El otro tesoro que Lérida guarda en una caja fuerte

La reclamación de 44 códices medievales y cientos de documentos del archivo de Roda de Isábena es una de las asignaturas pendientes del patrimonio emigrado.

El párroco de Roda, Aurelio Ricou, con un cantoral que se conserva en la antigua catedral.
El párroco de Roda, Aurelio Ricou, con un cantoral que se conserva en la antigua catedral.
Rafael Gobantes

Los 111 bienes de las parroquias, cuyo regreso culminó el pasado miércoles, no cierran la lista del patrimonio aragonés emigrado. En el Museo de Lérida queda, por ejemplo, el valioso frontal de Berbegal, y el Museo Nacional de Arte de Cataluña sigue exhibiendo las pinturas murales de Sijena, a la espera de la sentencia definitiva del Tribunal Supremo. Otras obras artísticas están en paradero desconocido o almacenadas en las salas de reserva.

Pero si hay un tesoro por reclamar que ha permanecido en un segundo plano en el conflicto es el fondo documental de la excatedral de Roda de Isábena guardado en el archivo de la seo de Lérida: 44 códices medievales, algunos del siglo X, más de 1.200 pergaminos y 180 protocolos notariales que en 1864 se llevaron dos enviados del obispo.

La Diócesis de Barbastro-Monzón acaba de cerrar el capítulo de los 111 bienes y no se plantea abrir uno nuevo, pero fuentes de la misma reconocen que Lérida tiene pendiente la devolución de algunos archivos. El decreto vaticano que ordenó en 1995 disgregar de Lérida un centenar de parroquias y adscribirlas a Barbastro especificó también la transferencia de documentos. Han vuelto libros de bautismo, matrimonio y defunciones, pero allí sigue el valioso fondo de Roda.

Según el historiador Juan José Nieto, que lo ha investigado por encargo del Gobierno de Aragón, los códices son piezas de un valor incalculable. En su opinión, se trata de "una asignatura pendiente". Ya los reivindicaron en su día los responsables de Patrimonio de la diócesis, Enrique Calvera y Manuel Iglesias, ya fallecidos. E incluso la Asociación de Bibliotecarios, Archiveros, Documentalistas y Museólogos de Aragón se sumó a la petición de devolución inmediata.

No hay acuerdo sobre el volumen exacto de los fondos. El antiguo archivero de la seo ilerdense, el sacerdote montisonense Francisco Castillón, aseguró que la colección se componía de 12 códices, "que se hallan en una caja fuerte", y 26 carpetas con pergaminos y manuscritos. Según él, eran propiedad del Cabildo de Lérida por Decreto Real, "quedando fuera de cualquier intento reivindicativo". El inventario actual de ese archivo relaciona 38 códices, mientras historiadores aragoneses hablan de 44.

"Las alhajas de Roda"

Los estudios realizados por Castillón mencionaron también el traslado "de las alhajas" de Roda a la catedral de Lérida "en calidad de depósito" ordenada en 1857, "ante los robos y saqueos que padecían las iglesias". Duró 11 días, del 22 de enero al 1 de febrero, y estuvo "rodeado de enfrentamientos con los vecinos de Roda y pueblos cercanos que se resistían a perder las milenarias joyas de su catedral".

Apenas unos años después siguió el mismo camino el fondo documental, dejando esquilmado el archivo de la excatedral. La localidad fue centro de producción literaria entre finales del siglo X y los siglos XI y XII.

El historiador del arte Manuel Iglesias discrepó en su día sobre el valor de las órdenes reales citadas por Castillón, y un ejemplo son los documentos guardados en el Archivo Histórico Nacional, que por mediación de la Generalitat regresaron al monasterio de Poblet (Tarragona), un caso que sentó jurisprudencia.

"Solo dejaron cuatro legajos"

"Es increíble todo lo que salió de Roda, que ha sufrido un expolio total", lamenta el concejal de Cultura, Vicente Ballarín. La llegada de la valiosa colección textil el pasado 5 de marzo al Museo de Barbastro no hace olvidar el patrimonio que todavía queda en Cataluña, cuyo principal exponente son los códices. "Habría que reclamarlos", señala el edil, que fue monaguillo y todavía recuerda las fotocopias recopiladas por el párroco José María Lemiñana, guardadas en la biblioteca situada sobre el pórtico. "Él decía que solo quedan aquí cuatro legajos, una parte ínfima de lo que hubo, porque casi todo se lo llevaron a Lérida", explica, con el deseo de que vuelva "para dar vida a Roda, como los tejidos que han llegado a Barbastro, que también deberían estar aquí".

La conversión de la Iglesia de Roda en una simple parroquial por el concordato de 1851 dejó indefenso todo su patrimonio, aclara Juan José Nieto. "El Cabildo de Lérida realizó un inventario y seleccionó un gran número de piezas para llevarse, de alto valor material, artístico y devocional".

Este historiador, que también ha rastreado los bienes aragoneses en el Museo de Lérida, recuerda que los 111 que han vuelto no son los únicos. "Cuando se revisó lo que tenían de Aragón hubo 12 piezas que se consideraban como de procedencia aragonesa pero que al final se desestimaron y se dejaron en el tintero porque no se podía acreditar la propiedad". Otras, asegura, "han desaparecido y dicen que no saben dónde están".

"La mejor colección de códices de la Alta Edad Média de Aragón"

El doctor en Historia Medieval y archivero del Estado Guillermo Tomás pasó semanas sumergido en el archivo de la catedral de Lérida estudiando el fondo de Roda de Isábena, "la mejor colección de códices" de Aragón de la Alta Edad Media, afirma.

Los códices rotenses ocupan un lugar destacado de ese archivo, actualmente digitalizado. En el inventario oficial de 38 libros del fondo, accesible en su web, destacan un tratado de gramática del siglo XI; o el Cartulario de Roda, del siglo XII, una compilación de los privilegios y donaciones recibidos por la catedral. Guillermo Tomás menciona también el Ceremonial del Obispo, del siglo XI, "un libro único" en la Península Ibérica, muy singular, que recoge un tipo de liturgia.

La lista incluye códices literarios, es decir, copias manuscritas de obras clásicas de Horacio, San Agustín o San Isidoro de Sevilla. También inventarios ceremoniales, libros de cartas y decretos, lecciones del antiguo testamento, epistolarios, misales, resoluciones capitulares, tratados de sacramentos y artículos de fe, fechados entre el siglo X y el XVIII.

El Cartulario de Roda está "destrozadísimo, con graves problemas". "Te dejan la reproducción porque el original se desharía en las manos", dice Tomás, uno de los aragoneses que mejor conoce esos fondos, la principal fuente de información de su tesis doctoral sobre la Ribagorza medieval. Consultó copias digitalizadas y en algún caso pudo ver originales.

Él desconoce cuál es la situación jurídica del fondo en cuanto a la propiedad. "No sé si hay que reclamarlos o no, pero es un archivo modélico y los fondos aragoneses han sido tratados correctamente", asegura. Habla de la dispersión de otras colecciones documentales. "La de San Juan de la Peña acabó en Madrid y la de Roda, en la catedral de Lérida", algo que explica en este caso por la extinción del cabildo catedralicio en el siglo XIX. En el traslado a Lérida se llevaron lo más valioso, dejando solo una pequeñísima parte del archivo.

Como investigador, considera que lo importante es "que esté accesible". "No son fondos vistosos como las piezas artísticas que han traído, tienen interés sobre todo para los especialistas", como fuente historiográfica. Atribuye la confusión respecto al número de códices al desorden que había en muchos archivos diocesanos hace unas décadas y también afirma que en el contexto de la Guerra Civil algunos códices de Roda se clasificaron como de Lérida. La misma causa que provocó la marcha de otros pergaminos rotenses a la Biblioteca de Cataluña y a otras fuera del país.

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