Luto en Benasque por la muerte del emblemático montañero José Aranda

Aunque nació en Málaga, llevaba afincado más de 40 años en el valle, donde ejerció de guía. Sus amigos recuerdan con cariño que "había lugares que solo habían pisado las pezuñas de los sarrios… y sus botas".

Foto de archivo de José Aranda, emblemático montañero nacido en Málaga pero afincado en el valle de Benasque desde hace más de 40 años.
Foto de archivo de José Aranda, emblemático montañero nacido en Málaga pero afincado en el valle de Benasque desde hace más de 40 años.
A. Padilla

El valle de Benasque en particular y el mundo de la montaña en general están de luto por el fallecimiento a los 68 años de edad de José Aranda Plumariega, un emblemático guía nacido en Málaga pero que llevaba más de 40 afincado en la zona, donde se había ganado el cariño y el respeto de los vecinos por su amor al monte. También trabajó para el Ayuntamiento arreglando caminos.

Las redes sociales se han llenado de palabras de condolencia de muchos amigos y conocidos como las del montañero, profesor, guía y divulgador Narciso de Dios Melero, quien recuerda que siempre le decía que "había lugares del Valle de Benasque que solo habían pisado las pezuñas de los sarrios… y las botas de Aranda”

Ignacio Abadías, el alcalde de Benasque, ha lamentado la pérdida de José Aranda, "un persona bastante pintoresco, bohemio y muy dedicado a la montaña que estaba muy arraigado". Ha sido una muerte "inesperada". Los propios vecinos dieron la voz de alarma al no verle durante cinco o seis días por el pueblo "porque tenía sus rutinas y era muy metódico" y entonces se decidió entrar a su domicilio, donde fue hallado muerto por un infarto. Este domingo se ha celebrado un funeral con la presencia de dos hermanos llegados desde Málaga y Barcelona. 

José María Ciria, presidente de los empresarios del valle, ha recordado que Aranda se alojó a su llegada a Benasque en su antigua Fonda Barrabés. "La montaña era su vida y aprendió a esquiar en el glaciar del Aneto con los esquís al hombro. Estaba ahorrando para volver una vez más a los Alpes, su otro lugar mágico, y se iba a vacunar para poder viajar", ha señalado, recordando además que fue la persona que abrió el camino de los Tres Barrancos "así que cada vez que pasemos por allí le recordaremos". Ha destacado, además, que fue uno los que revitalizó la profesión de guía de montaña "cuando no había nadie" y que hacía cosas que nadie más hacía como acompañar a la gente para que esquiaran en luna llena. "Era una persona muy peculiar y que ha sido muy importante para el mundo de la montaña porque era casi como un pico más de aquí. Todo el mundo le conocía", ha indicado.

Foto de archivo de José Aranda, emblemático montañero nacido en Málaga pero afincado en el valle de Benasque desde hace más de 40 años.
Foto de archivo de José Aranda, emblemático montañero nacido en Málaga pero afincado en el valle de Benasque desde hace más de 40 años.
Heraldo

También el benasqués Félix Jordán de Urriés, director general de la Fundación Deporte Joven del Consejo Superior de Deportes, ha mostrado su dolor por el fallecimiento de Aranda, "toda una institución en Benasque que con el paso de los años se ganó el pasaporte de montañés". "Un tipo rudo, bruto, áspero, gritón, pero una buena persona, a la cual me gustaba escuchar su voz ronca y sus planteamientos sencillos, pero sensatos. Para mí y muchos otros, era un tipo entrañable. Aranda era de esas personas que toda la vida, pasasen los años que pasasen siempre estaba igual, pelo blanco, mal afeitado, moreno, siempre desaliñado, por no decir puerco, siempre gritando al hablar...", le ha definido.

Además, recuerda que hace tres o cuatro años, para celebrar su jubilación, cogió su mochila, sus botas y sus esquis y desde Benasque en autobús, tren y hasta a dedo... se fue a Cervinia, en los Alpes Italianos, a esquiar y volvió. "Menuda aventura, eso solo lo podía hacer Aranda", asegura.

Mientras, Narciso De Dios Melero ha expresado su consternación por la pérdida de un amigo. "Benasque ha perdido algo más que un habitante, ha perdido una seña de identidad. Para mí es algo así como si Madrid perdiera La Cibeles o Barcelona su Sagrada Familia. La vida sigue, sí… pero dejas un hueco que nadie podrá llenar", ha escrito.

Asegura que pocos conocían las montañas del valle como él, lo que le permitió ejercer de guía en tiempos donde en España "nadie apostaba por ese oficio como profesión, y nadie movía un dedo en las instituciones oficiales para meter en las leyes una actividad así". De hecho, critica que las nuevas normativas y reglamentos excluyeran de la titulación "a una de las personas que quizá, por trayectoria, más lo merecía". Aun así, valora que él siguió con su vocación, "la de hacer y enseñar la montaña de más manera más pura, en las antípodas de los actuales artificios".

También desde el refugio de la Renclusa han lamentado la triste noticia por el fallecimiento de "un amigo de toda la vida de la familia de La Renclusa, una persona enamorada de la montaña". "Descansa en paz, José", le han despedido. 

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