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El restaurante de Arcusa encuentra relevo y reabre sus puertas con sabor a la brasa

Carlos González y Anita Martínez, de la asociación de actividades de montaña Canyoncan, llevarán la gestión del establecimiento, cuya especialidad van a ser las carnes a la brasa. El cocinero Chus Sete estará tras los fogones.  

Carlos González y Anita Martínez en la montaña junto a su perro.
Carlos González y Anita Martínez, que van a gestionar el restaurante de Arcusa, en la montaña junto a su perro.
C. G.

El primer fin de semana de junio, el bar restaurante de la localidad oscense de Arcusa (el único de este pequeño núcleo de población) volverá a abrir sus puertas, tras estar cerrado al púbico desde enero. Lo hará con otro nombre: de Serendipia pasa a llamarse Meraki. Una palabra griega que significa hacer algo "desde el alma".

A mediados de febrero, el Ayuntamiento de Aínsa (del que depende) publicaba en redes sociales que se buscaba una familia con experiencia en hostelería para llevar las riendas del negocio (completamente equipado y que cuenta con una vivienda anexa). Se recibieron más de 40 llamadas (alguna de fuera de España) y muchos correos interesándose por la oferta, pero al final solo se presentaron cuatro licitadores al concurso público. "Cuando ven el pliego, la cosa cambia. No era gratis. Hay que pagar un alquiler y contar con un proyecto de hostelería creíble porque si no no aguantas ni sobrevives", apuntan desde el Consistorio oscense, que ante todo querían primar la sostenibilidad del medio rural.

Al final, la concesión de la gestión del restaurante ha sido adjudicada (a finales de abril) a Carlos González y Anita Martínez, una pareja de catalanes a los que la montaña y, en especial, la Sierra de Guara les atrapó hace ya unos cuantos años. El precio del contrato (500 euros al mes más gastos de luz y agua) de cinco años (prorrogable a dos más) y la memoria presentada descantaron la balanza a su favor. "Eran los que más días tenían previsto abrir, van a trabajar con productos de proximidad y caseros y tienen detrás un proyecto para dinamizar a la población", explican fuentes municipales.

Imagen del bar restaurante Serendipia de Arcusa.
Imagen del bar restaurante de Arcusa.
Villadeainsa

Se refieren a la Asociación Aragonesa de Actividades Caninas (Canyoncan) -especializada en actividades de montaña a familias y amantes de la naturaleza y sus respectivos perros- que Carlos y Anita (que viven en Costean, en la comarca Somontano) crearon hace dos años. "Trabajamos con guías y hacemos un montón de cosas de turismo activo durante todo el año: senderismo, barranquismo, kayak, trekking, viajes, el camino de Santiago... Tenemos el enfoque de hacer hermandad; crear vínculos entre la gente y que no solo sean clientes que pagan la actividad y se marchen. Los fines de semana organizamos una cena comunitaria. Siempre teníamos en mente la idea de coger un restaurante para tenerlo abierto a socios (cuentan con más de cien), gente del pueblo y turistas. Habíamos mirado alguna cosa, pero tenía que ser Arcusa", detalla Carlos González.

Así que una vez que Anita (que ha trabajado en el sector de la hostelería) vio en redes la oferta, se liaron la manta a la cabeza y presentaron su oferta. No están solos, les acompaña en esta nueva andadura laboral su amigo Chus Sete, cocinero de profesión y de Barcelona. Los tres van a vivir ahora en Arcusa: Chus en la casa anexa al bar restaurante y la pareja está buscando una casa de alquiler cerca. La previsión es abrir al inicio los dos primeros fines de semana de junio y a partir del día 17 de ese mes, todos los días con los servicios de cafetería, comidas y cenas. "Es un pueblo que tiene bastante turismo y amoldaremos el horario a las necesidades de los vecinos y la gente. Y nuestra intención a lo largo del año es cerrar lo menos posible; lo que nos interesa es trabajar", informa.

¿Y que tipo de comida piensan ofrecer? Comisa casera y tradicional que han percibido que demanda el pueblo, siendo una de sus especialidades las carnes a la brasa. Para ello necesitan instalar una barbacoa y han contado con la ayuda de unos vecinos de Arcusa. "El Ayuntamiento de Aínsa nos lo ha puesto todo siempre superfácil. Lo que querían era poner a unas personas que puedan dar un servicio al pueblo; no tienen el restaurante para hacer negocio", indica Carlos, que también añade que ofrecerán platos veganos y vegetarianos.

Por otro lado, también tienen en mente poder gestionar una casa rural que está al lado del establecimiento. Pero eso es otro proyecto; ahora están centrados en el del bar restaurante, que emprenden con muchas ganas e ilusión y seguros de que va a funcionar. "Va a hacer crecer nuestro proyecto; creemos que se venderán muchas actividades. Nos lo conceden para cinco años prorrogable dos más, pero ojalá dure mucho más tiempo", asegura esperanzado.

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