Emprendedores a los que no frena la pandemia: abierto un centro para esquiadores en Formigal

Una empresa inaugura un centro de experiencias, a pesar del cierre de la estación y sin temporada de esquí. "En dos meses hemos vendido cinco artículos, pero ya estamos pensando en el verano y en la próxima temporada".

Dani Maza y Ana González. Él está al frente del centro, donde ella da clases de yoga.
Dani Maza y Ana González. Él está al frente del centro, donde ella da clases de yoga.
Heraldo

La pandemia ha alterado pero no ha frenado las ansias de algunos emprendedores, incluso en medio del duro parón del sector de la nieve. Formigal, la segunda estación más importante de España, parecía este invierno más un desierto que una próspera estación de esquí con capacidad para mover 14.000 deportistas al día. En la urbanización, los bloques de apartamentos han permanecido vacíos y casi todos los negocios comerciales y de hostelería, cerrados. Pero esta situación no ha sido obstáculo para que abriera sus puertas algún establecimiento, pensando no en esta campaña, que es para olvidar, sino en lo que está por venir.

Es el caso de Kaihoo Ski School. “La pandemia nos pilló en mitad de un proceso que ya venía de largo. Este es un proyecto que no se desarrolla en unos meses, y había que tirar para adelante”, dice Daniel Maza, que está al frente de lo que los promotores definen como un centro de experiencias para el esquiador. En sus más de 400 metros cuadrados concentra una escuela de esquí, un bar y zona VIP para atender a los alumnos e invitados, una tienda, un fitting boots (para personalizar las botas), una agencia de viajes y un centro de yoga y de fisioterapia.

Con una inversión de casi 600.000 euros, los promotores, de Madrid, Formigal, Huesca, Zaragoza y Pamplona, decidieron seguir adelante cuando en diciembre todo indicaba que las estaciones de esquí abrirían el día 23 de ese mes. La reforma se había iniciado en septiembre y todo estaba a punto para la inauguración, con una pedido de material de casi 200.000 euros. El día que lo colocaron se dio marcha atrás a la apertura de las pistas. “Ya nos quedamos enganchados, y como el nuestro todos los negocios. Es muy complicado tirar un proyecto para atrás”, justifica Dani Maza, que lleva 20 años viajando por el mundo dedicado profesionalmente al esquí. Su experiencia en otros países ha inspirado el concepto de este negocio innovador.

A pesar de todo, tiraron para adelante y decidieron abrir. “Yo vivo en Formigal y ¿qué voy a hacer? Prefiero estar en la tienda que en casa. Ha sido muy triste, aquí no hay más de 10 coches. Si digo que he vendido cinco artículos en dos meses, igual es mucho. Sé que suena dramático, pero es la verdad”, comenta.

La vista está puesta ahora en el verano, a pesar de que negocios como este viven casi exclusivamente de la temporada invernal. Ha habido que hacer de la necesidad virtud y reinventar lo que ya era un concepto innovador. “Yo lo llamo el laboratorio del esquiador, cubrimos todas sus necesidades: desde fisioterapia a un taller-laboratorio que customiza botas y otros materiales, actividades de bicicleta y montaña”. Su intención de mover el deporte de la bici pensando en la época estival choca con la actual escasez en el mercado. Un nuevo obstáculo que no los ha echado para atrás.

Ángel Aguilera, otro de los socios, señala que este año la escuela de esquí solo ha podido trabajar un poco en Astún, la única estación abierta en el Pirineo aragonés. Estos meses han servido al menos para el rodaje, comenta viendo el vaso medio lleno. “Ya estamos pensando en verano y en la próxima temporada invernal”.

En un año sin empleo en el sector, el centro ha generado dos contratos fijos y esperan que en verano la plantilla se incremente hasta los diez.

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