El día a día en un campamento con grupos burbuja y toma de temperatura

Desde las 7.45 hasta la hora de acostarse se sigue un estricto protocolo, lo que no ha evitado las bajas de los monitores, uno de los principales problemas de las colonias.

La rutina habitual de la toma de temperatura.
La rutina habitual de la toma de temperatura.
Laura Zamboraín

Casi 30.000 niños y jóvenes participan este verano en campamentos y colonias organizados en Aragón. Pese al control y las estrictas medidas para evitar contagios hay casos positivos casi a diario, asegura la patronal del sector, que quiere inmunizar a todos los monitores. Las bajas de estos por la covid-19 obligan a buscar sustitutos en muy pocas horas. Es una tarea muy difícil, si se quieren cumplir las ratios de niños por educador exigidas por la administración.

En Canfranc Pueblo, organizado por la empresa Sargantana, comenzó ayer un nuevo turno de colonias de una semana, y empezó con las bajas de dos monitoras por positivo en covid. En un tiempo récord se buscó y encontró a dos personas para sustituirlas.

Las actividades con pernocta de estos meses de verano tienen el mismo esquema que en años anteriores. La diferencia es que se establecen grupos burbuja y se evita que los menores que no pertenecen al mismo se junten. "En el albergue hay dos campamentos y para que no se reúnan se hacen dos turnos", explica Leo Cruz, el director de uno de ellos. Los chavales arrancan su jornada a las 7.45 y a las 8.00 desayunan. Cuando salen los primeros entra el otro turno. Tanto en los desayunos como en las comidas y las cenas son los propios monitores los que sirven la comida, la leche, los zumos... para evitar que los envases pasen de unas manos a otras.

A las 10.00 dejan el albergue, porque hasta las 13.00 se realiza la limpieza y desinfección. Los niños están en la calle y al aire libre, realizando todo tipo de actividades, "siempre en el exterior para evitar espacios cerrados", señala Cruz. A las 13.00 come el primer turno, y una hora después, el segundo. La tarde se completa con más actividades hasta la hora de la cena.

Tanto en el desayuno como en la comida se toma la temperatura a todos. El resultado se registra en una tabla. "Si alguno pasa de los 37,5 grados nos ponemos en contacto con los padres y el centro de salud", añade el monitor. Así comienza el protocolo de un posible caso positivo.

Los niños y niñas que duermen en la misma habitación, comen en la misma mesa. De esta manera es más fácil saber los contactos estrechos. "El director del campamento debe decir en el centro de salud quienes son los contactos estrechos, y estos deben coincidir con los que posteriormente debe decir el contagiado", subraya Víctor López, responsable de Sargantana, para demostrar hasta qué punto hay un seguimiento estricto. Son los que en las últimas 48 horas han dormido en la misma habitación y han compartido mesa en el interior, ya que en esos momentos se está sin mascarilla. "Más de 15 minutos se considera ya contacto estrecho", apostilla. Y como está establecido, deben guardar 10 días de aislamiento.

"Normalmente si es una persona sola puede estar en el albergue, porque tenemos que tener una habitación para estos casos, pero también se avisa a sus padres y suelen venir a buscarlos, aunque hay otros que no lo hacen por distintas cuestiones, como la distancia. Tenemos niños hasta de Sevilla", explica López.

Los casos positivos en los campamentos y colonias de verano son diarios. "No hay muchos en un campamento, pero sí muchos casos en diferentes centros", indica el responsable de Sargantana y presidente de la Patronal Aragonesa de Empresas de Ocio Educativo y Animación Sociocultural. Por eso se establecen los grupos burbuja y se intenta aislar cuanto antes a los contactos estrechos de cada chaval.

El temor de volver a casa

Los participantes se toman el protocolo diario del termómetro con humor, pero conscientes de lo que supondría llegar a esos 37,5 grados. Incluso algunos preguntan mientras tanto si se tienen que ir a casa. "No nos gustaría, lo pasamos muy bien. Conocemos gente de otros sitios y no tenemos tiempo para el aburrimiento", comenta uno de ellos.

Este verano ha habido distintos brotes en las actividades infantiles. Uno de los últimos fue en Graus, donde el Ayuntamiento está desinfectando las instalaciones deportivas y los alojamientos utilizados en un campus de fútbol, después de la detección de varios positivos.

El campus acabó el sábado. Los contagiados dieron negativo en los controles realizados en esa actividad, pero las PCR fueron positivas tras regresar a Huesca. Los organizadores no saben cuándo ni cómo se contagiaron.

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