Huesca celebra el 8-M en una plaza vallada, con un solo acceso y aforo limitado
Durante una hora, voces de mujeres de distintos colectivos clamaron por la igualdad, en una concentración que respetó en todo momento las normas sanitarias.
"Es una jornada de lucha, no es una fiesta", se gritó en el 8-M de Huesca. Era el grito "de las que no tienen voz", rezaba una pancarta. La capital oscense ha celebrado este lunes la concentración del Día Internacional de la mujer en una plaza de Navarra vallada y acordonada, con un solo acceso, gel hidroalcohólico y cruces rojas marcando los puestos en el suelo para garantizar las distancias de 2 metro y el aforo de 500 personas. Entre las 19.30 y las 20.30, las asistentes al acto escucharon las voces de mujeres gitanas, inmigrantes, sanitarias, trabajadoras de la cultura, de una asociación vecinal o mujeres trans, un abanico de perspectivas para ayudar a entender su diversidad y sus problemas.
"Las inmigrantes somos mayoritarias en la limpieza del hogar, pero sin los mismos derechos como trabajadoras", ha dicho una de las representantes de la Federación de Mujeres Inmigrantes de Huesca. "Soy musulmana, pero no sumisa ni oprimida. Cuando vamos a las administraciones no nos tratan por igual al ver cómo vamos vestidas", ha apuntado su compañera.
En nombre del sector de la cultura, ha intervenido un nombre reconocido, la cuentista Sandra Aragüás, quien ha proclamado la necesidad de "más libreras, más editoras, más escritoras... y más gestoras, para que los recursos lleguen a todas y que cuenten la vida desde su sensibilidad".
Entre las concentradas ha habido muchas jóvenes y algunas familias con niños. María José Baselga ha llevado a la concentración a sus dos hijos pequeños. "Las niñas somos valientes", proclamaba el cartel que portaba la pequeña. "Mi hermana es una superheroína", decía el de él. "Las mujeres sabemos organizarnos y respetar las medidas de seguridad para poder venir a reivindicar el 8-M", comentó la madre en alusión a la polémica sobre la conveniencia de salir a la calle.
En nombre de la asamblea del 8-M, Charo Ochoa ha recordado que hay "muchas luchas pendientes", pero en el año de la pandemia destaca el papel de las mujeres en los cuidados. "La mayoría de las mujeres no han podido parar, están realizando los trabajos de mayor exposición, de mayor sobrecarga y con menor reconocimiento", "En ninguna profesión con mayoría de mujeres hay reconocimiento y hay dignificación. Son los trabajos que más necesitamos como sociedad, que la sociedad todavía no ha reconocido".
Ochoa ha citado a las empleadas de las tiendas de proximidad, las sanitarias, las limpiadoras, las trabajadoras del hogar, muchas inmigrantes, mujeres que han teletrabajado con los niños en la casa, cuidadoras de dependientes... "Las mayores víctimas han sido las personas mayores, que no estaban siendo bien atendidas por los sistemas públicos o privados". Y ha reiterado que las mujeres "han estado en primera línea de la pandemia".
A las 20.00, la plaza ha prorrumpido en un aplauso en homenaje a todas las mujeres. El aplauso debe ir más allá, según Ochoa, "con una dignificación a nivel laboral y de reconocimiento social, y lo más importante, tenemos que cambiar la sociedad después de la pandemia, tenemos que repensar la sociedad".
La Asamblea del 8-M, convocante de la concentración bajo el lema 'Ante la emergencia social, el feminismo es esencial', ha justificado en el manifiesto leído al final del acto que este año se quería "visibilizar a todas las mujeres que han sido imprescindibles durante la pandemia. El confinamiento ha mostrado con rotundidad cuáles eran los trabajos esenciales para el sostenimiento de la vida. Cuando casi toda la sociedad paró, millones de mujeres no pararon".
Al término de la concentración se ha pedido que no se formaran corrillos y que la gente abandona la plaza, no por el acceso de entrada, sino a través de los cordones que marcaban el perímetro del espacio urbano.
