Las mil y una excusas para ir a la segunda residencia del Pirineo

Localidades como Jaca, Villanúa, Biescas o Formigal cuentan con miles de viviendas de segunda residencia, que se encuentran vacías desde hace meses debido a los confinamientos perimetrales de las provincias aragonesas y de la comunidad autónoma. Una restricción que se levantará por fin este viernes.

Sus propietarios son fundamentalmente de Zaragoza, País vasco y Navarra. Pero a pesar de las restricciones, algunos ciudadanos no han renunciado en este tiempo a pasar unos días en el Pirineo e intentan burlar los confinamientos. Al ser sorprendidos en los controles policiales, han puesto todo tipo de excusas para poder realizar sus desplazamientos. Pero no siempre se han salido con la suya. Por este motivo las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado han impuesto multitud de sanciones y en muchos casos han obligado a los ‘listillos’ a darse la vuelta y regresar a sus lugares de origen.

Las excusas iban desde que se había producido algún desperfecto en sus viviendas de segunda residencia y tenían que acudir a repararla, hasta que desconocían que no se podían mover libremente o que tenían familiares enfermos a los que debían atender (sin llevar encima ninguna justificación).

La Policía Local de Jaca se topó con un caso muy curioso. Un matrimonio del País Vasco viajaba a Castiello de Jaca y fueron interceptados en un control en la capital jacetana. Al ser preguntados, explicaron que se había caído un muro en una vivienda que poseen en esta localidad del valle del Aragón, y que tenían que arreglarlo. Sin embargo, en la furgoneta en la que viajaban transportaban dos bicicletas, libros y muebles. Nada que pudiera demostrar que realmente iban a reparar un desperfecto. Así que la patrulla de la Policía Local los siguió hasta Castiello y pudieron comprobar que no había ningún muro dañado. “La pareja no sabía dónde meterse al tener que reconocer que habían mentido”, explican fuentes policiales.

Entre las excusas más habituales se encuentra la de que “no sabía que aún hay confinamientos perimetrales”, “tengo un piso en Jaca y lo voy a enseñar porque está a la venta”, o “un familiar está enfermo y tengo que ir a cuidarlo”. Desde la Policía Nacional explican que la mayoría de las excusas se comprueban, ya que en los controles se identifica a los ocupantes del vehículo. Si en el primer momento se dan cuenta de que la mentira es evidente, les obligan a darse la vuelta, lo que no significa que regresen siempre a su lugar de origen, ya que pueden buscar otras alternativas. Y si posteriormente comprueban que los motivos expuestos para realizar el desplazamiento son falsos, se levanta un acta de sanción, ya que cuentan con los datos personales. Las fuentes consultadas destacan también que las excusas “las llevan muy bien preparadas pero hay veces que se nota cuando la gente no dice la verdad”.

También se han encontrado con conductores que dicen que son autónomos y creen que por llevar el papel que lo acredita se pueden mover por donde quieran. Otros explican que tienen animales y tienen que acudir todos los fines de semana para darles de comer. Incluso en un control en Huesca, cuando la ciudad estaba confinada, un hombre dijo que tenía una granja de cerdos en un pueblo de la provincia y que venía de la explotación. Esto podría ser creíble, pero algo raro había porque era en un control a las 2.00 de la madrugada. Los agentes no se lo creyeron, porque además iba vestido “de punta en blanco”. Y para colmo, dio positivo en el control de alcoholemia que se le realizó.