iniciativas locales, “muchos de ellos son originarios de los pueblos donde están desarrollando sus prácticas. Tuvieron que salir a estudiar, pero ahora ven en estas una oportunidad de volver a sus lugares de nacimiento y empezar en ellos proyectos vitales y profesionales”.
La idea se ha llevado a cabo mediante un convenio con la Universidad de Zaragoza, entidad que ha financiado parte de la estancia. Los estudiantes comenzaron sus prácticas la primera semana del mes de julio y concluyeron con la experiencia el pasado 30 del mismo mes. Aunque hay casos en los que la estancia se extiende hasta mediados de septiembre.
“El interés por estos proyectos ha crecido respecto al año pasado”, ha añadido Ponsa, “no solo por parte de los estudiantes y recién titulados, sino también por ayuntamientos, empresas y entidades públicas que han mostrado su interés en acogerlos”. Y es que, ha señalado, “no podemos olvidar que uno de los grandes problemas con que se encuentran es la falta de jóvenes cualificados. La mayoría tienen que dejar atrás sus pueblos y una vez salen a estudiar, es complicado que vuelvan al medio rural”.
Ese es precisamente el objetivo de 'Arraigo' y 'Desafío', facilitar el regreso, recuperar el talento emigrado y, con él, generar nuevas oportunidades de futuro no solo para quienes realizan las prácticas, sino también para esos pequeños pueblos que ven cómo sus jóvenes salen y muy pocas veces retornan, ahondando aún más en la pérdida poblacional que sufren desde hace décadas.
