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Lleno en el Pirineo en Semana Santa: "Es una inyección de moral después de un invierno tan duro"

La imagen de las terrazas llenas en Jaca, Alquézar o Aínsa durante la Semana Santa supone un respiro tras largos meses de parón. Los empresarios reconocen que no esperaban tanta afluencia.

Turistas este viernes en las calles de Alquézar.
Turistas este viernes en las calles de Alquézar.
Pablo Segura

"La Semana Santa ha supuesto una inyección de moral después de un invierno tan duro para el sector de la nieve y los valles del Pirineo". Marian Bandrés, presidenta de la Asociación de Empresarios de Comercio y Servicios de la Jacetania, ha visto cómo estos días tiendas, bares, restaurantes, hoteles y lugares de interés turístico de Jaca y de los valles del Pirineo se volvían a llenar, tras la larga sequía del invierno. Y lo han hecho con los de casa, con los visitantes de Zaragoza, Huesca y Teruel.

Otros empresarios del sector también hacen una lectura positiva, aunque sin ocultar que no han sido unas vacaciones normales. "Más bien ha sido un fin de semana bueno, cuando otras veces llenábamos siete días", dice José María Ciria, de los empresarios del valle de Benasque. "En Benasque han abierto los hoteles, rozando el lleno algunos días, y los restaurantes han estado a tope", explica. "No esperábamos tanta gente", admite. El hecho de no haber podido ir a la playa se ha notado. "Hasta Benasque ha venido gente de Gea de Albarracín o Escatrón". En opinión de Ciria, aunque esté claro que solo con los aragoneses no se cubre la oferta turística del Pirineo, porque pesan los visitantes catalanes, vascos, navarros y madrileños, "la elevada afluencia demuestra que permitir la movilidad entre las tres provincias es importante".

Las oficinas de turismo no han parado. Ni ellas ni los negocios de hostelería de destinos habituales en estas fechas como Jaca, Benasque, Aínsa o Alquézar. Tras un largo invierno marcado por los confinamientos perimetrales y el cierre de los negocios, estas primeras vacaciones han supuesto "un balón de oxígeno" para los empresarios. Los atascos de tráfico en el puerto de Monrepós el pasado jueves dieron la pista de que iba a ser un buen puente.

"Hemos trabajado sin parar. Era lo esperado y lo deseado, y el buen tiempo ha contribuido a ello", afirma Rosa María Pueyo, responsable de la oficina de turismo de Aínsa. Y ya desde el fin de semana pasado, aunque el pico se produjo el Jueves y Viernes Santo, cuando pasaron unos 900 visitantes por la oficina.

La Semana Santa, coinciden todos los agentes turísticos, no va a ser como la de otros años. En muchos destinos, como Jaca, los clientes aragoneses representan solo un 15%, y este año no se ha podido contar con vascos, navarros, madrileños o catalanes, pero tampoco ha habido competencia de la playa, ante la imposibilidad de salir de la Comunidad Autónoma.

El cañón de Añisclo, el ibón de Plan o las pasarelas de Alquézar y Panticosa han sido la alternativa a Salou. Jaca estaba "a reventar", reconoce Marian Bandrés. "Los hoteles que han abierto, que no son todos, tienen una buena ocupación, aunque no sea al cien por cien, ya que la mayor parte de quienes nos visitan son gente de segundas residencias. Pero solo el hecho de que puedan venir estos ya es un alivio, aunque sabemos que el mayor impacto procede de los que llegan de otras comunidades".

Y aunque la Semana Santa no haya llenado las miles de plazas hoteleras del Pirineo, se ha notado en la hostelería, bares y restaurantes, teniendo en cuenta que muchos han sido desplazamientos de un día.

El tiempo ha ayudado a llenar los destinos de interior, como también el hecho de que los aragoneses no hayan podido viajar fuera. La oficina de turismo de Jaca ha recibido a visitantes de la Comunidad que por primera vez han estado en la ciudad en Semana Santa. "Por estas fechas buena parte se iba a Salou o a otros lugares de la costa", comenta un empleado. "Hay menos gente que otros años, pero como los aforos son limitados, las cafeterías están a la máxima capacidad permitida y las terrazas, a tope". Lo mismo ocurre con las visitas guiadas organizadas por la ciudad. Han estado completas, teniendo en cuenta que el número de participantes está restringido.

Actividades como los recorridos por las pasarelas turísticas también han sido un éxito. Panticosa ha recibido cada día a 1.440 visitantes, su máxima capacidad, y por las de Alquézar han pasado entre el 1 y el 4 de abril 4.922 personas. "Esperábamos gente, pero no tanta. Ha sido brutal", según Luis Aceituno, trabajador de esta infraestructura turística.

La Asociación de Empresarios de Camping de Aragón afrontaba la Semana Santa con malas perspectivas, ya que solo esperaba una ocupación aceptable tres días en el Pirineo, y especialmente en bungalows, resalta su presidente, José Manuel Ferrero, pero "eso no compensa los más de cinco meses que llevamos sin trabajar".

En todo caso, "después del daño económico del confinamiento provincial, hemos recibido esto como un maná, y esperamos que a partir de ahora haya cierta normalidad", apunta Marian Bandrés. Los visitantes han llegado, pero no las ansiadas ayudas, ya que, como recuerdan, el sector de la nieve ha quedado excluido de los planes del Gobierno central y del Gobierno de Aragón.

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