Los Mallos de Riglos, convertidos en una catarata por efecto de la DANA

El fenómeno se repite cuando caen más de 25 litros por metro cuadrado, aunque en esta ocasión el salto de agua resultó aún más espectacular. 

El agua cayendo como una cascada por los Mallos de Riglos.
El agua cayendo como una cascada por los Mallos de Riglos.
Óscar Abizanda

La primera DANA (Depresión Aislada de Niveles Altos) de la temporada ha dejado imágenes espectaculares a su paso por la península. También en Aragón, donde el miércoles se pudieron ver calles de varias localidades convertidas en ríos, barrancos desbordados como el de la Valcuerna a su paso por el casco urbano de Peñalba o carreteras inundadas. La lluvia torrencial dejó daños a su paso pero también estampas espléndidas que brinda la naturaleza. Es el caso de los Mallos de Riglos, convertidos en una catarata por la caída vertical del agua de las escorrentías que desembocan en sus cumbres. 

Los Mallos de Riglos, convertidos en una cascada por efecto de la DANA

El salto de agua desde las moles rocosas no es un hecho inusual, aunque se pudo ver con mayor intensidad en la mañana del pasado miércoles, cuando Óscar Abizanda, vecino del pueblo, recogió las imágenes del vídeo. Según explica el alcalde de Riglos, ocurre cuando se producen lluvias de más de 25 litros por metro cuadrado en una hora. Las estaciones de aforo de la Confederación Hidrográfica del Ebro y de la Agencia Estatal de Meteorología reflejaron registros por encima de esa cantidad en numerosos puntos de la Comunidad Autónoma. El salto del agua se precipitó sobre una zona no habitada de la localidad, por lo que no produjo daños materiales. 

La altura de estas formaciones geomorfológicas verticales dio mayor vistosidad a la imagen. Los Mallos de Riglos, junto con los de Agüero y Peña Rueba, declarados monumentos naturales, tienen paredes y desniveles que llegan a alcanzar 250 metros en vertical y están rematados por cimas cupulares cuya altura máxima supera los 900 m.

Por unos momentos, Riglos emuló a las cascadas más famosas del Pirineo, como la de Sorrosal (Broto), las de Cerler (Benasque) o las del Cinca y la Cola de Caballo, estas dos últimas en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido.     

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