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Pilar Albás, enfermera: "Me he encontrado con algún positivo en la cola del pan"

Pilar Albás es coordinadora de Enfermería de Atención Primaria en el centro de salud de Fraga e integrante de los equipos covid para labores de rastreo y pruebas diagnósticas. 

Pilar Albás, delante del centro de salud de Fraga donde trabaja.
Pilar Albás, delante del centro de salud de Fraga donde trabaja.
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Coordinadora de enfermería de Atención Primaria del centro de salud de Fraga e integrante de los equipos covid, con labores de responsabilidad entre los profesionales destinados al diagnóstico y rastreo, Pilar Albás es una de las caras más visible de la pandemia, que castigó de manera especial a esta zona durante el verano. 

Acaba de terminar su jornada laboral, ¿cuántas horas han sido esta vez?

He tenido guardia y después, turno, así que han sido 28 horas. No es lo habitual, aunque ahora mismo la carga de trabajo es enorme y nadie se ciñe a sus horas. Todos realizamos un gran esfuerzo.

¿Y cómo lo sobrellevan?

Solo hay una forma: haciendo equipo. El apoyo del grupo es fundamental para superar los momentos de bajón y debilidad. La actual situación nos ha obligado a reinventarnos y dar lo mejor de cada uno de nosotros.

Usted parece conservar toda su entereza.

Dentro de mis funciones como coordinadora, también está la de cuidar de mi equipo, a todos los niveles, algo casi innato en una enfermera, lo que me obliga a mantenerme fuerte. Pero también tengo días complicados. La última guardia ha sido muy dura, ya que hemos tenido que derivar al hospital a dos pacientes con covid. Ambos jóvenes, de 60 y 64 años. Se han ido solos, sin el apoyo de ningún familiar, y no sabes si volverán.

Como enfermera, ¿qué opinión le merece el comentario de Fernando Simón?

Un desatino total. Aunque tuviera lugar en el marco de una conversación distendida, no tiene disculpa. Hay que ser consciente de lo qué se dice y demostrar mayor respeto.

¿Ha servido esta crisis sanitaria para poner en valor su profesión?

La pandemia ha demostrado que una enfermera no necesita de otro profesional para realizar su trabajo y ha puesto de manifiesto que es especialista en el cuidado. También damos el perfil para desarrollar una de las principales labores de esta crisis sanitaria: la vigilancia epidemiológica, ya que conocemos el entorno social, laboral y emocional de cada paciente.

¿Y cómo están siendo esas labores de rastreo?

Muy complicadas, ya que cuesta llegar a completar las listas de contactos. Necesitamos más honestidad. Hay jóvenes que ocultan la aparición de síntomas para poder pisar cuanto antes la calle y personas que esconden contactos estrechos, especialmente en el entorno laboral por temor a perjudicar la actividad de su empresa, lo que hace que no lleguemos a cortar la cadena de contagios y el virus siga circulando.

¿Qué otras conductas irresponsables han detectado?

Hay personas que se saltan la cuarentena o el aislamiento, sin ser conscientes de que este es un sitio pequeño y nos conocemos todos. Me he encontrado con algún positivo por la calle, en el supermercado o en la cola del pan.

¿Y cómo ha reaccionado?

Me lo he llevado aparte y le he dejado clara su irresponsabilidad. Hay que tener una actitud amistosa y dialogante, sin dejar de ser firme. Y, si hay una reincidencia, recurrir a las autoridades. No nos gusta llegar a ese extremo, ya que somos cuidadoras y no policías, pero denunciar esas conductas también es nuestra obligación. Nadie tiene derecho a poner en riesgo la vida de los demás.

¿Cómo se lucha contra estos comportamientos?

Nos falta empatía y nos sobra individualismo.

¿Qué opina de tantas restricciones y tan cambiantes?

A nivel personal, me puede parecer que hay un excesivo castigo a la hostelería, pero o somos rígidos en la aplicación de medidas o no seremos capaces de frenar los contagios. Lo más eficaz es que todos creemos grupos burbuja. En los colegios, apenas hay transmisión. Los niños nos están dando un gran ejemplo.

En Fraga, han vuelto a sus peores cifras, similares a las del verano, cuando se les etiquetó como foco de la segunda oleada.

Sí, pero con una gran diferencia: en ese momento, casi todos los casos eran asintomáticos y ahora, cada vez son más las derivaciones al hospital. La experiencia que adquirimos entonces espero que sea suficiente para actuar con eficacia y parar este nuevo repunte. Para ello, necesitamos más responsabilidad individual y seguir trabajando unidos con las instituciones.

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