Los chiringuitos de San Lorenzo se resienten con el calor

Los responsables de los puestos de venta ambulante temen que este año resulte menos rentable el negocio, ya que por las mañanas suelen acudir pocos clientes. 

Puestos de venta ambulante instalados en la avenida de Monegros.
Puestos de venta ambulante instalados en la avenida de Monegros.
Verónica Lacasa

Los puestos de venta ambulante instalados durante las fiestas de San Lorenzo en la avenida Monegros sufren como ningún año el calor, pese al toldo instalado por el Ayuntamiento para intentar atenuar las altas temperaturas. "Siempre me va a parecer que estábamos mejor cuando nos ubicaban en la calle del Parque, pero bueno vamos tirando con el calor como se pueda", comenta Jazmín Sosa, propietaria de un puesto de bisutería y accesorios. 

No son pocas las personas que protestan contra las altas temperaturas que tienen que soportar. "No sé si los que han organizado todo esto han pensado en lo que supone estar todo el día bajo el sol", critica Marta Cachiguán, que viene por primera vez a las fiestas de Huesca. El bochorno no lo sufren solo las personas. También se resienten las ventas. "El calor hace que la gente salga más tarde, cuando refresca, las mañanas están más vacías".

Según Jazmín, cuando el mercado se alojaba al lado del parque Miguel Servet las jornadas eran más intensas, "porque había más gente, igual desde las 8 de la mañana ya estábamos abiertos. Pero ahora como por la mañana se está más tranquilo abrimos un poco más tarde, sobre las 11". Las noches se aprovechan al máximo. "Nosotros solemos cerrar entre la 1 y las 2 de la madrugada", dice. Tienen la vista puesta en el fin de semana, cuando esperan más clientes. "Veremos como termina la semana, de momento tampoco ha ido mal", aclara José Villar, vendedor de cristales y minerales. 

Después de dos años de pandemia, estos vendedores han percibido el bajón. "Se nota que la gente ya no quiere gastar tanto, no solo en Huesca sino también en otros lugares. Por eso intentamos poner los precios accesibles", explica Cachigúan. Otros, en cambio, han podido mantener el negocio estable. "Hemos ido tirando de mercados como hemos podido. Solemos hacer una ruta por diferentes localidades: Barbastro, Binéfar, Monzón…" señala Diego Martín, que lleva ya varios años en la profesión. 

Aquí se puede encontrar tanto a vendedores que acuden por primera vez, como José Villar, que dice que "nos recomendaron las fiestas de Huesca", como a a otros muy veteranos. "Hace muchos años que venimos a las fiestas de San Lorenzo, desde que mis hijas eran muy pequeñas. Yo venía a trabajar, pero ellas se lo pasaban genial con los juegos, los hinchables del parque, los teatros…", explica María Cecilia Campo. Tras varios años reconoce que se ha llevado recuerdos muy bonitos de la ciudad de Huesca, "es la única que tiene en cuenta a los niños para las fiestas. Es tranquila, acogedora, y la gente muy amable".

Las Fiestas de San Lorenzo no serían lo mismo sin los distinguidos chiringuitos que ofrecen bisutería, accesorios, ropa, comida y juguetes para los más pequeños. Por suerte, todos los puestos coinciden en que regresarán los próximos años. 

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