El Pirineo encara otro mes de parón en situación agónica con una pérdida de 150.000 turistas

Los negocios de la nieve, que aún no han recibido ayudas públicas, advierten de que no resistirán mucho más, después de que el Gobierno de Aragón haya prorrogado el confinamiento autonómico y provincial hasta el 31.

Nieve en la A-136 en Formigal / 2-1-21 / Foto Rafael Gobantes[[[FOTOGRAFOS]]]
La zona de ocio de Formigal, que debería estar repleta en estas fechas, ofrecía después de Año Nuevo esta solitaria imagen.
Rafael Gobantes

Formigal parece estos días una urbanización fantasma. Los remontes de la estación están parados; los apartamentos, vacíos; las calles, desiertas; y casi todos los negocios (hoteles, tiendas, bares y restaurantes), sin actividad. La imagen se extiende por todas las zonas turísticas de los valles pirenaicos, donde los poquísimos alojamientos en funcionamiento se están planteando echar el cierre después de que el Gobierno de Aragón anunciara el sábado que el confinamiento autonómico y provincial se mantendrá más allá del 12 de enero anunciado inicialmente, hasta el día 31.

La situación del turismo invernal ligado a la nieve es "dramática", "agónica", "al límite", aseguran los empresarios. Han pasado un mes en blanco desde el teórico arranque de temporada en el puente de la Constitución, y encaran otro sin posibilidad de llegada de clientes. El cierre de casi todas las estaciones de esquí por las limitaciones de movilidad ha dejado sin trabajo a 1.300 trabajadores que dependen directamente del sector de la nieve, pero hay otros 12.000 empleos indirectos y 45.000 camas cerradas en un radio de 35 kilómetros en torno a las pistas.

Álex Masonet, propietario de una tienda de material deportivo en Formigal.

"Casi nadie tiene trabajo"

Álex Masonet, propietario de una tienda en Formigal. "La gente en el valle vive del turismo, el 80% desde Sabiñánigo para arriba, y ahora casi nadie tiene trabajo. Algunos antiguos empleados me llaman desesperados pero no los puedo contratar"

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El sector mueve 150 millones de euros por temporada. Sin clientes en el puente de diciembre ni en las navidades, ya han perdido el 40% de la facturación, según la Asociación de Hostelería y Turismo de Huesca. "La práctica totalidad de los negocios permanecen cerrados", dice la gerente, Silvia Fernández, quien no olvida el efecto rebote en toda la economía de los valles.

Ese porcentaje ya se ha quedado corto con la prolongación de las restricciones. Tomando como referencia las cifras del invierno pasado (la actual temporada prometía con nieve abundante desde el principio), el Pirineo perderá entre diciembre y enero más de 157.000 viajeros y casi 420.000 pernoctaciones en hoteles, apartamentos turísticos y alojamientos rurales. Los hoteles, el sector que más empleo arrastra, registraron 59.361 viajeros en diciembre de 2019, según el INE, que ya no recuperarán, y 63.761 en enero de 2020, que a la vista de las limitaciones anunciadas tampoco llegarán. En el caso de los apartamentos se han quedado por el camino 9.759 y 9.000 clientes; y en el de los alojamientos rurales, 10.775 y 4.752 turistas.

"Necesitamos movilidad geográfica, al menos dentro de Aragón. Es el mínimo para que los negocios arranquen, para que puedan abrir las estaciones o los comercios gracias a las segundas residencias", señala Jesús Pellejero, presidente de la Asociación Turística del Valle de Tena. "Tenemos 9.000 plazas de alojamiento, casi todas vacías, y el 90% de los restaurantes cerrados. Solo hay abiertos unos pocos hoteles familiares, pero para poner en marcha los grandes, los de más de 100 habitaciones, tienen que llegar también clientes de fuera".

Andrés Pita, director comercial de Astún.

"Aguantaremos lo máximo posible"

"Nuestra intención es tratar de aguantar lo máximo posible, no nos ponemos plazos, hacemos planes día a día o semana a semana. El siguiente horizonte es Reyes, luego ya veremos qué pasa", declara el director comercial de la estación de Astún.

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Pellejero mira con envidia a estaciones como Baqueira, donde se puede ir a esquiar acreditando una segunda residencia o una reserva hotelera. "Se comenta que entran ingleses, rusos, franceses...". En algunas pistas catalanas ya no hay forfaits disponibles hace días al llenar el aforo.

"Con muchos nervios e incertidumbre, el sector vive pendiente de los datos sanitarios", asegura el presidente de los empresarios del valle de Tena, quien critica la ausencia de un plan de ayudas. La promesa del Gobierno de Aragón de incentivos para atraer esquiadores cuando se levanten los cierres se considera claramente insuficiente para paliar las pérdidas, sobre todo después del nuevo mazazo recibido.

"Si se retrasa la apertura, algunos negocios ya no tendrán salida", opina Álex Masonet, propietario de una tienda de material de esquí y ropa deportiva de Formigal, que no sabe hasta cuándo podrá seguir abierto. "He recibido el 100% de los productos de los proveedores y llevo dos meses sin apenas trabajar", ya que el mayor volumen de ventas, entre el 40 y el 50%, se da entre el 6 de diciembre y el 6 de enero, y a su precio, antes de las rebajas. El invierno pasado tuvo 10 trabajadores y este, tres, que el día 1 pasaron al Erte, quedándose él solo como autónomo. Los proveedores le han retrasado los pagos, "pero no es la solución porque no entra dinero". No resistirá mucho más. "Deberían darnos ayudas a fondo perdido porque esto es como una catástrofe natural".

Según este empresario del comercio, "Aragón ha olvidado al turismo invernal mientras los fines de semana en las ciudades los centros comerciales están a reventar". Hasta han abierto pistas de patinaje. "La gente en el valle vive del turismo, el 80% desde Sabiñánigo para arriba, y ahora casi nadie tiene trabajo. Algunos antiguos empleados temporales me llaman desesperados, pero no los puedo contratar", comenta.

Pedro Urieta, presidente de la FADI en la rueda de prensa del CETDI /Soledad Campo/[[[HA ARCHIVO]]]

"No sé que pasará si no abren las pistas"

"En la escuela tenemos 250 monitores, personas con familia, hipoteca... La situación llega a ser dramática, no sé qué pasará si no abren las pistas", apunta el director de la Escuela de Esquí de Formigal.

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Ni contrato ni Erte

Entre las miles de personas sin empleo están los monitores de esquí. La escuela de Formigal ocupa a 250, que no se pueden acoger a un Erte al ser contratos de temporada que no han arrancado. "Son personas con familia, hipoteca..., la situación está llegando a ser dramática, no sé qué va a pasar si no abren las pistas. Hemos mirado cómo ayudarles, pero nos dicen que si la temporada no ha empezado no los podemos contratar. Recibo llamadas de monitores que necesitan trabajar", afirma Pedro Urieta, su director, que entiende las medidas sanitarias pero no sabe por qué no llegan las ayudas, cuando la escuela ha invertido en contratar seguros y en los protocolos sanitarios. "Todo son buenas palabras, pero nada más, y las familias tienen que comer cada día".

Astún es la única estación abierta en Aragón. Con los residentes en la provincia como únicos clientes, apenas recibe esquiadores. Su intención, dice su director comercial, Andrés Pita, "es tratar de aguantar lo máximo posible, no nos ponemos plazos, hacemos planes día a día o semana a semana". El siguiente horizonte es Reyes, "luego veremos".

Entre los pocos negocios en marcha figura también el hotel y la estación de fondo Llanos del Hospital (Benasque). El complejo inició la temporada pensando en los clientes aragoneses, pero al verse limitado a los oscenses la ocupación ha sido "muy, muy baja", según el gerente, Fernando Pañart. "La facturación es de un 15-20% mientras que la plantilla está al 50%".

Fernando Pañart, gerente del complejo turístico Llanos del Hospital, en Benasque.

"Facturamos un 15 o un 20%"

"La facturación es de un 15-20% y la plantilla está al 50%. El cliente de Huesca ha reaccionado bien, nos ha motivado a seguir abiertos, pese a perder dinero, pero no sabemos qué ocurrirá mañana", advierte Fernando Pañart, gerente de Llanos del Hospital.

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La ocupación en estas fechas rozaría el cien por cien, sin embargo, no ha superado el 15%. El día 30 dormían ocho clientes en un hotel de 53 habitaciones y el máximo llegó en Nochevieja, con unos 60.

"El cliente de Huesca ha reaccionado bien, nos ha motivado a seguir abiertos, pese a que perdemos dinero. El problema es que no sabemos qué ocurrirá mañana". Pañart espera con ansiedad cada comparecencia del Gobierno de Aragón para anunciar nuevas medidas. Tenía la esperanza puesta en la apertura de la movilidad en el interior de la Comunidad el día 12, "porque los negocios de Huesca no pueden vivir desconectados de Zaragoza". Al prolongarse hasta el 31 de enero, espera a ver cómo le afectan las nuevas limitaciones a la hostelería para tomar hoy una decisión, pero con el cierre provincial dice que solo podrá abrir los fines de semana. "Nos enfrentamos a un futuro incierto", concluye.

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