Muere a los 104 años el aragonés Damián Iguacen, el obispo más longevo del mundo

Será enterrado en la capilla del Pópulo de la catedral, donde también reposan los restos de otro obispo oscense, Javier Osés.

El obispo Damián Iguacén vivía en una residencia de Huesca.
El obispo Damián Iguacén vivía en una residencia de Huesca.
Rafael Gobantes

El obispo emérito Damián Iguacen, que dirigió las diócesis de Barbastro, Teruel y Tenerife y se había convertido el pasado mes de junio en el prelado católico más longevo del mundo, ha fallecido este martes a los 104 años en la residencia de Huesca donde vivía atendido por religiosas. Nacido en la localidad zaragozana de Fuencalderas, ha sido una figura histórica de la iglesia de Aragón, donde ocupó importantes cargos en las tres provincias. 

La diócesis de Huesca ha lamentado profundamente su fallecimiento. Iguacen será enterrado en la capilla del Pópulo de la catedral, donde también reposan los restos de otro obispo oscense, Javier Osés. El jueves, a las 11.00, se celebrará una misa funeral en ese templo. Solo se podrá asistir con invitación (se recogerá en el obispado, hoy de 9.00 a 14.00 y de 16.00 a 18.00), dado el limitado aforo por la situación de emergencia sanitaria. 

El último destino de Iguacen fue Tenerife. En 1991, la Santa Sede aceptó su renuncia y pasó a ser obispo emérito. Desde su ordenación como sacerdote en 1941, ejerció de párroco en numerosos pueblos del Alto Aragón y en la iglesia de San Lorenzo de Huesca (de 1955 a 1969), donde dejó una huella imborrable. También fue obispo de Teruel, Barbastro y Zaragoza. En la capital aragonesa actuó como coadjutor de Santa Engracia y como párroco de San Lino, en el barrio de San José.

Pese a su edad y a que su estado físico se había resentido mucho últimamente, hasta hace poco tiempo se seguía comunicando con las personas que lo cuidaban en la residencia Saturnino López Novoa de la capital oscense. El día de su 104 cumpleaños iba en silla de ruedas y su movilidad aún se había deteriorado más desde entonces. Tiempo atrás concelebraba cada día la misa en la capilla de la residencia.

Tras el fallecimiento en verano por coronavirus del chileno Bernardino Piñera, también de 104 años, Iguacén se había convertido en el obispo más longevo. Hasta ese momento ocupaba el segundo puesto entre los prelados de más edad. Piñera murió el pasado 21 de junio en un hospital, en el que había ingresado después de detectarse un brote de coronavirus en la residencia de ancianos donde vivía. A su funeral asistió el presidente de Chile, Sebastián Piñera, sobrino suyo. 

La última aparición pública de Iguacen fue el pasado mes de febrero, cuando recibió un homenaje en la residencia donde vivía con motivo de su cumpleaños. Asistieron el resto de internos y trabajadores, pero también familiares, personas vinculadas a él en su etapa de párroco de la iglesia de San Lorenzo, sacerdotes de la diócesis o el propio obispo de Huesca, Julián Ruiz. 

El obispo emérito cursó estudios en el seminario de Huesca y la ordenación como sacerdote llegó en 1941. Su primer destino lo tuvo en diversas parroquias de la diócesis oscense. Se le recuerda especialmente en la de San Lorenzo. También se ocupó del vicerrectorado del seminario de esta ciudad y durante un breve periodo de tiempo fue administrador apostólico de Huesca. 

En 1970 se lo consagró como obispo en la catedral de Barbastro. Cuatro años después, pasó a dirigir la diócesis de Teruel,  y en 1984 se convirtió en prelado de Tenerife, de donde es obispo emérito. También ocupó diversos cargos en la Comisión Episcopal Española y publicó varios estudios y libros sobre el patrimonio histórico y sobre advocaciones marianas.

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