Juan Naya "Quería mostrar al mundo la sala capitular de Sijena en todo su esplendor"

Fue astrofísico de la NASA y es ahora consejero delegado de la farmacéutica Isdin. Nacido en Villanueva de Sijena, ha hecho realidad el sueño de su infancia y lo muestra en la película ‘El sueño de Sigena’.

El que fuera astrofísico de la NASA y es ahora consejero delegado de la farmacéutica Isdin, Juan Naya, natural de Villanueva de Sijena, ha puesto todo su empeño en hacer realidad el sueño de su infancia: recrear la sala capitular del monasterio con sus bellas pinturas murales. Un ambicioso reto que documenta la película ‘El sueño de Sigena’.

¿Qué lleva a un niño a soñar qué reconstruye la sala capitular de Sijena?

Tuve ese sueño a los 9 años. A mí el monasterio me tenía hipnotizado. Además, era un niño muy preguntón. Teníamos una huerta justo al lado. Mi abuelo solía llevarme con él. Íbamos con un carro y una mula y de vuelta al pueblo, al pasar frente al monasterio, siempre le preguntaba quién lo construyó, quién vivía allí, cómo era... Mi abuelo me hablaba de su fundadora y de su hijo, Pedro II, que había sido un gran guerrero. Y todo aquello me maravillaba. Al llegar a casa, mi abuela me tenía preparada la merienda y yo, otra batería de preguntas. Mi abuela había estado varias veces en la sala capitular, ya que siendo niña llevaba pan y huevos a las monjas. Y siempre me hablaba de la belleza de este espacio, de sus colores, de sus techos... Para mí, saber cómo debió ser aquel lugar se convirtió en casi una obsesión y por ello, debí tener aquel sueño. Al despertarme, se lo conté a mi abuela, convencido además de que un día lo lograría.

¿Y siente que ha conseguido ese sueño?

Ver el resultado ha sido cumplir un sueño. No hay detrás un objetivo económico o de reconocimiento. La motivación ha sido muy personal. De hecho, la película está dedicada a todos los abuelos y abuelas que han inspirado a sus nietos a alcanzar sus sueños. El mío era mostrar al mundo la sala capitular en todo su esplendor. Para ello, hemos realizado un concienzudo trabajo de investigación y de recreación, que ofrece un magnífico resultado. Pero Sijena tiene muchas más posibilidades. Ojalá sea una inspiración para que administraciones, universidades o iniciativas privadas abran nuevas vías de recuperación.

¿Qué motivó el despertar de ese sueño infantil?

En 2007, me encontré con un libro que recogía todas las fotografías en blanco y negro realizadas antes del incendio de 1936. Sentí que tenía una muy buena base con la que comenzar a dar forma a mi sueño y que había llegado el momento de intentarlo, ya que estaba seguro que la tecnología a nivel de tratamiento de imágenes y reconstrucción 3D permitiría hacer un buen trabajo de recreación.

¿Y cuál ha sido el resultado?

Habrá que ver la película. El objetivo era intentar poder ver esa sala como si estuviera recién hecha, es decir, como la vio la reina doña Sancha. Al principio, pensé que sería algo más o menos sencillo. Al fin y al cabo, se trataba de colorear unas fotografías. Hasta que me di cuenta de que las imágenes ni tenían la resolución ni la información que necesitábamos. Había que entender las técnicas de aquel momento y emularlas, alcanzar la expresividad de cada personaje, completar escenas,... Ha sido un gran reto, que ha requerido de los mejores investigadores, artesanos y artistas digitales. Hablamos de un proyecto amplio y ambicioso, con carácter internacional.

Y, además de ver el resultado en la gran pantalla, ¿qué aplicaciones tendrá esta recreación? ¿Se puede emular el caso de éxito de la recuperación digital de San Clemente de Tahull?

Sí, claro. Tenemos la posibilidad de optar por ese tipo de proyecciones o por la realidad virtual en 3D. También se pueden llegar a reproducir a tamaño real a través de paneles, tanto las pinturas como los techos. La parte complicada ya está hecha. Ahora, se abre todo un mundo de posibilidades y espero que, con la colaboración de instituciones o museos, se puedan realizar diferentes versiones para que el público pueda admirar su riqueza.

¿Tienen previsto llamar a la puerta del Gobierno de Aragón?

Por supuesto. Como aragonés, no imagino mayor orgullo que compartir este trabajo con la gente de mi tierra. La difusión de esta recreación nos va a permitir enorgullecernos frente al resto del mundo de las maravillas del monasterio de Sijena.

Detrás hay 12 años de trabajo y una gran inversión. ¿Alguna vez pensó en tirar la toalla?

Ha habido momentos muy difíciles, pero ha ganado la pasión y la cabezonería. También, mi curiosidad. Soy un hombre de ciencias, ávido de encontrar respuestas y, al final, Sijena ha sido como un proyecto de astrofísica. Han sido muchos los interrogantes y los desafíos. Mi pasado de astrofísico ha sido muy útil, ya que este proyecto ha necesitado de método, rigor y tesón. Hay una frase que siempre repetíamos: «Sijena, contra viento y marea». Y espero que cale. También deseo que hablar de Sijena sea hablar de arte y historia, ya que en los últimos años mentar la palabra Sijena ha sido siempre sinónimo de conflicto.

¿Ha seguido de cerca el litigio por el tesoro artístico de Sijena? ¿Le gustaría ver volver las pinturas?

Al igual que cualquier aragonés, he seguido muy de cerca las noticias relacionadas con el litigio judicial. Habrá que respetar y acatar las decisiones judiciales, aunque, como persona que ha nacido en Villanueva de Sijena, siempre apoyaré a mi tierra. Tengo muy claro que las pinturas pertenecen al monasterio de Sijena y que cuando se las llevaron solo se fueron en calidad de depósito. A partir de ahí, donde quiera que estén, quiero que estén bien cuidadas y atendidas.

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