Huesca

La residencia de Yéqueda cierra su ciclo como centro covid después de un año   

La Abubilla ha organizado el 23 de marzo un acto en el que representantes de las entidades que colaboraron en los momentos más difíciles de la pandemia enterrarán una urna con mensajes recibidos en la página web.

El 23 de marzo la residencia de mayores La Abubilla, en Yéqueda, cumplirá un año como centro intermedio de covid y su director, Mateo Ferrer, considera que ha llegado el momento de que "cada uno expresemos lo que llevamos en el corazón, alegrías, esperanzas, agradecimientos, miedos, incertidumbres… . Para ese día,  se ha organizado un acto en el que representantes de todas las entidades que pusieron su grano de arena para afrontar la primera ola de la pandemia en esta instalaciones, enterrarán una urna bajo tres laureles romanos que crecen en el jardín. 

Esta cápsula guardará todos los mensajes que se reciban en la página web de La Abubilla a través de la pestaña  'mensajes covid 19' www.residencialaabubilla.com/covid-19. La elección de los laureles romanos o adelfas para dar sombre a la 'cápsula de la esperanza' no es gratuita, según explica el director de La Abubilla. "Esta especie posee un gran simbolismo, ya que fue la primera planta en florecer tras la bomba atómica sobre Hiroshima, lo mismo que hará nuestra sociedad tras la covid-19", señala Mateo Ferrer. Cerrada esta etapa, las instalaciones abrirán sus puertas como residencia para la tercera edad el 6 de abril.

El director del centro manifiesta que durante este año, "hemos recibido el cariño y ayuda de infinidad de empresas, colectivos y personas anónimas, desde nuestros vecinos más cercanos, a personas y colectivos que están a miles de kilómetros de aquí". "Todos quisieron poner su granito de arena, aportándonos desde grandes donaciones de material sanitario, a cartas con dibujos y mensajes de apoyo", añade. 

Sin estrenar

La Abubilla, ubicada a menos de 8 kilómetros de la ciudad de Huesca, no tuvo tiempo de estrenarse en la función para la que fue construida, aunque ya tenía concedida la licencia de apertura. El estado de alarma por la pandemia se declaró el 14 de marzo y el día 23 llegaron los primeros pacientes con covid desde  Castejón de Sos. " Comenzamos las conversaciones con el Gobierno de Aragón un jueves y el lunes siguiente estábamos haciendo ingresos", explica Ferrer. En poco más de 12 horas la residencia se transformó en un centro intermedio entre los geriátricos y los hospitales de la Comunidad, donde las uci empezaron a colmatarse. 

El Salud y el IASS (Instituto Aragonés de Servicios Sociales) aportaron 25 enfermeras, cinco médicos y auxiliares que sumaron al personal contratado por la Abubilla desde su bolsa de trabajo. Matero Ferrer explica que el primer mes y medio "fue muy duro". "Pero a principios de abril, cuando dimos las primeras altas, empezamos a ver que el trabajo daba sus frutos y nuestro estado anímico cambió", señala. En esa primera fase pasaron por la residencia 99 pacientes positivos en covid-19. En el centro fallecieron 27 personas. Otras ocho perdieron la vida después de su traslado al hospital. 

A partir del 20 de junio, coincidiendo con el inicio de la desescalada, la residencia  de Yéqueda empezó a dar cabida a personas con resultados negativos en los análisis de covid-19  procedentes de otros geriátricos donde se producían grandes brotes de la enfermedad. Tras una parón de actividad hacia la mitad del verano,  con la ola de finales de agosto empezaron a llegar pacientes sin coronavirus a los que se apartaba de sus compañeros para evitar que se contagiaran. No obstante, "la positivización aquí era bastante grande y un 30% de los usuarios que entraban, aunque fueran negativo, acababan positivizando y se derivaban a otros centros", señala el director. "A última hora incluso  tuvimos positivos, porque lo podíamos asumir", añade.  

Clausurado a finales de febrero

A finales de febrero de 2021, los espacios covid de Yéqueda y de Gea de Albarracín (Teruel) quedaron clausurados porque ya no eran necesarios. Durante este mes de marzo, la residencia altoaragonesa se está sometiendo a un auténtico reajuste tras el uso desempeñado durante la pandemia. La Abubilla se preparó para contar con 25 profesionales y 45 usuarios que compartirían espacios, pero su transformación en centro intermedio obligó a colocar más taquillas y cambiar el mobiliario así como a desmontar las zonas de rehabilitación, gimnasio  y visitas para instalar la sala de control de enfermería y medicina, según explica Mateo Ferrer.  

El uso de los desinfectantes también ha dejado su huella en las paredes de gran parte de las instalaciones, que hay que limpiar y pintar, lo mismo que las zonas comunes. "No obstante, este tiempo de intenso funcionamiento en la residen también nos ha servido para ver qué era necesario cambiar y mejorar en las instalaciones y es lo que estamos haciendo aprovechando que no tenemos ningún usuario", comenta el director.

La Abubilla se inaugurará el 5 de abril y al día siguiente recibirá a los primeros usuarios. De las 45 plazas, alrededor de la mitad están ya reservadas. Ferrer explica que hay muchas personas, sobe todo las que llegarán desde su domicilio particular, que están esperando a vacunarse. "Ahora, cuando una persona llega a una residencia, si está vacunada ya hace vida normal, pero si no es así, se le ha de hacer PCR y tiene que estar en aislamiento 10 días", detalla. El director entiende, además que ahora hay cierta reticencia a entrar en un centro residencial, "pero cuando la situación se vaya relajando, se irá llenado". 

 

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