fiestas de san lorenzo

El corazón blanco y verde de Huesca vuelve a latir de nuevo con un chupinazo histórico

La plaza de la Catedral se llenó antes que nunca para vivir el esperado cohete que encendió el Festival de Cine Arranca así una semana llena de desenfreno, tradiciones y muchas emociones.

Ambiente en el chupinazo de las Fiestas de San Lorenzo de Huesca.
Ambiente en el chupinazo de las Fiestas de San Lorenzo de Huesca.
Javier Navarro

Como si fuera la descarga eléctrica de un desfibrilador, el cohete que lanzó el Festival Internacional de Cine en su 50 aniversario y en representación del mundo cultural, tan castigado por esta crisis, hizo que volviera a latir de nuevo el corazón blanco y verde de la ciudad de Huesca, que había estado más de 1.000 días en ‘parada’ por culpa de la pandemia. Fue un chupinazo histórico ya que la plaza de la Catedral se llenó antes que nunca –el mejor síntoma de las gigantes ganas de fiesta que había– y también tardó en vaciarse más que nunca. Como si los miles de oscenses allí presentes, sobre todo jóvenes, quisieran congelar el tiempo ese instante después de dos años de fiestas ‘robadas’.

Fue el gran momento de la mañana más larga de las Fiestas de San Lorenzo. La plaza de toros, como novedad, se convirtió en un gran comedor donde degustar los típicos almuerzos laurentinos ya que se juntaron socios de todas las peñas. Las 250 plazas se cubrieron en solo dos horas. "Estás a la sombra, tranquilo, almuerzas con tu gente y la verdad es que se está muy a gusto", declaró Ana Lite, presidenta de la 10 d’Agosto.

Los bares de toda la ciudad tenían las reservas completas hace semanas. "Este año hemos sido previsoras y reservamos con bastante antelación, en mayo", dijo Angie Moreira. "Llevamos tres años almorzando en este bar, nosotros reservamos en la primera quincena de abril", explicó Javier Callau, en la calle Padre Huesca.

Ni el consejero de Agricultura, Joaquín Olona, se quiso perder este año esta tradición y asistió invitado a la sede de UAGA, donde unos 150 comensales degustaron huevos fritos del corral de Poleñino con jamón, pollo al chilindrón, tomate y cebolla, vino del Somontano y pan de Igriés.

El reloj de la cuenta atrás avanzaba cada vez más y cuando aún quedaba una hora para que explotara el cohete, los más jóvenes ya empezaron a tomar posiciones en la plaza. Y el olor a vino impregnaba ya el ambiente. En los aledaños, la Policía se afanó para impedir que entraran botellas y otros objetos peligrosos que pudieran causar incidentes en el chupinazo.

Y mientras eso ocurría a las puertas del Ayuntamiento, dentro, en el Salón del Justicia, el alcalde de Huesca y su homólogo de Tarbes, Gérard Trémège, renovaron el hermanamiento que une a ambas ciudades desde hace ya 58 años e intercambiaron regalos.

En su discurso, Luis Felipe manifestó que ante la "compleja prueba" que ha supuesto esta pandemia, "la vuelta a la normalidad es la mejor de las noticias". Reconoció estar "más impaciente que nunca" por oír el cohete e hizo un llamamiento a oscenses y visitantes para vivir las fiestas "con ilusión, con la sabiduría de saber qué es quedarse sin ellas, pero también con respeto y prudencia". Espera que todos lleguen a la noche del 15 de agosto "con el cuerpo agotado, pero con la satisfacción de haber sido participes de un sentimiento que une a la ciudad en su semana grande".

Entre las autoridades, estuvieron todos los miembros de la corporación municipal, las consejeras de Economía y Ciudadanía del Gobierno de Aragón, Marta Gastón y María Victoria Broto, la vicepresidenta de la Diputación de Huesca, Elisa Sancho, y representantes de los cuerpos policiales y del ámbito empresarial y social.

Y luego llegó lo que todos estaban esperando. Cuando quedaban menos de dos minutos para las hora mágica, el concejal de Fiestas, Ramón Lasaosa, salió al balcón y arengó a la multitud con un emotivo pregón en castellano y en aragonés: "En el 2019 os pedimos que vivierais la fiesta y la vivisteis, os pedimos que fuerais la fiesta y lo fuisteis. Volvedlo hacer este año: sois la fiesta, sois Huesca".

Fue el turno de Manuel Avellanas, presidente de la Fundación del Festival de Cine, y de Rubén Moreno, director del certamen. Ambos sujetaron la mecha y encendieron el cohete, cargado con 3,5 gramos de fulminante. Solo tres segundos después estalló en el cielo y se desató la locura en la plaza, que saltó y bailó como nunca de alegría. Sonó entonces la música de San Lorenzo y llegó el éxtasis con el campeonato de lanzamiento de camisetas. Y la fiesta ya no cesó de ahí en adelante al ritmo de la pegadiza ‘Quédate que la noche sin ti duele’ o la clásica ‘Aquí está os mainates’, enlazando ya con la multitudinaria cabalgata de las peñas por el centro de la ciudad.

"Volver a ver esto y darte cuenta de que esto era San Lorenzo hace dos años... No nos había olvidado, pero vivirlo de nuevo en directo y ver la espectacular energía de la plaza ha sido espectacular"

Rubén Moreno confesaba estar "emocionado" tras haber vivido en primera línea el lanzamiento del cohete. "Volver a ver esto y darte cuenta de que esto era San Lorenzo hace dos años... No nos había olvidado, pero vivirlo de nuevo en directo y ver la espectacular energía de la plaza ha sido espectacular", manifestó exultante. Y deseó a todo el mundo "que disfrute porque hemos visto lo duro que ha sido estar dos años sin San Lorenzo así que vamos a pasarlo bien, vamos a emocionados y vamos a estar con los amigos riéndonos".

La llegada de un ‘ejército’ de operarios de Grhusa ‘armados’ con barredoras y camiones ayudó a vaciar la plaza y se afanaron para intentar no dejar rastro de los cientos de botellas, tetra-briks y vasos que inundaban el suelo de la plaza tras el chupinazo.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión