El deshielo con Cataluña y los pleitos todavía vivos por el patrimonio

Lambán tiende la mano para resolver el conflicto de los bienes "fuera de los tribunales" pero sin renunciar a los procesos judiciales ya abiertos, que podrían demorarse hasta el 2027.

Javier Lambán observa una de las piezas exhibidas desde el martes en Barbastro.
Javier Lambán observa una de las piezas exhibidas desde el martes en Barbastro.
Pablo Segura

Aragón dio esta semana un nuevo paso en su larga batalla por recuperar el patrimonio emigrado a Cataluña, con la exhibición de las piezas devueltas por el Museo de Lérida al Diocesano de Barbastro. Quedan todavía muchos litigios por resolver, en la Audiencia de Huesca, el Tribunal Supremo e incluso el Constitucional, pero el Gobierno de Aragón, desde la posición de ventaja que le da tener todas las sentencias a su favor, ha tendido una mano a Cataluña para dirimir los litigios "fuera de los tribunales".

Javier Lambán espera "reencauzar" sus relaciones con los vecinos. Lo dijo el martes en la inauguración de la exposición de Barbastro, donde anunció su entrevista con el presidente Pere Aragonés dentro de un mes en Barcelona. El único tema de la agenda es la candidatura olímpica de los Pirineos, que ha marcado, dijo, "una especie de deshielo en las relaciones institucionales". Sin embargo, el presidente confía en que este acercamiento se traslade "a otros contenciosos que tenemos y que se deberían resolver fuera de los tribunales, como los relacionados con los bienes".

¿Es esto un paso atrás? No, aseguran desde el Gobierno, porque no supone una renuncia a los procesos judiciales, que hasta ahora se han saldado del lado aragonés. El propio Lambán mostró en Barbastro su deseo de que el próximo hito sea asistir a la recepción de las pinturas murales en el monasterio de Sijena. Para ello se van a realizar nuevas inversiones en el edificio, e incluso se está en contacto con la Escuela de Restauración de Huesca, encargada del estudio de la operación de traslado de los frescos desde el Museo de Arte de Cataluña.

Lambán rememoró el frustrado acuerdo de hace cinco años. Las negociaciones entabladas entre él y Puigdemont, y entre los entonces consejeros de Cultura Mayte Pérez y Santi Vila, para resolver el problema de los bienes sin recurrir a los tribunales, "y de forma absolutamente satisfactoria para las dos partes", se frustró a unas horas de aprobarlo el Consejo de Gobierno por el veto de ERC, de manera, aclaró, que "solo quedó la vía de los tribunales de justicia".

El Gobierno socialista siempre ha defendido que aquel acuerdo no suponía una renuncia ni una cesión, solo intentaba allanar el camino para la llegada de las 53 primeras obras de arte a Sijena, pero tuvo enfrente a toda la oposición política.

Hoy, la batalla legal sigue adelante y queda un largo trecho de no menos de seis o siete años, según los juristas. El de la compraventa de los bienes de Sijena, que culminó con el retorno de las últimas piezas desde Lérida en diciembre de 2017, por orden judicial y bajo la tutela de la Guardia Civil, ya se resolvió en el Supremo, que avaló la vuelta de las obras y meses más tarde desestimó los incidentes de nulidad elevados por la Generalitat, el Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC) y el Diocesano de Lérida. Agotadas todas las posibilidades, la comunidad vecina quema sus últimos cartuchos en el Constitucional, aunque "la sentencia ya es firme y tienen muy pocas probabilidades", dice una de las partes personadas.

En este caso pasaron nueve años desde la interposición de la demanda, en 2012, hasta la resolución del Supremo, en 2021. En 2014 se inició otro pleito que aún sigue vivo, el de la reclamación de las pinturas murales, en depósito en el MNAC. El juzgado de primera instancia de Huesca obligó a devolver los frescos y la Audiencia ratificó la sentencia, cuatro años después. El asunto lleva un año esperando que el Supremo decida si lo admite a trámite. Teniendo en cuenta los plazos de los otros procesos, su decisión podría demorarse un par de años más. La diferencia respecto al otro litigio de Sijena es que no se ha admitido la ejecución provisional de la sentencia dada la fragilidad de los frescos, de manera que hasta que no sea firme no se permitirá el traslado.

La Generalitat ha intentado abrir una nueva vía para retener las pinturas demandando a la comunidad religiosa por un contrato de préstamo de uso, pero el Juzgado número 2 de Huesca ha suspendido el procedimiento hasta que el Supremo resuelva los recursos interpuestos.

En el caso de los bienes de las parroquias que ya se exhiben desde el martes en el Museo de Barbastro, al consentir el juez la ejecución provisional del fallo de primera instancia, también queda aún un largo recorrido. Los expertos calculan que si la Audiencia se demora otros cuatro años y luego acaba en el Supremo, como todos los anteriores, habrá que esperar hasta el 2027.

La demanda que ni siquiera ha arrancado es la de tres obras de la diócesis de Huesca que siguen en depósito en el Museo de Lérida, procedentes de las parroquias de Berbegal y Peralta de Alcofea. Pese a la insistencia de estos municipios, los obispos oscenses siempre han sido reacios a pleitear con el de Lérida. La diócesis anunció en marzo que había "llegado el momento" de reclamar también sus obras, una vez devueltas las 111 de Barbastro-Monzón, y encargó un informe jurídico que respalda su derecho, pero antes de interponer una demanda civil se ha pedido opinión al Vaticano, que todavía no se ha pronunciado.

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