El Pirineo aragonés sufre 37 inundaciones en tres décadas con casi un centenar de fallecidos

Un estudio de la Universidad de Barcelona analiza los episodios de avenidas, más intensas con el cambio climático.

La carretera de acceso a Cerler, durante las inundaciones de junio de 2013 en Benasque. Ese tramo del río Ésera es uno de los que ha pasado a ser considerado área con riesgo potencial significativo de inundación (hasta ahora no lo era).
La carretera de acceso a Cerler, durante las inundaciones de junio de 2013 en Benasque.
Rafael Gobantes

La gota fría ha vuelto a golpear con fuerza Levante y Andalucía, pero el Pirineo tampoco se ha librado de las fuertes lluvias, que descargaron el sábado 50 litros en muchos puntos, y hasta 100 en el valle de Pineta (Bielsa). Son fenómenos habituales en esta época del año. Más de lo que pensamos. Las graves inundaciones ocurridas en Aragón en 1982, de las que este mes se cumplen 38 años; las de Benasque en 2013; o la tragedia del campin de Biescas en 1996 demuestran la vulnerabilidad del hombre ante la fuerza de las aguas. "Hay más inundaciones de lo que la gente cree", afirma la investigadora María del Carmen Llasat, quien lidera un estudio de inundaciones en el Pirineo, según el cual en 35 años se han producido en el norte de Aragón 37 episodios, cinco de ellos catastróficos, con un total de 97 fallecidos.

La investigación, que ha concluido ahora su primera fase, se enmarca en el proyecto Piragua de evaluación de los recursos hídricos del macizo en un contexto de cambio climático (del programa Poctefa financiado con fondos Feder). Entre los aspectos concretos de análisis está el de las inundaciones. "Nuestro objetivo es concienciar a la población del Pirineo para mejorar la adaptación y la mitigación de las inundaciones, disminuir los efectos para evitar víctimas y daños", explica Llasat, profesora de la Facultad de Física de la Universidad de Barcelona y miembro del Grupo de Análisis de Situaciones Meteorológicas Adversas (GAMA), que también estudia cómo mejorar los sistemas de alerta temprana a partir del radar meteorológico. Y es que el cambio climático apunta a un aumento de las lluvias intensas y exige adaptarse a las posibles inundaciones para reducir su impacto.

Según los resultados de la investigación, los Pirineos han registrado 181 eventos de inundaciones (ocupación por el agua de lugares que normalmente no ocupa y avenidas) en los 35 años del periodo de análisis (1981-2015), algunos en más de una región. El más extenso, el de 1982, llegó a gran parte de España y Francia y a Andorra. Otro también muy amplio fue el de junio de 2013, en los valles de Benasque y Arán.

En el Pirineo aragonés contabiliza 37, cinco catastróficos, y la mayor parte concentrados entre los meses de agosto a noviembre. El más letal, sin duda, el de Biescas, con 87 víctimas mortales, pero en total han muerto en el periodo de estudio 97 personas.

El municipio con más episodios es Bielsa (en el río Cinca), con 15; seguido de Benasque y Graus (Ésera), 9 casos cada uno. También destaca la franja formada por Jaca, Sabiñánigo, Boltaña y Aínsa, con entre 6 y 8. Y en Tella-Sin y Plan, río abajo de Bielsa, ha habido seis. Por comarcas, encabeza la lista Sobrarbe (26), seguida de la Ribagorza (19) y Jacetania y Alto Gállego (8).

Entre 1996 y 2015 el Consorcio de Compensación de Seguros pagó 15,2 millones de euros por daños, 3,4 millones fueron para Biescas, por la tragedia de agosto de 1996. Los otros municipios con más indemnizaciones fueron Benasque, por la riada de junio de 2013, y Jaca y el valle del Aragón, por la de octubre de 2012.

La base de datos se ha nutrido de la consulta manual y diaria de las hemerotecas. La elección de esos 35 años tiene que ver con la búsqueda de un periodo largo, ya con efectos del cambio climático, y además se usa oficialmente en muchos proyectos internacionales. "Cuando empezamos el estudio en Cataluña había gente que nos decía: ‘Si aquí no tenemos inundaciones’. Se acordaban de la de 1982, y en el caso de Aragón de la de Biescas, que algunos ya han olvidado. Pero cada año hay víctimas, como las de los deportes de aventura en los barrancos de Aragón por crecidas súbitas. Es cuestión de concienciar a la gente de que mire la previsión meteorológica y tome las medidas oportunas", afirma Llasat.

El Pirineo es una región compleja de estudiar. "Apenas está habitado por lo que tenemos poca información. Biescas no es donde más llovió aquel día, pero en otros lugares no había un campin. Interesa la concienciación para que no pensemos que es un problema que le pasa al otro. Luego está el tema de adoptar medidas preventivas, como la ubicación de los cámpines y los sistemas de alerta para una rápida evacuación".

La investigadora habla también de la riada del 2013. "Lo del valle de Arán fue una vergüenza, un año después estaba construido todo exactamente en el mismo sitio", dice, invitando a los alcaldes a aprender la lección, "porque el asunto más problemático es la ocupación del suelo". Cita como ejemplo que la riada se llevó un almacén de bomberos. Por contra, el valle navarro del Baztán ha dispuesto zonas libres en las riberas para que se inunden.

Una aplicación de móvil

Se ha desarrollado una aplicación de móvil, ‘Floodup’, que se puede descargar desde Google Play y Apple Store y con una web de apoyo (www.floodup.ub.edu), financiada por Piragua. Permite subir y consultar observaciones sobre los principales impactos de los riesgos naturales y del cambio climático, puntos de vulnerabilidad y medidas y buenas prácticas de adaptación. Quiere promover la sensibilización ciudadana mediante una participación activa en la investigación. Ante un episodio concreto serviría para recoger fotografías e información que ayudaran a reconstruirlo. También busca la denuncia de malas prácticas y puntos negros, una información que se quiere trasladar a las administraciones.

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