Unkar y Kares se incorporan al rescate en montaña para salvar vidas

Los equipos de la Guardia Civil de Jaca y Panticosa vuelven a tener perros rastreadores preparados para localizar a víctimas de avalanchas y desaparecidos. 

De izquierda a derecha, Iván Tuya con Kares y Kiko Navarro con Unkar.
De izquierda a derecha, Iván Tuya con Kares y Kiko Navarro con Unkar.
Laura Zamboraín

La Guardia Civil de Montaña ha incorporado nuevas unidades caninas de búsqueda de personas. Los especialistas de rescate cuentan desde hace unos días en Jaca y Panticosa con dos nuevos compañeros de cuatro patas, Unkar y Kares, que se acaban de incorporar al servicio y que seguirán las indicaciones de sus guías, Kiko Navarro e Iván Tuya, en su labor de salvar vidas.

La sección de Jaca de los Grupos de Rescate e Intervención en Montaña (Greim) llevaba más de 20 años sin perro de búsqueda, mientras que en el equipo de Panticosa el último guía fue José Antonio Torrijos, quien se retiró en el 2018. Con estas dos unidades, la provincia cuenta con ya con tres, al haber otro en Huesca, ya que el guía de Benasque también se ha jubilado y con él, el perro.

El olfato es fundamental para encontrar a personas en la montaña, labor que asocian con un juego y una recompensa final, explican los guías. Tanto Kiko Navarro como Iván Tuya han realizado en Madrid el curso, que dura unos 6 meses y consta de pruebas físicas, teóricas y un examen (es una oposición interna del cuerpo). En esta formación a cada guardia se le asigna un animal para empezar de cero. Estos trabajarán en la búsqueda de personas, aunque existen otros rastreadores para la especialidad de detección de drogas y explosivos.

"Hay que echar muchas horas, pero es una forma de vida y de convivir con el animal", explica Iván Tuya, destinado en Panticosa. Su compañero es Kares, un pastor alemán de línea checa, que vive con él, aunque en los cuarteles hay perreras perfectamente acondicionadas. En su caso, lo dona él al cuerpo.

Por su parte, Unkar es un pastor belga malinois, procedente de un criadero de Ávila. Su guía tiene experiencia en destinos con unidades cinológicas. Sin embargo, hasta ahora no había podido dar el paso.

Este tipo de perros van siempre con su preparador, que también tiene que ser especialista en montaña, formando un binomio, con un estrecho vínculo entre ambos. "Los de búsqueda de personas tienen que asociar el olor a alguien con un premio", explica Iván Tuya. Marcan ladrando en grandes áreas o rascando con las patas en la nieve, en caso de avalanchas. Los perros también realizan el curso de unos 6 meses. Luego evolucionan, aclara, "hasta alcanzar plenamente sus facultades al año y medio. Hay que terminar de afinar y eso se consigue con constancia y trabajo".

Es importante su estructura física, que sean ágiles y que no les moleste el frío o la lluvia. "Hay razas más fáciles de adiestrar, los perros más polivalentes son, por ejemplo, los pastores alemanes", señalan los guías. En el caso de búsqueda y rescate deben ser animales potentes, ágiles, que se adapten a las condiciones meteorológicas que haya en cada momento y que sean resistentes".

Ya se han estrenado sobre el terreno. A Kares lo activaron para la búsqueda de un setero en Plan. Unkar realizó una búsqueda operativa en Aguas Tuertas, en el valle de Hecho. Ahora les toca la nieve, ya que deben encontrar a personas sepultadas por avalanchas. El invierno pasado acudieron a cinco en el valle del Aragón. Aunque, precisan, "también en verano se pierde la gente". Por ello, los perros están todo el año operativos.

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