La catedral de Roda abre sus puertas para celebrar la festividad de San Valero

El templo permanecía cerrado temporalmente por los trabajos contra la carcoma en la sillería del coro.

Sacerdotes concelebrando la misa en 2021 con la arqueta con los restos en primer término.
Sacerdotes concelebrando la misa de San Valero en 2021 con la arqueta con sus restos en primer término.
Ángel Gayúbar

Aunque todavía no se han dado por finalizados los trabajos de restauración y desinsectación de la sillería del coro de la catedral de San Vicente de Roda de Isábena, que está manteniendo cerrada al público la primera de las seos aragonesas desde el pasado mes de octubre, las puertas de este monumental templo románico se han abierto a los fieles este sábado para celebrar la festividad de San Valero, el ventero patrón zaragozano cuyos restos reposan en esta iglesia ribagorzana que fue cabeza del primer obispado instituido en tierras de Aragón tras la Reconquista.

Un santo con una gran devoción en este rincón del Alto Aragón, que conmemora históricamente su festividad con unos sencillos actos cargados de simbolismo. Entre ellos, tiene especial protagonismo la procesión por el interior del claustro catedralicio de los fieles reunidos tras la arqueta donde se conservan los venerados restos del santo. Luego hay una comida de hermandad de los asistentes en la que no puede faltar el reparto del roscón tradicional de la festividad.

La pandemia sigue condicionando la presencia en Roda durante esta jornada del grupo de devotos zaragozanos de San Valero que en las últimas décadas comparten con los rotenses esta conmemoración aunque, como apunta el párroco local, Aurelio Ricou, "alguno de ellos hará acto de presencia para mantener vivo ese hermanamiento tan enriquecedor entre Zaragoza y Roda que se ha creado en torno a la memoria del santo". El programa previsto este año arranca a la una de la tarde con la celebración de una misa concelebrada por los párrocos cercanos a la que seguirá la procesión por el claustro y la comida de hermandad.

Aurelio Ricou espera que este sábado ya esté concluido o a punto de darse por finalizado el tratamiento contra los xilófagos y de saneamiento en la sillería del coro que ha mantenido cerrada la catedral desde octubre, "ya que se ha concluido la reposición de la sillería en su emplazamiento original y solo queda proceder a la limpieza del conjunto", lo que, espera, "podría propiciar su apertura al público en breve, que es algo que nos están demandando numerosos visitantes en las últimas semanas". 

Se da la circunstancia de que en un principio se fijó la finalización de estos trabajos de saneamiento –que también han conllevado la reposición de algunos elementos en mal estado y la renovación integral del tendido eléctrico- para finales del pasado mes de noviembre, lo que hubiera permitido la apertura en las fechas navideñas del que es el principal atractivo turístico y cultural del valle del Isábena y un muy importante reclamo para numerosos visitantes.

Por ello, ya desde el inicio de los trabajos de restauración, desde algunos sectores económicos y sociales del territorio se señaló que hubiera sido preferible mantener el templo visitable delimitando la zona en que se estaban llevando a cabo las tareas de saneamiento de la madera consiguiendo, por otra parte, que este proceso de rehabilitación de la estructura del coro se convirtiera en un valor añadido a la visita a la catedral. El retraso en la finalización de la actuación ha ahondado el malestar existente.

La catedral de San Vicente preserva desde el siglo XI los restos de San Valero, ya que fue en ese momento, tocando a su fin la dominación musulmana sobre la zona cercana, cuando el obispo ribagorzano encontró en la localidad de Estada los que reconoció como los huesos del santo y los trasladó a su catedral, ese monumental conjunto románico que corona el caserío rotense, en cuya cripta se veneran desde entonces hasta que, tras la reconquista de Zaragoza, parte de los restos fueron trasladados a la capital aragonesa. 

Una hornacina construida en la cripta de la catedral ribagorzana acoge el cuerpo del santo que es objeto de una intensa veneración en la zona. Esta se ha incrementado, si cabe, desde que en la década de los ochenta del pasado siglo un grupo de fieles zaragozanos provenientes de la parroquia de Santa Ana empezaron a compartir con los vecinos de Roda esta jornada festiva en un clima de ecumenismo y encuentro a la sombra de la figura del antiguo obispo cesaraugustano.

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