Piden 25 años de prisión para el guardia civil de Huesca que apuñaló en la calle a otro agente y a su hija

Los atacó por la espalda sin motivo y por sorpresa cuando paseaban y se ensañó con el padre, al que asestó 13 navajazos.

La Policía Nacional registró este lunes el domicilio del guardia civil detenido en busca de pruebas.
El agresor, saliendo de su domicilio, registrado por la Policía en busca de pruebas.
Rafael Gobantes

El guardia civil de Huesca que apuñaló en plena calle a otro agente del cuerpo y a la hija de este, menor de edad, se enfrenta a penas de hasta 25 años de prisión por dos presuntos delitos de tentativa de asesinato. Así califica la acusación particular los hechos ocurridos el 2 de mayo de 2020 en la avenida de Martínez de Velasco de la capital oscense cuando padre e hija iban paseando y fueron atacados por la espalda. Por su parte, la Fiscalía rebaja la pena a casi 20 años al considerar que en el caso del padre, que salvó la vida milagrosamente, hubo un delito de tentativa de asesinato con alevosía y ensañamiento (14 años y 11 meses de prisión), y en el de la chica, uno de lesiones con uso de arma y alevosía (5 años).      

Los hechos se produjeron a las 20.10, una hora a la que había muchos viandantes por la calle aprovechando la franja horaria que permitía paseos de personas mayores de 14 años y actividades deportivas al aire libre en los primeros meses de la pandemia. Según el relato de la Fiscalía, la víctima, Jesús L. A., de 51 años, cabo de la Unidad de Tráfico, salió de su casa para pasear al perro acompañado de su hija, de 16. La menor se apercibió de la presencia por detrás del procesado, José Luis E. E., de 49 años, pidiendo a su padre que apartase la correa del perro para dejarle pasar, momento en el que sin ningún motivo y de forma sorpresiva, estando todavía por detrás de las víctimas, le dijo a él. "Hola, ¿qué tal cabrón, cómo estás?, a la vez que con una navaja  le asestó una puñalada en la nuca. 

Al volverse la víctima y sin que pudiera defenderse, le dio otras tres puñaladas en el cuello, hasta que cayó boca arriba indefenso, aprovechando el agresor para darle más navajazos por todo el cuerpo. En total, 13, algunos cuando ya estaba inconsciente. Según el fiscal, "encarnizándose y recreándose con su víctima", a la vez que le decía: "¿Esto te gusta? te voy a matar".  

Los testigos lo redujeron con una comba

La hija se colocó entre el agresor y su padre y recibió una puñalada por la espalda y en la nuca, otra en el hombro, otra en el glúteo y alguna más, quedando tendida al lado de su progenitor, mientras el acusado seguía clavando la navaja a este. No cesó hasta la intervención de unos viandantes que le redujeron mientras llegaba la Policía, maniatándolo con una comba deportiva de uno de los testigos.  

Desde un principio se descartó que detrás del suceso hubiera un móvil de tipo laboral. Aunque la víctima y el atacante pertenecen a la Guardia Civil, no habían compartido nunca unidad. Sí eran vecinos, en la misma avenida de Martínez de Velasco donde ocurrieron los hechos. El relato del fiscal incide en que el procesado, que estaba de baja psicológica, mantenía una relación "normal y correcta" con la víctima. Compartían profesión pero no tenían una especial vinculación por estar destinados en distintas unidades. 

El hombre apuñalado estuvo casi tres semanas en el hospital y cuando salió se mudó al cuartel. No volvió a su casa. Consideró que no era el entorno más favorable para su recuperación médica y psicológica ya que, por un lado, era vecino del agresor y, por otro, tenía pendiente el juicio de una denuncia por amenazas contra dos jóvenes que también fueron detenidos por inducir presuntamente la agresión pero que luego quedaron libres por no existir ningún indicio. 

El lesionado tardó 213 días en curar. Padece secuelas funcionales derivadas del estrés postraumático, la afectación del nervio trigémino y las extremidades, entre otras. Su hija sufrió cuatro heridas incisas. 

La Fiscalía admite que en el momento de los hechos el agresor presentaba un trastorno adaptativo delirante de tipo persecutorio con repercusión en su capacidad volitiva e intelectiva, pero que solo le afectaba de forma parcial y que la agresión únicamente está de manera indirecta relacionada con su delirio, sin evidencias de que no pudiera entender lo que estaba haciendo. Además de la pena de prisión, solicita una indemnización de 150.000 euros para el padre y de 60.000 euros para la hija.  

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