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Monegros Aventura Rural salva la papeleta con una terraza que vale oro

Juan Carlos Borraz montó un complejo de ocio en el entorno de su Lanaja natal a principios de 2019. Este año, los usuarios han disminuido un 90%.

El bubble soccer es la actividad más demandada del complejo. Monegros Aventura Rural
El bubble soccer es la actividad más demandada del complejo.
Monegros Aventura Rural

Tras varios años trabajando en logística, Juan Carlos Borraz, a quien siempre le había gustado la hostelería, decidió dar el salto y lanzar su propio negocio. El lugar no iba a ser otro que su Lanaja natal, en Los Monegros. Aunque la idea inicial se centraba en la restauración, pronto vio que para tener éxito en el medio rural debía diversificar.

Así es como Monegros Aventura Rural empieza a tomar forma, como alternativa de ocio y restauración en una finca de cuatro hectáreas de extensión en plena naturaleza monegrina. Orientado especialmente a grandes grupos, en su vasto terreno, situado a cuatro kilómetros de Lanaja, la actividad estrella es el bubble soccer, más conocida como las bolas hinchables para jugar a fútbol.

Compañeros de trabajo, grupos de amigos y familias son el principal público de un servicio que solo tiene sentido para eventos de cierta envergadura que suponen reunión de un buen número de personas. Características, éstas, que en tiempos de coronavirus y distancia social, no son viables. “Para el sector ocio ha sido un varapalo total”, explica Juan Carlos, que calcula haber recibido un 90% menos de usuarios que el año pasado. “Desde que pudimos abrir tras el primer confinamiento, han pasado por aquí seis grupos en total”, indica. “Las mejores previsiones de negocio las teníamos para los meses de abril y mayo, justo cuando tuvimos que estar cerrados”, lamenta.

Si se compara con el año pasado, solo durante el mes de octubre, el bubble soccer se desplazó seis veces. “La actividad se contrata para fiestas de pueblos, comuniones y otros grandes eventos que este año no se han celebrado”, añade Juan Carlos.

Otro de los factores que han repercutido de forma negativa en las actividades de ocio del complejo es que estas suelen ir de la mano con el alquiler de la casa rural que Juan Carlos tiene en el mismo casco urbano de Lanaja. “El alojamiento se oferta ya con la posibilidad de realizar la actividad y muchos grupos de amigos y familias vienen con esa idea”, explica.

Juan Carlos Borraz abrió el complejo de ocio Monegros Aventura Rural en Lanaja en 2019.
Juan Carlos Borraz abrió el complejo de ocio Monegros Aventura Rural en Lanaja en 2019.
Heraldo

Su casa de turismo rural tiene cuatro habitaciones, con capacidad total para diez personas. No le falta barbacoa y un amplio espacio común para reuniones. Pero quienes se alojan ahora en ella no es el tipo de público que habitualmente haría uso de estas instalaciones. Con las restricciones de movilidad por provincia, el turismo ha desaparecido, por lo que ahora son trabajadores que están de paso en la zona quienes se instalan de forma temporal en las habitaciones, que han pasado a ser de uso individual.

Un restaurante en plena naturaleza

Aunque durante el verano las burbujas han podido rodar por el campo de césped natural de Monegros Aventura Rural en grupos reducidos, lo que está salvando el año de Juan Carlos es la restauración. Dentro de las instalaciones, se puede comer en el restaurante-asador La Sardiruela, cuya terraza, que se ubica en una finca de cuatro hectáreas, es con creces la más amplia de la zona.

“Por extensión y triplicando la distancia de seguridad marcada por ley, podrían caber hasta 200 personas”, explica Juan Carlos sobre una terraza que, en estos momentos, vale oro. Un valor que los vecinos de Lanaja y de las localidades más próximas han sabido apreciar. Son sus visitas, especialmente durante los fines de semana, las que engrosan la caja del negocio de Juan Carlos. “La gente está respondiendo mucho y muy bien”, reconoce. “Estamos cansados de estar en casa y, de forma ordenada y con responsabilidad, la hostelería es más la solución que el problema”, defiende.

Una solución al aislamiento social por miedo al contagio que muchos vecinos de Lanaja y de otras localidades cercanas han encontrado en la terraza de La Sardiruela, a donde acuden para poder tomar algo o comer con las comodidades de un restaurante pero al aire libre y en plena naturaleza.

En cualquier caso, y aunque la actividad se ha ido manteniendo, los potenciales clientes del restaurante se reducen a la provincia de Huesca sin contar con los de la capital y, lo que es más complicado, su viabilidad depende de las condiciones climatológicas

Por eso, Juan Carlos mira al cielo (y la previsión meteorológica con varios días de antelación) para decidir si abre o no el asador. “Si veo que va a llover, no abro, no merece la pena”, dice. Por suerte, si en el último momento se decanta por lo contrario, con informar diez minutos antes en Instagram o Facebook el mensaje corre como la pólvora y los vecinos se enteran rápidamente. “Las redes sociales nos ayudan mucho con esto”, asegura.

“La diversificación me está salvando”

No conforme solo con el complejo de ocio, el asador y la casa rural, Monegros Aventura Rural se encarga también de las visitas turísticas a La Cartuja de Nuestra Señora de las Fuentes. También conocida como La Cartuja de Monegros, el monasterio se ubica en el término municipal de Sariñena y se puede ver los sábados, domingos y festivos por la mañana.

Esta cuarta pata completa el negocio de Juan Carlos, quien desde el principio decidió no centrarse en una sola línea de acción. “La diversificación me está salvando. Con un montoncito de cada rama voy cubriendo gastos”, dice. Aun así, calcula que este año, que se auguraba próspero ya que el negocio se había dado a conocer más allá del entorno cercano, su facturación descenderá en un 80%.

Pero la vida sigue y, mientras tanto, Juan Carlos mantiene a su plantilla de tres empleados y se dedica, durante la semana, a preparar el restaurante para el fin de semana, cuando realmente tiene actividad. Algo esperanzado por la reciente noticia de una posible vacuna para el covid, trata de mirar al futuro con optimismo. “Muchos compañeros se están quedando por el camino y es una pena ver todo lo que se está cerrando pero los que sobrevivamos, si es que sobrevivo, saldremos de ésta reforzados”, concluye.

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