Cerca de 300.000 personas han visitado el Museo Diocesano de Jaca desde que se reabrió hace 12 años

La celebración oficial se retrasará hasta el 25 de este mes, en la que se expondrá la restauración de la talla románica de la Virgen de Espuéndolas

Visitantes disfrutando del Museo Diocesano de Jaca
Visitantes disfrutando del Museo Diocesano de Jaca
Laura Zamboraín

El Museo Diocesano de Jaca está de aniversario, ya que este miércoles 9 de febrero se cumplen 12 años desde su reapertura. No obstante, en esta ocasión, la celebración ‘oficial’ se retrasará unos días, hasta el 25 de febrero. Y es que ese día se presentará la restauración de la talla románica de la Virgen de Espuéndolas, financiada por el Gobierno de Aragón, y se llevará a cabo la tradicional jornada de puertas abiertas. 

“Con motivo de este aniversario queremos presentar esta restauración que ha sido muy importante porque se encontraba en muy mal estado de conservación, y la directora general de Patrimonio Cultural del Gobierno de Aragón, Marisancho Menjón quería estar en ese acto, de ahí que lo hayamos retrasado”, explica la directora del Museo Diocesano, Belén Luque.

La Virgen de Espuéndolas “es el prototipo de talla románica, en trono con un niño en su regazo y esta incluida en un pequeño altar en forma de tríptico”. El párroco de Espuéndolas comunicó al Museo que se encontraba en muy mal estado de conservación, y al ser un bien inventariado por el Gobierno de Aragón, se realizó un informe y se solicitó ayuda para la restauración, llevada a cabo por la restauradora Inmaculada Piedrafita en los talleres del museo. 

Esta talla volverá a la iglesia de Espuéndolas, después de que su presentación, “porque no sólo trabajamos con piezas de los almacenes que van rotando, queremos contribuir a que piezas de la diócesis también puedan ser restauradas en nuestros talleres”, señala la directora.

Durante estos últimos 12 años, desde que se volvieron a abrir las puertas de este museo tras una profunda renovación y rehabilitación, se han restaurado un total de 14 piezas. 

“Dentro de esa labor y obligación que tenemos los museos de conservar la colección, nos ha permitido rotar las piezas, incorporando nuevas y tan importantes como el capitel del rey David y los músicos, que no estaba cuando abrimos, se incluyó seis meses después y se ha convertido en un emblema del museo”, destaca Luque. O el capitel del Sátiro, restaurado en 2015 y “considerado uno de los más bellos de la Edad Media”.

El público y los visitantes también han sido y siguen siendo fieles a esta joya del románico, que en cada visita sigue sorprendiendo, porque siempre hay cosas nuevas que ver. De ahí que sean en torno a 300.000 personas las que han pasado por el museo en estos 12 años (con entrada de pago), a lo que habría que sumar las que han acudido a actividades, conciertos y otras iniciativas que se han llevado a cabo.

Para la directora, “sin cifras importantes y vemos que el arte románico gusta, llama la atención y atrae a amantes del románico no sólo en verano, sino durante todo el año y lo importante es aportar por este tipo de turismo”.

¿Y qué es lo que más sorprende a los visitantes? “La gente nos dice que tiene un tamaño adecuado, son dos plantas en torno al claustro con el jardín al que se puede salir, y es un espacio agradable”, detalla la directora. 

Pero lo que más llama la atención es, por ejemplo, la sala Bagüés, “ese conjunto de pintura mural románica que permite imaginar cómo eran las iglesias hace 1.000 años, llenas de color y tan diferentes a como se pueden imaginar”. 

También el Secretum, ubicado en la segunda planta o el detalle de la carita de la reja de Iguácel, del siglo XI, sin olvidar el capitel del rey David.

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