Últimos días en el foco del brote de Albalate de Cinca

Los inmigrantes continúan en el asentamiento ilegal, pero la próxima semana se firmará un convenio para dotarlos de viviendas dignas, después de 20 años.

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La infravivienda de Albalate de Cinca, que sigue ocupada, tiene los días contados.
Pablo Segura

La imagen de 30 temporeros contagiados saliendo del asentamiento ilegal de Albalate de Cinca camino del pabellón deportivo del pueblo, habilitado en pocas horas como espacio covid para su aislamiento, fue una de las más ilustrativas sobre la situación sufrida el pasado verano por las comarcas frutícolas de Aragón. Ocurrió el 15 de julio del 2020 y evidenció las deficientes condiciones de vida de muchos inmigrantes que acuden a las poblaciones del Cinca Medio o el Bajo Cinca en busca de trabajo. Incluso se pidió ayuda al Ejército, que se desplegó para afrontar el brote surgido en el edificio, un almacén reconvertido en vivienda hace más de 20 años sin condiciones de higiene, salubridad y seguridad.  

Cumplida la cuarentena, los temporeros volvieron a dormir al almacén, y allí siguen 15 personas pasados seis meses del brote. Será por pocos días. El Ayuntamiento, Cáritas, UGT, UAGA y la Comarca del Cinca Medio trabajan desde septiembre para acabar con el asentamiento ilegal. La próxima semana se firmará el convenio que posibilitará dar unas condiciones más dignas a estos inmigrantes, acondicionando unas viviendas de un particular por las que pagarán un alquiler, mientras Cáritas trabaja para que se integren y regularizen su situación. Empezarán con 10 y la previsión es que en torno al verano ya residan allí unos 25.

"Ha costado convencerlos"

El alcalde, Ricardo Charlez, justifica que no esté clausurado el almacén "porque ahora mismo no tenemos alternativa y en ningún momento se ha planteado echarlos a la calle. ¿Qué hacíamos? No podíamos consentir que estuvieran durmiendo en la plaza. Había gente que nos decía, ‘pues cerrarlo y que se vayan’, pero ellos necesitan trabajar y los agricultores de aquí también los necesitan a ellos". Es más, añade el responsable municipal, "nos ha costado convencerlos para que se muden y aún hay alguno que no está seguro de querer salir".

De cara a la próxima campaña, Ricardo Charlez solicita a la administración extremar los controles sanitarios a los trabajadores, y que estudie las necesidades de cada municipio. "Si sabemos que aquí necesitamos 10 trabajadores fijos todo el verano, pues tenerlos controlados sanitariamente. El pasado verano hubo un descontrol. Albalate de Cinca y otros ayuntamientos pusimos a disposición los pabellones polideportivos para que durmieran, y al menos así garantizar la cuarentena".

La de Albalate es solo una de las infraviviendas existentes en las zonas frutícolas. Según Cáritas, en la ribera del Cinca hay inmigrantes cobijados en almacenes, cobertizos, tiendas de campaña, chamizos... El año pasado, la organización calculaba entre 120 y 150 a lo largo del río.

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