Cáritas batió en 2020 récords de ayudas por la pandemia en la provincia de Huesca

En Huesca, se repartieron casi 300.000 euros a partes iguales entre españoles y extranjeros con una edad media de 35 años y con mayoría de mujeres. 

De izquierda a derecha, Felipe Munuera, director de Cáritas Huesca, Julián Ruiz, obispo de Huesca, y Jaime Esparrach, secretario general de la entidad.
De izquierda a derecha, Felipe Munuera, director de Cáritas Huesca, Julián Ruiz, obispo de Huesca, y Jaime Esparrach, secretario general de la entidad.
Cáritas Huesca

Cáritas Diocesana cerró el año 2020 con un récord de ayudas entregadas en la provincia por la pandemia. En la delegación de Huesca, repartieron cerca de 300.000 euros, especialmente para el pago de alquileres y en menor porcentaje para la compra de productos de primera necesidad. La de Barbastro-Monzón entregó 6.067 ayudas directas, lo que supone un incremento de algo más del 22%. Y la de Jaca duplicó el número de intervenciones y entregó 3.164 lotes de comida, un 42% más que en 2019 (1.828).

Las tres delegaciones de Cáritas han presentado esta semana las memorias de 2020 con motivo de la Semana de la Caridad, que culminará el 6 de junio con la celebración del Corpus Christi. Además, ha lanzado la campaña 'Seamos más pueblo', que busca crear redes y comunidad para afrontar mejor la pandemia y volver a una ‘nueva normalidad’ más humana.

Cáritas Huesca acompañó a 1.581 personas, lo que supone 2.740 beneficiarias, y realizó 7.423 respuestas de intervención. En cuanto al perfil de los beneficiaros de ayuda, procedían de 50 nacionalidades distintas: 48% extracomunitarios, 43% españoles y 9% comunitarios. La edad media se sitúa en los 35 años y el 53% fueron mujeres.

El Programa de Acogida atendió a 977 personas, otras 208 sin hogar y 18 pasaron por las viviendas de acogida de Cáritas Huesca. Se tramitaron 1.150 prestaciones por valor de 215.000 euros, lo que supone un incremento del 55% con respecto a 2019. Desde el Programa de Promoción, dedicado a proveer a las personas de herramientas para que desarrollen sus cualidades y potencialidades, se ha acompañado a 253 personas, tanto menores como adultas.

En cuanto al Programa de Empleo, hubo 969 participantes, un 13% menos que el pasado año. Un total de 824 personas se beneficiaron de los servicios de orientación e intermediación laboral que ofrece Trobaempleo, la agencia de colocación de Cáritas Huesca y a pesar de las dificultades, 89 personas consiguieron un puesto de trabajo. Por su parte, la empresa de inserción de la entidad, Carinsertas realizó 25 contratos de inserción e incorporó nuevos servicios para ampliar su oferta.

La Tienda de Comercio Justo se vio obligada a cerrar en marzo y en junio retomó su actividad, pero sin poder realizar ningún espacio de venta puntual. Se ha hecho un gran esfuerzo de comunicación y difusión que ha permitido obtener 23.000 euros en ventas.

Dentro de la cooperación para el desarrollo se han destinado 15.000 euros de colaboración con Cáritas Burkina, 3.000 para Centroamérica y 5.000 a Cáritas Filipinas. Además de los más de 4.700 euros recibidos en donativos dedicados a diferentes emergencias, especialmente para Somalia.

El director de la entidad oscense, Felipe Munuera, ha mostrado su “sincero agradecimiento a todas las personas que siempre colaboran con Cáritas Huesca y también a todas aquellas que han apoyado económicamente nuestra labor durante el último año”. También reconoce el enorme esfuerzo que ha realizado el personal técnico durante los últimos doce meses y recuerdan a todas las personas voluntarias, las actuales, las que estuvieron y las que ya no están. “Simplemente gracias", ha resumido. 

El obispo de Barbastr-Monzón, Ángel Pérez, junto a la directora de Cáritas, Amparo Tierz.
El obispo de Barbastr-Monzón, Ángel Pérez, junto a la directora de Cáritas, Amparo Tierz.
Cáritas Barbastro-Monzón.

En el caso de Barbastro-Monzón, Cáritas realizó 2.855 llamadas psicosociales y acompañó, desde sus distintos programas, a 7.432 personas. "Desde el inicio del estado de alarma, nuestra preocupación ha dar respuesta a la cantidad de demandas que nos llegaban, principalmente de primera necesidad", señala la directora de la entidad, Amparo Tierz.

La mayoría de las peticiones recibidas, el 35%, fueron ayudas económicas, seguidas de las proporcionadas en especie (31%). Además, durante el confinamiento se realizaron 690 llamadas de seguimiento a usuarios y se repartieron 116 lotes de alimentos a domicilio. El obispo, Ángel Pérez, subraya la importancia de la acción caritativa dentro de la Iglesia “que ha multiplicado sus efectivos, yo diría que casis hasta la extenuación”.

Cáritas agradece el trabajo de sus técnicos y de sus más de 400 voluntarios y hace extensivo el reconocimiento a las administraciones, con las que han trabajado de forma "coordinada, no solo en lo económico". La entidad ha abierto nuevos puntos de atención en Zaidín, Tamarite de Litera, Graus y Aínsa.

En el Programa de Temporeros, el año pasado se hicieron 18 reuniones de coordinación, 120 visitas a asentamientos y 458 llamadas de seguimiento. La pandemia aconsejó adelantar las visitas al mes de marzo y al trabajo habitual se añadieron tareas para prevenir el coronavirus. Fruto de ello se pudo alertar de un posible brote en Albalate de Cinca, que acabó confirmando 29 positivos.

Precariedad de empleo y alquileres elevados

Por su parte, Cáritas Diocesana de Jaca, que agrupa a las comarcas de la Jacetania y Alto Gállego, realizó 5.340 intervenciones con la que atendió a 1.519 personas y a 619 familias. El director de la entidad, Marcos Lera explica que “ha sido un año diferente para todos por la pandemia, que empezó fuerte en marzo porque hubo gente a la que pilló descolocada en sus trabajos y con pocos recursos”. Y después del verano llegó el cierre de las estaciones de esquí, lo que ha motivado que se incrementaran las ayudas en el valle de Tena, en localidades como Sallent de Gállego, Panticosa o Biescas.

Marcos Lera, director de Cáritas Diocesa de Jaca, junto al obispo, Julián Ruiz, en la presentación de la memoria de 2020.
Marcos Lera, director de Cáritas Diocesa de Jaca, junto al obispo, Julián Ruiz, en la presentación de la memoria de 2020.
Heraldo

Uno de los problemas principales es la precariedad del empleo ya que se depende mucho de la hostelería y turismo y hay mucho contrato fijo discontinuo o de temporada. “Se ha visto que estos trabajos son los más afectados, las familias más vulnerables son las que trabajan en este sector, y las más afectadas por la pandemia”, subraya. Otro es la vivienda, con alquileres altos en muchos casos “y las familias los hijos priorizan poder vivir en una casa con calefacción y luz, y en muchos casos se les ayuda con lotes de alimentos”. Y en tercer lugar la tramitación de ayudas sociales.

En lo que va de 2021 la situación también es mala, “porque la economía ha estado prácticamente parada hasta el mes de mayo”, recuerda Lera. De hecho, el primer trimestre de este año está muy por encima del anterior, con la entrega de casi el doble de lotes de comida. 

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