La escuela de Paúles de Sarsa, símbolo de la España rural, otra vez contra las cuerdas

El centro, que ha conseguido con mucho esfuerzo mantenerse en funcionamiento desde 1989, organiza una jornada de puertas abiertas para darse a conocer y evitar el cierre.

Alumnos de la escuela de Paúles de Sarsa.
Alumnos de la escuela de Paúles de Sarsa.
Heraldo

La escuela de Paúles de Sarsa ha lanzado un SOS para evitar su cierre el próximo curso. Abierta desde el año 1989, presta servicio a una docena de núcleos de población del municipio de Bárcabo y de varios pueblos de la zona sur de Aínsa-Sobrarbe. En palabras de la concejala de Educación de este último ayuntamiento, Carlota Delgado, “es un símbolo de la España rural", que ha pasado por años de gran afluencia y otros de declive. "Ahora estamos atravesando una etapa complicada, pero seguiremos trabajando para que sus puertas continúen abriéndose al comienzo de cada curso lectivo”, ha declarado.

Este curso asisten a clase cuatro alumnos. Uno de ellos, en sexto de primaria, pasará al instituto en septiembre. Además, es posible que otro niño se tenga que trasladar por el trabajo de su madre, de forma que quedarían menos de tres, el mínimo para dar continuidad al centro y que lo pone contra las cuerdas. 

Para tratar de llamar la atención de las familias con niños y niñas entre los 2 y los 12 años de edad, la escuela, en colaboración con el Ayuntamiento de Aínsa, al que pertenece Paúles de Sarsa, ha organizado una jornada de puertas abiertas que se celebrará el sábado 28 de mayo a partir de las once de la mañana. La idea es dar a conocer los proyectos en los que la dirección del centro está inmerso, así como mostrar las infraestructuras y las herramientas con las que cuenta el alumnado para su correcta formación.

Además, y con el fin de agasajar a las familias que asistan al encuentro, habrá juegos y entretenimientos diversos para los más jóvenes. También una obra de teatro musical, “Marcelo el Marciano”, a cargo de la compañía Teatro Firulete. El broche de oro lo pondrá el vermut popular, convirtiendo la jornada, que se espera veraniega, en un completo plan de fin de semana.

Tal y como explica la directora del centro, Milagros García-Calvo, “el objetivo de las jornadas es enseñar el entorno amable, de libertad y naturaleza en el que nos movemos y captar la atención de familias que pudieran estar interesadas en traer a sus hijos aquí. Más que enseñar, lo que aquí tratamos de hacer es estimular la curiosidad, y para conseguirlo exploramos, nos hacemos preguntas y cultivamos una mente abierta y flexible”. 

En ese sentido, García-Calvo pone en valor las ventajas de la escuela rural, ya que “al tener pocos alumnos se construye un ambiente de cooperación en el que aprenden ayudándose unos a otros, y al mismo tiempo a los docentes nos permite individualizar mucho el aprendizaje y profundizar en las inquietudes de cada alumno”.

Huerto escolar y hotel de insectos de la escuela de Paúles de Sarsa.
Huerto escolar y hotel de insectos de la escuela de Paúles de Sarsa.
Heraldo

La escuela llegó a tener 16 alumnos en su mejor época. El auge estaba relacionado con la llegada de muchas familias extranjeras. Ahora hay una interesada en instalarse en la zona, que aportaría nuevos alumnos el próximo curso, pero el problema es que no encuentra una vivienda, carencia que está lastrando la llegada de nuevos habitantes y que ha llevado al Ayuntamiento a promover distintas acciones para aumentar el número de casas disponibles.   

El colegio de Paúles de Sarsa es un edificio de dos plantas que se encuentra a la entrada del pueblo. La planta baja se destina a las clases de infantil, donde actualmente disponen de numerosos recursos sensoriales basados en la pedagogía Montessori y una extensa biblioteca para los más pequeños. 

El próximo verano, gracias a una subvención del Gobierno de Aragón, están previstas obras de mejora que pondrán a punto el espacio para pequeños a partir de los dos años. La planta superior alberga a los alumnos de primaria. En el exterior tienen zona de juego cubierta, jardín, huerto y un hotel de insectos.

La dirección del centro está volcada en proyectos vinculados a la conservación de la biodiversidad y a la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. El Ecogarden y el hotel de insectos les ayuda a observar y a sacar adelante diversos proyectos de investigación, mientras que la compostadora o la estufa de pellet para calentar el edificio y generar agua caliente les facilita el propósito de ser eficientes y generar menos residuos. También participan en un programa estatal de Agrupaciones de Centros Educativos Rurales, algo que les une a colegios de pueblos ubicados en Toledo, Palencia y Valencia. 

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