Le piden 13 años de prisión por raptar a su exnovia en Barbastro meses después de ser detenido por abusar de ella y grabarlo

Su compañero de piso se enfrenta a penas que suman 12 años de cárcel por colaborar en la detención ilegal de la chica. 

Tras la detención, la Guardia Civil ha remitido las diligencias a la Fiscalía de Menores.
Tras la detención, la Guardia Civil ha remitido las diligencias a la Fiscalía de Menores.
Javier Broto

Un vecino de Barbastro de 38 años se enfrenta a penas que suman 13 años de prisión por raptar presuntamente a su exnovia durante un día, solo unos meses después de haber sido detenido por agredirla sexualmente mientras esta se disponía a dormir, y grabar los hechos con un teléfono móvil, también presuntamente. La Fiscalía pide para su compañero de piso 12 años de cárcel como cooperador necesario de la detención ilegal de la chica. 

El presunto rapto se produjo el 14 de agosto de 2020, unas semanas después de que este vecino de Barbastro saliera de prisión en libertad provisional por los presuntos abusos cometidos a principios de mayo. Poco antes también salido de la cárcel por un delito de tráfico de drogas. 

Según el escrito de la Fiscalía, su compañero de piso llamó a la exnovia del acusado y la convenció para que acudiera a su domicilio, ocultándole que su expareja también estaba en el lugar y que coincidiría con él. La mujer acudió a la vivienda y vio que estaban los dos acusados. Entonces, ella intentó marcharse pero uno de ellos la agarró y se lo impidió, no haciendo nada por evitarlo el otro. 

La víctima subió al piso superior entrando en una de las habitaciones con su expareja, que cerró la puerta y le propinó un puñetazo en el ojo izquierdo, al tiempo que le gritaba expresiones como "puta" y "guarra" y la agarraba con fuerza del cuello, "causándole un gran temor", según el escrito del ministerio fiscal. 

La chica insistió en que le dejara marcharse, pero él no accedió. Es más, para impedir que pudiera abandonar el lugar, la obligó a desnudarse, la amordazó con cinta americana, le ató las manos a la espalda y los pies y la encerró en un armario, poniendo delante de la puerta diversos efectos para dificultar que pudiera abrirla. Sin embargo, la mujer logró liberarse por sus propios medios, aunque no recuperó su ropa, teniendo que cubrirse con una sábana.

Al percatarse su expareja de que había conseguido salir de su encierro, la agarró con fuerza del pelo y la llevó de nuevo a la misma habitación. Sin embargo, la mujer le convenció para que la dejara salir y le permitiera bajar a la planta inferior, lugar donde se reunieron con el otro acusado.

Entonces, su expareja, ante las sospechas de que le estaba siendo infiel, le exigió que le entregara su móvil y ella le dijo que lo tenía en el coche que había aparcado junto al domicilio. Este fue y después de romper la ventanilla del vehículo, cogió el teléfono. Al volver a la vivienda, y sin contar con su consentimiento, accedió al contenido y a las conversaciones. Finalmente, en un descuido de los dos acusados, la mujer consiguió vestirse, recuperar sus efectos y huir del lugar ya al día siguiente y denunció los hechos.

Una dotación de la Guardia Civil acudió al domicilio esa misma mañana y detuvo a los dos acusados, que opusieron resistencia "de manera reiterada y persistente", relata la Fiscalía. De hecho, la expareja forcejeó con uno de los agentes y le produjo lesiones. Y su compañero de piso tampoco acató los requerimientos e intentó evitar que lo esposaran, causando heridas también a dos agentes.

La Fiscalía acusa a la expareja de la víctima de delitos de quebrantamiento de la orden de alejamiento, lesiones en el ámbito familiar en el seno de la violencia de género, detención ilegal, descubrimiento y revelación de secretos, un delito leve de daños, uno de resistencia a la autoridad y otro de lesiones leve a un agente. Actualmente se encuentra en prisión provisional de nuevo.

Mientras, al compañero de piso le imputa delitos de quebrantamiento, de detención ilegal y de descubrimiento y relevación de secretos en concepto de cooperador necesario, así como uno de resistencia y dos de lesiones leves a agentes. En su caso, está en libertad con cargos.

Además de las penas de prisión, la Fiscalía también reclama para ambos una medida de alejamiento de la víctima durante 10 años y para la expareja, la privación del derecho a volver a Barbastro por un tiempo de 22 años. 

En cuanto a las responsabilidades civiles, solicita que la expareja pague 219 euros a la víctima y 94 euros a un agente por las lesiones, y su compañero, 182 euros por las lesiones provocadas a otros dos guardias. Además, reclama el pago solidario y conjunto de 20.000 euros por daños morales a la mujer.

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