Muere en Holanda la mecenas del quebrantahuesos de los Pirineos

Elisabeth Portheine, de 82 años, y su marido habían cedido la estación biológica Monte Perdido, situada en el Parque Nacional de Ordesa.

El matrimonio holandés llegó al Pirineo en el año 2000.
El matrimonio holandés llegó al Pirineo en el año 2000.
Heraldo

Elisabeth Portheine era una enamorada de las aves. Se sentía especialmente atraída por el quebrantahuesos, una especie emblemática en peligro de extinción que la llevó al Pirineo aragonés, donde rehabilitó una casa y donde promovió la estación biológica de Monte Perdido. Su salud le impidió en los últimos años de su vida seguir viajando a España. Falleció en su país natal, Holanda, la noche del pasado 17 de noviembre a los 82 años.   

Portheine creó la Fundación Lammergier Fonds y era presidenta honorífica de la Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos (FCQ). Precisamente hace una semana recibió, en reconocimiento a su trabajo en defensa de las aves y en especial del quebrantahuesos, la 'Espátula de oro', una insignia de esta rapaz que Bird Life Holanda le entrego a través de su presidente, y que supone el mayor reconocimiento a las personas en los Países Bajos por su labor en favor de la ornitología.

Según la FCQ, fue en el año 2000 cuando junto a su pareja, los dos ornitólogos apasionados, llegó a la sede de la Fundación en Aínsa. "Su ofrecimiento fue directo y apasionado, querían comprar una casa para destinarla a la formación de naturalistas y ornitólogos que contribuyeran a la conservación del quebrantahuesos y el estudio de los procesos naturales de las montañas", explica Juan Antonio Gil, portavoz de la organización.

Elisabeth y Jackes encontraron el lugar ideal en el pueblo de Revilla, adquirieron una casa del siglo XVI que reformaron y una parte de la propiedad la destinaron a estación biológica, cediendo su gestión a la FCQ. La vivienda fue rehabilitada con el máximo respeto por la arquitectura tradicional de montaña y en 2004 empezó su actividad formativa con cursos universitarios, actividades de voluntariado ambiental, estudios y campos de trabajo sobre mariposas y rapaces. Se utilizaba también como alojamiento de investigadores y profesionales del medio ambiente.

"El compromiso y dedicación de Elisabeth a las aves y al quebrantahuesos es indudable, pero su calidad como persona y su actitud filantrópica por la conservación de la naturaleza son sin duda su mejor carta de presentación", señala la fundación a la que ayudó y que ha conseguido triplicar en España su población y establecer nuevos núcleos en montañas como el Sistema Ibérico y la Cordillera Cantábrica, fuera de los Pirineos. "Nuestro logro con el apoyo de Elisabeht es un logro sin duda compartido que durará para siempre y que no es más que el inicio de la recuperación del quebrantahuesos en el resto de montañas de la Unión Europea", añade.

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