Clamor de las farmacias rurales: "Necesitamos ayudas para seguir abiertas"

La Diputación de Huesca aprueba una línea de subvenciones pionera para 50 establecimientos, las de municipios de menos de 1.000 habitantes.

Esther Azón, farmacéutica de Tierz, atiende además ocho botiquines en pueblos más pequeños, a los que se desplaza periódicamente. En la imagen, en el de Quincena con una clienta.
Esther Azón, farmacéutica de Tierz, atiende además ocho botiquines en pueblos más pequeños, a los que se desplaza periódicamente. En la imagen, en el de Quincena con una clienta.
Javier Blasco

"Las farmacias rurales necesitamos ayudas para mantenernos abiertas en los pueblos". Lo dice Esther Azón, la farmacéutica de Tierz, que atiende además ocho botiquines en otros tantos pueblos, a los que se desplaza con la furgoneta cargada de medicamentos. En ocho años, desde que regenta la botica, solo ha podido cerrar una semana en agosto por vacaciones. "Encontrar un sustituto es imposible, o no das con él o no lo puedes pagar". Su problemática es compartida por medio centenar de establecimientos de la provincia de Huesca, que están lejos de la imagen del próspero negocio de la venta de medicinas.

A raíz de una declaración de las Cortes de Aragón valorando su papel en la pandemia, el colegio profesional quiso mostrar su problemática. "Aprovechamos para decir que estamos aquí y que queremos seguir estando, pero que necesitamos ayuda para mantenernos. Entonces llamamos a la puerta de las instituciones", explica Azón, vocal de Farmacias Únicas en su Localidad del Colegio de Huesca. 

De momento se las ha abierto la Diputación de Huesca, que en el pleno del 3 de marzo aprobó una línea de subvenciones a aquellas de municipios de menos de 1.000 habitantes, unas 50. Igual que ha hecho con los cajeros automáticos, intenta mantener abiertos otros servicios en los pueblos ayudando a financiarlos. Es la primera institución en Aragón que ha habilitado este tipo de ayudas al sector.

"Hay farmacias en peligro y nuestra obligación es que allí donde no llega la iniciativa privada, lleguen los recursos públicos. Lo hemos hecho con la banda ancha, con la electrificación y con los cajeros", declara el presidente de la DPH, Miguel Gracia.

La cuantía de las subvenciones es modesta, 60.000 euros en total, pero les garantizará afrontar gastos fijos como el servicio de internet en los botiquines rurales, necesario por la receta electrónica, la aplicación informática o la empresa de protección de datos, señala Esther Azón.

Todas las de municipios de menos de 1.000 habitantes podrán acogerse. Habrá un fijo de 1.500 euros anuales para las nueve consideradas por Sanidad como VEC (Viabilidad Económica Comprometida), las de Ansó, Castillonroy, El Grado, Formigal, Naval, Pozán, Torla, Villanúa y Villanueva de Sijena. Son establecimientos que por su baja facturación pública se benefician de una aportación complementaria.

El resto de los 60.000 euros se repartirá por puntos entre las que concurran a las ayudas, en función de criterios como el número de habitantes y la pérdida de población en los últimos 10 años. En la provincia de Huesca hay 127 farmacias. Cinco de ellas están en pueblos de menos de 300 habitantes: Abiego, Torla, Puente la Reina, Plan y Naval.

Esther Azón con la furgoneta con la que se desplaza a los botiquines.
Esther Azón con la furgoneta con la que se desplaza a los botiquines.
Javier Navarro

"El sector está muy regulado, los precios de los medicamentos van a la baja y año tras año se pierda rentabilidad, al ser tan pocos habitantes. No es que no crezcas sino que disminuyes. Y echamos un montón de horas, porque abrimos casi todo el día. Luego están las guardias", dice Azón. En algunas zonas básicas de salud no se pueden acoger a las de poblaciones más grandes, de forma que pueden llegar a estar medio año de guardia. Eso lo asume el farmacéutico, que debe estar las 24 horas pendiente, con los problemas derivados para la conciliación de la vida familiar y laboral.

Atienden además botiquines para llegar a pueblos aún más pequeños, donde tiene que ir también el titular, para evitar desplazamientos de los clientes. La de Tierz viaja regularmente a Banastás, Chimillas, Igriés, Quicena, Monflorite y Lascasas, "y si me llaman a Albero Alto y Alerre". Su furgoneta es como una farmacia ambulante. La vocal del colegio recuerda que durante muchos meses de la pandemia, incluso con consultorios médicos cerrados en los pueblos, "nosotros seguimos acudiendo para atender los botiquines".

Torla es uno de los pueblos más pequeños de la provincia con farmacia, apenas 200 residentes en invierno. "La viabilidad está cada vez más comprometida", manifiesta su titular, Ana Isabel Sánchez. "Los márgenes actuales de los medicamentos no tienen nada que ver con los de antes. Algunos que valían 30 o 40 euros ahora valen 2 o 3. Y hay una serie de costes que son los mismos para todos", explica, a lo que se suma la competencia de las ventas por internet en productos de parafarmacia.

"La administración debe valorar estas cuestiones si quiere mantener la red. Nuestra generación, que estamos en los 50 y tantos años, aguantará hasta la jubilación, pero pasados 10 o 15 años habrá pueblos que se quedarán sin farmacia, porque los jóvenes no van a asumir esta responsabilidad de tantas horas trabajando". Como su colega, insiste en la elevada dedicación, con guardias el 50% del año en las que siempre debe haber un licenciado, "y no tienes capacidad económica para contratar a otro". Ana Isabel Sánchez pone el énfasis en el servicio que prestan de asesoramiento sanitario, y más en pueblos pequeños, "donde el médico solo viene unas horas".

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión